Sin ningún tipo de criterio más que mostrar una firmeza cada vez más resquebrajada por sus propios resultados, el Gobierno decidió vallar este miércoles un radio de doce manzanas en las inmediaciones del Congreso, asustado ante la posibilidad de una nueva marcha masiva en respaldo a los jubilados. El gigantesco operativo fue complementado por retenes exhaustivos en los accesos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y por violentas performances policiales en espacios públicos que pintaron una Buenos Aires militarizada.

El remedio es peor que la enfermedad. Este miércoles, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se mostró desesperada por evitar que una concentración importante de gente llegue a la Plaza de los dos Congresos. En un intento forzado por demostrar autoridad, fue el propio Gobierno el que generó un caos de tránsito en el centro porteño, incluso desde mucho antes de la hora señalada para la nueva marcha de jubilados.

Entre las imágenes más tremendas del día, en la terminal de trenes de Constitución decenas de efectivos plantaron bandera para ejercer una autoridad desmedida, tal como ocurrió además en otros puntos de la Ciudad. Los oficiales se encargaron también de revisar arbitrariamente a los pasajeros y transeúntes, que debieron mostrar su documento y abrir las mochilas y fueron demorados en su camino a trabajar o estudiar debido al desproporcional operativo.

X de Diagonales

Desde las 9 de la mañana estuvo vallado el cuadrante comprendido entre las calles Bartolomé Mitre, Ayacucho, Sarandí, Adolfo Alsina, Sáenz Peña, y Paraná, unas 12 manzanas neurálgicas del centro de la ciudad. El objetivo era evitar que los manifestantes lleguen hasta el Congreso y corten las calles. Para eso, la mejor idea que tuvieron ayer en una reunión cerrada entre las cúpulas de las fuerzas de seguridad, Bullrich y Santiago Caputo, fue directamente cercar la zona desde la mañana.

Así, el protocolo anti piquetes resultó innecesario ya que fue el propio Gobierno el que cortó las calles porteñas, tal como sucedió el miércoles pasado en la previa y durante la represión.

El Gobierno militarizó la Ciudad y generó caos en el Congreso para frenar la marcha

Cabe destacar que el descomunal operativo de este miércoles insumió 1500 efectivos federales y 900 policías de la Ciudad, en un nuevo despliegue millonario de Patricia Bullrich y el Gobierno para limitar la protesta social. A su vez, hubo retenes en los accesos a la CABA, con la intención de intimidar a quienes decidan trasladarse al centro porteño para ejercer ese derecho que les otorga la Constitución Nacional. 

El día prometía ser caliente. Desde la mañana, Diputados trató el DNU con el que el Ejecutivo pretendía cerrar un nuevo acuerdo con el FMI. Sin conocerse aún el monto del acuerdo ni sus detalles, los legisladores tuvieron que decidir si le daban un cheque en blanco a Milei para profundizar el endeudamiento argentino, en un momento de extrema tensión financiera y con el dólar disparado desde los últimos días, y el desenlace fue polémico.

Tras la brutal represión del miércoles pasado, que dejó al fotógrafo Pablo Grillo luchando por su vida luego de un disparo totalmente irregular por parte de un gendarme, una multitud se acercó para expresar su disconformidad con el giro represivo del Gobierno. Acorralada por sus propios errores de la semana pasada, en la que desató toda su brutalidad con importantes consecuencias políticas para el oficialismo, Bullrich ahora intenta directamente cercar el Congreso. Lo único que provocó es un caos a lo largo de todo el día, y la responsabilidad es del irracional operativo de seguridad del Gobierno.