La opción política que saque a la Argentina de los problemas económicos que ya se pueden catalogar como endémicos tendrá larga vida en un escenario donde la inflación carcome los bolsillos cada vez más castigados de una población que se las rebusca para llegar a fin de mes.

Los tres principales contendientes electorales en octubre, el peronismo de Unión por la Patria (UP) encabezado por el ministro candidato Sergio Massa; el ala ultraliberal de Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA); y, Juntos por el Cambio (JxC) con Patricia Bullrich como candidata, saben que tienen que mostrar que tienen un programa capaz de seducir a un electorado cada vez más descreído. Quizás la llave mágica para la nueva esperanza de los argentinos y argentinas la tenga una sola palabra: estabilización.

Según el trabajo del director de la consultora Equilibra Martín Rapetti que, junto con los economistas Joaquín Waldman y Gabriel Palazzo, analizó 46 programas de estabilización en América Latina, plantea que 12 ocurrieron en nuestro país y tan solo uno tuvo lo que ellos denominaron “éxito perdurable”, porque lograron reducir la inflación de manera sostenida en el tiempo.

Se trata del plan menemista de la Convertibilidad, lanzado en abril de 1991, que tuvo un abrupto final con la crisis del 2001 que marcó la debacle de la Alianza y de Fernando de La Rúa, que había prometido no tocar el programa de Domingo Cavallo.

El estudio señala que existieron otros intentos en la Argentina para controlar una inflación que desde 1980 hasta 2022 acumula un crecimiento medio anualizado del 206,2 por ciento. El alcance de la investigación se retrotrae a 1970 y llega hasta el 2020.

Abarcan otros programas recordados en la historia argentina como el "Plan Gelbard" del peronismo en 1973 y el "Plan Austral" alfonsinista de 1985. Ambos son catalogados como de “éxito transitorio”, que tuvieron un primer impulso desinflacionario, pero luego volaron por los aires: el primero terminó con el "Rodrigazo" de mediados de 1975, y el segundo con la hiperinflación de 1989

Enumeran algunos elementos que marcan el punto en común entre los programas de estabilización en otros países que sí funcionaron. Indican que el tipo de cambio real, es decir, el poder adquisitivo del dólar, funciona como “ancla” para bajar los precios, pero que suele quedar atrasado.

Otro punto fundamental en los procesos “exitosos” que abordaron incluye cuentas públicas y externas equilibradas o superavitarias, con previos ajustes de precios relativos antes de lanzar el plan y con devaluaciones reales.

Además, los autores señalaron que los casos en que se logra reducir la inflación y mantenerla baja mantienen las cuentas fiscales equilibradas durante los años posteriores al lanzamiento del plan, y que la estabilización suele venir acompañada de crecimiento económico.

Se recalca que los países deben evitar caer en déficit fiscales para controlar el tipo de cambio, lo que hará que no haya saltos devaluatorios que disparen la inflación. Es por eso que marcan como vital tener una balanza comercial superavitaria y no incurrir en déficits de pagos.

CÓMO PLANTEAN EN EL EQUIPO DE MELCONIAN “SU” PROGRAMA DE ESTABILIZACIÓN

Mientras discurren los debates actuales sobre cómo controlar la inflación, en la plantilla del titular de la cartera económica de Patricia Bullrich en un eventual gobierno de JxC, Carlos Melconian, establecen que los planes que se lanzaron para estabilizar la economía en la Argentina “son muy distintos y se aplicaron sobre otros contextos”. Así lo expresó para Diagonales Facundo Martínez Maino, actual director de Fundación Mediterránea- IERAL, think tank que cerró acuerdo con la exministra de Seguridad para integrarse en la recta final de la campaña.

Martínez expresó los nexos entre el pasado y el presente, para pensar lo que le depara a la Argentina si busca retomar la senda de la estabilidad macroeconómica. Y en su opinión sobre el régimen de Convertibilidad menemista, encierra las críticas y la polémica entre JxC y LLA. El sector de Milei considera como un faro de su plan económico al “uno a uno” de los años `90.

“Para el programa de la Convertibilidad primero se requirió licuar (los salarios) y un Plan Bonex, para reducir a una mínima expresión de compra el ahorro de las empresas y de las personas. Después lo que se hizo fue juntar dólares, y ahí se aplicó la Convertibilidad”, resumió, al mismo tiempo que asimiló a ese plan de paridad peso-dólar noventista con el de la dolarización. “Esto hoy sería demencial. Además la Convertibilidad estuvo diez años y terminó ‘para el orto’. Fue uno de los mayores fracasos de la Argentina”, aseveró.

Pero no todas son críticas. Lo que sí reconocen en el equipo de Melconian al modelo de Menem es el “cambio en el régimen institucional”. “Se le dio aire al sector privado, se realizaron desregulaciones, hubo reformas estructurales como la del sector público, se hicieron las privatizaciones”, enumeró Martínez.    

El economista precisó los ejes que vertebran el programa que lidera el extitular del Banco Nación durante la presidencia de Mauricio Macri: “Un programa serio tiene que explicarle a la gente de entrada cuál es tu política macroeconómica, tanto cambiaria como monetaria, cual será tu reforma del sector público y cómo la vas a hacer, con las leyes necesarias para garantizarlo y sus timings, cómo encaras las desregulaciones en del sector privado, con sus reformas, como la laboral. También incluye el desmalezamiento de restricciones de cupos cuantitativos y cualitativos sobre la producción, y sobre la exportación”.

Además de esos anuncios, Martínez hizo énfasis en los cambios de los precios relativos, y marcó el “atraso” de las tarifas de los servicios públicos, de los salarios, “en especial el informal”. “Cuando se va alineando esto, simultáneamente se deben pasar las reformas del sector privado y del sector público para garantizar que haya solvencia fiscal en un determinado momento, y que se pueda sostener en el tiempo”, observó. “Este es el programa de estabilización, con un Banco Central que acumula reservas”, afirmó el director de IERAL que remarcó que esto debería ocurrir en el “primer momento” de una eventual gestión bullrichista.

Consultado por este medio sobre los acuerdos políticos que deberían garantizarse para que el programa de la Fundación Mediterránea sea exitoso, Martínez planteó un punto de encuentro con el ala de Javier Milei: “Hace un año, esto me preocupaba más que hoy en día, sobre todo después de las PASO. Creo que hoy es mucho más favorable la posibilidad de una implementación política. Quedó encapsulado el sector más reaccionario en menos de un treinta por ciento del electorado (en alusión al kirchnerismo), y van a perder”.

Otros factores le hacen ver a Martínez con optimismo el escenario político de cara al 10 de diciembre. “Nuestra elección no va a ser mala y vamos a sumar buena representación legislativa en ambas cámaras. Por otra parte, LLA con su variopinto grupo de gente creo que van a ser aliados de las reformas que vamos a hacer. Y en último lugar, creo que estamos frente a un cambio de época, acá algo muy largo y nocivo está terminando, y ahora Patricia (Bullrich) afrontará este nuevo momento”, resaltó Martínez, que plantea que primará el pragmatismo político y que los dirigentes se “pliegan a esos cambios”.

A pesar de los puentes con el sector ultraliberal para las reformas generales, Martínez no dudó en calificar a la propuesta de Javier Milei como un “paquete vacío de contenidos y recursos humanos” y que la gente lo empieza a poner “arriba de la mesa” por su falta de “experiencia” y de “integridad política”. “Incluso los que lo votan concuerdan con nuestras ideas generales de cambio de régimen económico, y no tanto con sus propuestas inimplementables de ‘motosierra’. Pero con Diana Mondino o Juan Nápoli te ponés de acuerdo en un minuto”, enfatizó.

Martínez se sumará a la delegación de Melconian en Estados Unidos que por estas horas buscará explicar a organismos internacionales y a inversores su plan económico. Ahí se verá si se convencen de que con él, la Argentina comenzará el sendero de la “estabilización”.