El ajuste del mal gobierno
El Gobierno se equivoca si toma la sanción de leyes como un triunfo sin hacer una ineludible lectura crítica sobre la inusitada y poderosa reacción de un enorme sector de la sociedad que le demostró que no va a permanecer inmóvil mientras se avance contra derechos
El Gobierno nacional logró imponer en el Congreso, de forma inconsulta, el paquete de reformas de ajuste en materia previsional y tributaria que tenía en mente, las cuales a través de un tratamiento exprés en sesiones maratónicas consiguieron ser sancionadas sin tener en cuenta el altísimo nivel de descontento popular que generó durante varios días y se expresó a través de multitudinarias marchas y espontáneos cacerolazos en todo el país, a los cuales se respondió con represión por parte de las fuerzas de seguridad.
Pero el oficialismo se equivoca si toma la sanción de estas leyes como un triunfo sin hacer una ineludible lectura crítica sobre la inusitada y poderosa reacción de un enorme sector de la sociedad que le demostró que no va a permanecer inmóvil mientras se avance contra derechos y se perjudique a los sectores más vulnerables de la sociedad. La pelea no se termina con la sanción de las reformas, sino que es apenas el punto de partida.
El ajuste previsional fue la muestra más clara de las verdaderas intenciones del modelo económico y social de la gestión de Mauricio Macri en cuanto al traslado de recursos de los sectores postergados a los grupos concentrados de poder. No pudieron disimular que el cambio de fórmula para el cálculo de haberes significa un recorte para los jubilados, porque en marzo van a recibir un 5,7% de aumento en lugar del 12% que les hubiese correspondido con la forma anterior. Para peor, el cambio viene acompañado con un bono único que no solo no alcanza a cubrir el primer aumento, sino que discrimina entre jubilados con 30 años de aporte y quienes accedieron por moratoria, una clara forma de restar derechos que se habían logrado equiparar. Ni hablar del recorte que significa para los trabajadores actualmente activos que al momento de jubilarse lo van a hacer por el 40 o 45% del salario en lugar del 60 o 65% del cálculo anterior. Todo esto configura una maniobra de ahorro de 100 mil millones que destinarán a tapar agujeros fiscales a costa de meter mano en los ingresos de los trabajadores y trabajadoras, jubilados y jubiladas, titulares de la AUH y el Progresar, discapacitados y asignaciones familiares.
En materia tributaria sucedió algo similar, porque la reforma profundiza la tendencia hacia el desfinanciamiento de la ANSES –fundamentalmente a partir de la rebaja en los aportes patronales- y libera la presión tributaria sobre los sectores más concentrados y consolidados de la economía, para intensificar el peso de la recaudación (una vez más) sobre los sectores medios y los más vulnerables, tal y como marcan las recomendaciones del FMI. Es por todo esto que no sorprendió la contundente respuesta desde los movimientos sociales, los gremios y las agrupaciones de jubilados con quienes compartimos jornadas de protesta pacíficas que recibieron de parte del “gobierno del diálogo” una represión injustificada y desproporcionada. Aún en ese contexto, con un Congreso militarizado, con miles de efectivos garantizando que dentro del recinto se mantenga un acuerdo que nada tuvo que ver con el diálogo, el consenso y el debate legislativo (sino más bien con presiones y pases de factura), entre una lluvia de gases, palos y balas de goma; el pueblo argentino encontró la forma de mostrar su descontento. Y no con la ínfima cantidad de violentos en los que tanto ponen el foco algunos medios, sino en la inmensa mayoría de ciudadanos y ciudadanas que sintieron la necesidad de salir a la calle pacíficamente para ponerle un freno al ajuste, en golpear las cacerolas para que por fin el gobierno escuche lo que se sufre, en movilizarse y marchar en todo el país para defender a los que históricamente siempre salen perdiendo.
Más allá del resultado de la votación en el recinto, quedó claro que afuera el pueblo volvió a tomar la calle para expresarse contra quienes en lugar de representarlos los perjudican. Ya nadie está dispuesto a dejar que a sus espaldas vuelvan a hipotecar el futuro del país. Estas reformas tuvieron un costo y es una lección que el mal gobierno debería atender esta vez.
Diputada Nacional Movimiento Evita. Politóloga. Twitter: @ludeponti