El domador de aviones: 174 días en el poder, 30 de viaje en el exterior
Javier Milei tiene el récord de mayor cantidad de viajes en los primeros meses de gobierno. A su regreso de EEUU, habrá estado fuera del país el casi el 20% de sus días como Presidente. Otro viaje previsto para junio, mientras no hay respuestas económicas, cruje el gabinete y todavía no tiene una ley propia.
Si Javier Milei se proponía venir a realizar lo que Mauricio Macri no pudo al frente del país, vale decir que en algunos aspectos lo está logrando. La desregulación de la economía y la velocidad de la transferencia de recursos de los sectores medios y populares a los concentrados, el achicamiento del Estado y el ajuste del gasto público corren a un ritmo inimaginable en tiempos de Cambiemos. El hambre, los despidos y la protesta social también crecen como si el Gobierno llevara ya mucho más que casi seis meses de gestión.
Pero esos no son los únicos laureles que puede colgarse uno de los autopercibidos líderes más importantes del mundo. Si Macri batió todos los récords en materia de días de vacaciones, ganándose el apodo de “domador de reposeras”, Javier Milei también disputa ese legado para la historia, esta vez en cuanto a cantidad de viajes y días en el exterior del país. Al retorno de su séptimo viaje internacional desde su asunción como presidente, Milei habrá pasado 30 días en el extranjero de sus 174 jornadas como presidente. Dicho de otra forma, el primer mandatario argentino habrá estado el 17,25% de su mandato fuera del país. Un auténtico domador de aviones.
Este lunes por la noche, el estallido de una crisis política en el gabinete nacional con la salida del jefe de ministros, Nicolás Posse, y otros tantos funcionarios que le respondían, como el titular de la AFI, no impidió que Milei, su hermana y Luis Caputo partieran con rumbo a El Salvador y a EEUU. Este es el séptimo viaje al exterior para el presidente, desde su visita a Suiza para el Foro de Davos el 15 de enero. Con esta nueva incursión al extranjero y otra que llegará en junio, Milei se transformará en el presidente con más viajes al exterior dentro de sus primeros 6 meses de mandato.
SUMADOR DE MILLAS
Milei inició su serie en enero con su visita a Davos, donde pasó 4 días entre el 15 y el 19 de enero. En ese viaje estuvo acompañado por una comitiva de 13 personas. Dos semanas después, el 5 de febrero, el presidente partió hacia Israel e Italia, nuevamente con 13 acompañantes y en un periplo al que destinó 8 jornadas, retornando al país el 13 del mismo mes.
Apenas 10 días después de haber vuelto, Milei volvió a viajar al exterior, esta vez en el que sería el primero de una serie de 4 viajes a EEUU en estos meses. El 23 de febrero el presidente partió con 12 personas más a Washington D.C. para participar de una conferencia de los ultra conservadores norteamericanos. Esa vez estuvo 3 días fuera del país y fue cuando se encontró con el ex presidente Donald Trump.
Al regreso de EEUU se produjo la máxima estadía del presidente en la Argentina hasta su nueva partida hacia el exterior, que ocurrió el 10 de abril, nuevamente con rumbo a Norteamérica, esta vez para recibir la distinción de “embajador internacional de la luz” por parte de la organización judía ultra ortodoxa Jabad Lubavitch. El viaje fue a Miaimi y a Texas, con una comitiva de 6 personas y dejó la primera foto entre Milei y el magnate Elon Musk.
El presidente pasó 4 días en EEUU, y originalmente el viaje estaba pautado para continuar hacia Dinamarca, donde el Gobierno firmaría la compra de 24 aviones de guerra a ese país y se produciría un encuentro entre Milei y la primera ministra, Mette Frederiksen. El aumento de la tensión en medio oriente por la guerra en la Franja de Gaza, y los rumores de que la primera ministra danesa suspendería la reunión, hicieron que Milei retorne a la Argentina antes de lo previsto, arme un comité de crisis en apoyo a Israel y que días después el Gobierno diera a conocer la decisión de que el presidente abandonaría los vuelos comerciales para volver a usar el avión presidencial, aduciendo riesgos surgidos de supuestas amenazas contra su investidura.
El 4 de mayo Milei volvió por tercera vez consecutiva a EEUU, esta vez a Los Ángeles, para reencontrarse con Elon Musk y dar otra conferencia ante hombres del mundo de las finanzas. Lo volvió a acompañar una comitiva de 13 personas y permaneció en Norteamérica por 3 días más.
Finalmente, su último viaje antes de la partida a El Salvador y nuevamente EEUU, fue a España para participar de un encuentro del partido ultraderechista Vox, en la previa a las elecciones regionales europeas, y presentar su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, que cuenta con serias acusaciones de un nuevo plagio y que presentaba falazmente a Milei como un egresado de la UBA. Fueron otros 3 días fuera de la Argentina para el domador de aviones.
Milei volverá al país tras otros 5 días en el exterior luego de su visita a San Francisco. El total de días pasados en el extranjero completará así un mes entero, cuando a su regreso aún faltarán 10 días para completar los primeros seis meses de mandato. Habrá que sumar a la cuenta los días que el presidente destine a su visita a Italia, España y Alemania, en el marco de la reunión del G7 que se realizará en junio.
DESGOBIERNO
Más allá de estos datos, sumados a los cuestionamientos que podrían surgir contrastando su mantra de “no hay plata” con su implacable propensión a viajar al exterior, lo destacable es que Javier Milei se haya traído poco y nada de todas sus excursiones, por fuera de galardones y laureles personales, por parte de la comunidad judía y la ultraderecha internacional. Por ahora, el auto percibido líder mundial del universo financiero y de los negocios, no consiguió que quienes lo adulan en el mundo y asisten curiosos a sus istriónicas conferencias traigan a la Argentina los dólares que el país necesita para su desarrollo. Tal vez, justamente la construcción sólo de su figura y su marca internacional, y no la de un gobierno sólido y que muestre resultados, es lo que obstaculiza esa capitalización para el país de los viajes del presidente.
En este sentido, la realidad argentina es brutal y choca de bruces con el campo fértil de oportunidades que Milei intenta vender en el mundo con su marco teórico anarco capitalista. El último registro de la actividad económica por parte del INDEC reveló una caída abismal del 8,4% interanual. Para dimensionar ese dato basta recordar que la caída en el 2020, año de la pandemia, rondó entre el 9% y el 10%.
La caída de la actividad económica está en el medio de otros dos eslabones. La antecede un desplome fenomenal del consumo interno, a partir de la destrucción planificada del poder adquisitivo de los trabajadores. Con el salario mínimo deprimido en un 34% desde fines de noviembre hasta abril, el propio INDEC marcó una caída del 9,3% del consumo en supermercados en el mes de marzo y estimaciones privadas ubicaron esa depresión en un 15,3% en abril. El de los supermercados es sólo un indicador de tantos que circulan hoy en día sobre el desplome del consumo interno, que explica en la economía argentino entre el 60% y el 70% del PBI.
A la merma en el consumo le corresponde una retracción en la producción. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa estimó una caída de la producción PyME del 12% en marzo, y una encuesta reciente de la Unión Industrial Argentina sobre unas 1200 empresas plasmó que el 53% enfrentó caídas en la producción y el 60% caídas en las ventas.
Esta destrucción de la actividad económica lleva, a su vez, al otro eslabón de la cadena que son los despidos. Algunas estimaciones privadas, como la del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, ubican en una cifra cercana a los 127.000 los empleos perdidos entre el sector público y el privado en estos meses. Un dato duro que refleja esta situación es que en el primer trimestre del año se cerraron 275.000 cuentas sueldo en los bancos argentinos.
A todo esto, el único caballito de batalla que exhibe el oficialismo es una “desaceleración” de la inflación. Lo cierto es que el último registro del INDEC marcó un 8,8%, llegando al 289,4% interanual, y que la marca de abril se mantiene en los registros más altos que tuvo el gobierno del Frente de Todos. La desaceleración, en todo caso, parte del pico del 25,5% alcanzado en diciembre, tras la devaluación del nuevo Gobierno que gestionó 21 de los 31 días de ese mes.
Las inconsistencias del plan económico del Gobierno, con una inflación todavía muy alta, una caída inédita de la actividad económica, los salarios por el piso y los despidos creciendo, siembran dudas sobre cuán sostenible es el ajuste que Milei vende en sus incursiones internacionales como el más grande de la historia de la humanidad. A eso, además, se le suma una gran inestabilidad política, que se refleja en las incontables protestas que ocurrieron desde la asunción del gobierno libertario así como también en la inédita cantidad de funcionarios que cayeron antes de los 6 meses de gestión.
Nicolás Posse fue el jefe de gabinete que menos tiempo duró en un gobierno democráticamente electo, marcando los déficits de gestión del Gobierno nacional que, por ejemplo, no puede contarse aún el logro de haber sancionado una sola ley propia. Con un presidente enceguecido en su pelea contra cualquiera que no piense como él, la construcción de acuerdos, propia de un sistema democrático, viene siendo un debe gigantesco que los inversores evalúan a la hora de pensar invertir en el país.
Junto con Posse otros funcionarios dejaron sus cargos en los últimos días, totalizando 32 bajas desde el inicio de la gestión, algo así como un funcionario renunciado o despedido cada 5 días gobierno. A su vez, se estima que aún faltan designar más de 1200 cargos en la administración pública nacional, más del 60% de la planta del Estado.
Estos datos llevan a la pregunta por las verdaderas motivaciones de Milei. Con todos los números en rojo furioso, su propia estructura política resquebrajándose, sin una sola ley sancionada por la falta de acuerdos con el Poder Legislativo, el Estado nacional vaciado y paralizado, y el presidente pasando casi un 20% de su mandato fuera del país persiguiendo una agenda propia, cuesta hablar de un Gobierno nacional y parece caber mejor la idea de un desgobierno. Una ley de la selva deliberada, donde los más poderosos usufructúen sus posiciones dominantes para concentrar aún más riqueza y poder, y las mayorías queden arrojadas a hacer lo que puedan. El domador de aviones, mientras tanto, mira todo desde arriba.