Tras un resultado de las PASO que sacudió todo a todo el sistema político argentino, el foco de las miradas se van, casi en su totalidad, a las posibilidades de Javier Milei para convertirse en el próximo presidente del país y las chances de los otros dos frentes políticos, particularmente Unión por la Patria, de disputar con el libertario un balotaje. Pero poco se habla cómo el escenario de tres tercios que describiera CFK hace unos meses y que quedó plasmado el 13 de agosto puede impactar a nivel legislativo, en la conformación del nuevo Congreso, un territorio determinante si se piensa en un próximo gobierno que deberá realizar reformas profundas en distintos ámbitos de la legislación nacional. En ese contexto, emerge una única certeza: de repetirse el resultado del 13 de agosto, o darse otro similar, el presidente que asuma el 10 de diciembre no contará con mayorías parlamentarias en ninguna de las dos cámaras y eso podrá generar un reordenamiento de las distintas fuerzas, dependiendo de cuál sea el resultado final.

Si se da lo que hoy aparece como más probable y Milei repite o mejora su performance del domingo 13 de agosto en las generales, se dará el escenario de mayor fragmentación legislativa desde el regreso de la democracia. En concreto, ningún bloque tendrá mayoría ni en Senadores ni en Diputados. Frente a esto, la chance más concreta es que Juntos por el Cambio termine quedando como la primera minoría, con UP y lo libertarios detrás suyo y en ese orden. En la conformación actual de la Cámara Baja, JxC cuenta con 105 diputados y el interbloque que conforma con otras fuerzas alcanza los 117 legisladores. De repetirse el resultado de las PASO, la coalición opositora quedaría con 106 diputados.

Por su parte, los 118 diputados que hoy tiene el ya extinto Frente de Todos, pasarían a ser 94 bancas parta Unión por la Patria a partir del 10 de diciembre. El gran batacazo en este sentido sería el ascenso libertario, que actualmente cuenta con dos bancas y pasaría a tener 41, posicionándose claramente como la tercera fuerza legislativa. A su vez, el Frente de Izquierda quedaría con un diputado y otros 16 entre bloques provinciales y monobloques completarían las 257 bancas del recinto. En este escenario, no habría quórum propio para ninguna fuerza.

En la Cámara Alta, la cuestión pasa por si los senadores que responden a los gobernadores articularán una estrategia común para conformar un mismo bloque que mantenga al peronismo como primera minoría. El bloque de senadores del FdT se partió en febrero de este año, con la salida de 4 legisladores que le quitaron al oficialismo la posibilidad del quórum propio, que se alcanza con 37 bancas. En caso que se repitieran los resultados de las PASO, Unión por la Patria quedaría con 31 bancas, lejos del quórum propio y mucho más de una mayoría, marcando una situación inédita para el peronismo en desde el retorno de la democracia.

Por el lado de JxC, de las 33 bancas que hoy por hoy tiene en la Cámara Alta, con los resultados de las PASO pasaría a tener 28, mientras que La Libertad Avanza, que hoy no tiene presencia en la cámara, sumaría sus primeras 8 bancas. El resto de la conformación estaría dada por 5 senadores de bloques provinciales y monobloques.

Esta situación llevaría a que un eventual gobierno de Javier Milei, quien anuncia profundas reformas, muchas de las cuales requieren mayorías especiales, quedaría muy lejos de contar con la fuerza propia para sacar nuevas leyes o modificar las existentes en el sentido que pregona en campaña. La alianza natural del libertario sería con el ala dura del PRO para avanzar en este sentido, lo cual a su vez siembra la duda sobre cuál sería el comportamiento del resto de JxC, en concreto la UCR y la CCC, sumados a otros legisladores del interbloque, que podrían articular una resistencia a la avanzada libertaria con el peronismo.        

Si la triunfadora en un eventual balotaje fuera Patricia Bullrich, quedaría relativamente cerca de lograr una mayoría parlamentaria. En concreto, le faltarían a JxC 9 senadores y 23 diputados para alcanzarla, algo totalmente posible de negociar con el bloque libertario que podría aportar casi por sí solo esos apoyos.

Por su parte, en caso de que Massa se erija como el próximo presidente argentino, sus chances de articular una mayoría parlamentaria serían bastante complejas. Los bloques de JxC y LLA tendrían la posibilidad de bloquear cualquier iniciativa legislativa del eventual gobierno de UP, y la única posibilidad con la que contaría el peronismo sería acercar a los sectores más moderados de JxC y los legisladores de los bloques provinciales y monobloques, aunque aún así le sería difícil lograr mayorías.

De esta forma, el territorio legislativo no aparece muy promisorio para ninguna de las opciones presidenciales que se disputarán en octubre y eventualmente noviembre el sillón de Rivadavia. El escenario de fragmentación política, tantas veces descrito por CFK, trabando la actividad parlamentaria de forma muy contundente en este 2023, en el que el Gobierno casi no pudo avanzar con ninguna de sus iniciativas. El reciente debate y modificación de la Ley de Alquileres sirve como botón de muestra. En distintas oportunidades se debatió la necesidad de discutirla, pero nunca se llegó al quórum. Este miércoles, Milei se sumó al impulso de JxC para dar tratamiento al proyecto, pero finalmente no terminó votando la reforma, al igual que el peronismo, ya que su intención era derogar la ley y desregular por completo el mercado de los alquileres.

Esas idas y vueltas entre los tres sectores harán orbitar gran parte de la política argentina los próximos años, y el Congreso será uno de los epicentros en donde se medirán esas correlaciones de fuerzas. Sólo emerge una certeza: gane quien gane, la disputa seguirá a fondo y, hoy  por hoy, sólo parecieran configurarse posibles poderes de veto o bloqueo más que mayorías necesarias para avanzar con las reformas que se prometen.