El juego pendular del Gato y el León terminó como siempre termina. Tras el debate intrapartidario, el exmandatario Mauricio Macri tomó su decisión y bajó línea al PRO para ayudar al presidente Javier Milei y no dar quórum a la oposición en la sesión de Diputados pautada para mañana, que tendrá sobre la mesa un proyecto cuya sanción sería un parteaguas para el Gobierno de La Libertad Avanza (LLA): la propuesta de limitar el poder de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), el arma de gestión preferida del Ejecutivo.

“No vamos a votar con el kirchnerismo. Nosotros defendemos la gobernabilidad y las instituciones”: así, corto y conciso, el partido amarillo dio por tierra con la posibilidad de oponerse a la administración libertaria en la jornada legislativa de peso de este martes por la mañana. El modus operandi fue el conocido: en los días previos, Macri se hizo rogar y deslizó que el PRO “siempre tuvo una mirada crítica de la Ley de DNU”; solo para, eventualmente, terminar acercándose y dándole a Milei el apoyo parlamentario necesario. La dinámica del Gato y el León.

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La definición, que llegó esta noche de la mano de una reunión de la Mesa Ejecutiva del PRO, trae implicancias en varios frentes En lo que al oficialismo compete, el partido amarillo volvió a ratificar su alianza con LLA y a mostrar que las diferencias son más del plano discursivo que del legislativo. Sobre la relación de Macri y Milei, el expresidente continúa maximizando la dependencia del jefe de Estado para consigo y con el espacio amarillo. El Gato se hace desear: sin él, y sin los DNU, el líder libertario se queda con las manos vacías.

Del otro lado, la oposición había logrado consolidar un bloque relativamente amplio comandado, como siempre, por Unión por la Patria (UP). Detrás aparecían encolumnados la Coalición Cívica y la izquierda, impulsores también de la sesión del martes. Pero la deserción de la Unión Cívica Radical (UCR) y, especialmente, la tendencia de sus legisladores “con peluca” de apoyar al oficialismo deja diezmados cada vez más a los adversarios de Milei. Las modificaciones sobre los DNU debían obtener dos tercios de votos favorables para su media sanción; confirmada la resistencia del PRO, la iniciativa está prácticamente caída.