Antes de las elecciones había muchas probabilidades de que el gobierno mejorara su performance y que la distancia en términos generales, en relación a quienes lo siguieron -el justicialismo en todas sus variantes-, iba a ser mayor y que iba a ir más gente a votar que a esa gran encuesta que son las PASO;  y que además, en estos dos meses se iban a notar los efectos de lo que entonces eran brotes verdes y hoy son praderas.

No para todos los sectores los indicadores son positivos, pero hay una cantidad de sectores que a través de los indicadores manifiestan su mejoría: la construcción, el consumo, los niveles de actividad industrial, las ventas de automóviles y motos, los créditos hipotecarios inéditos en su dimensión y en su nivel de alcance. Y también se dan situaciones que para algunos le resultan difíciles de comprender, como que en zonas que siguen inundadas y sin miras inmediatas de resolverse en tierras y poblaciones que están rodeadas bajo el agua-, allí Cambiemos sacó más del 50%.

Al parecer, se está viviendo el fin de una transición y un punto de inflexión en la historia política argentina. Y ahora si, al presidente se le abre una alternativa que se verá en los próximos días, en función de cómo tome este poder que le ha otorgado la ciudadanía y que no significa un cheque en blanco. O se transforma en un estadista para encarar las reformas pendientes y estructurales que tiene el país, cerrando la brecha que ha impedido la resolución de esas reformas o tan solo encararlas, u opta por el otro camino, que es aprovechar este poder para proponer Macri 2019, planteando un liderazgo para seguir construyendo poder.

Es una incógnita, pero es necesario que haya madurez, sensatez y grandeza para poder efectuar una gran convocatoria a todos los sectores dinámicos de nuestra sociedad de cara a encontrar políticas de Estado que permitan atacar los principales problemas que tiene hoy la Argentina, que son la pobreza y la justicia.

Y la situación que vive el peronismo no ayuda. Es un partido que ha quedado sin liderazgo, con un liderazgo cuestionado. Su principal dirigente política con más de 3 millones de votos sigue siendo Cristina Fernández y quien le sigue es Juan Manzur, y resulta muy difícil reorganizarse desde allí. Por otro lado, el rol de Miguel Ángel Pichetto puede ser decisivo, alineando a los gobernadores, que aunque hayan perdido muchos de ellos, van a tener que seguir gobernando durante dos años más.

Ojalá prime la grandeza y nos encontremos ante un punto de inflexión que signifique volver a poner a la Argentina inserta en el mundo, en un  camino  de búsqueda de mayor equidad, mayor justicia y profundizando siempre los valores democráticos.

*Director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI #CECES21. Ex Subsecretario de Industria y Comercio.  Ex Gerente Cámara de Importadores.