El negocio multimillonario de Caputo y Bausili con la Ciudad que marca su rol en el gobierno de Milei
El ministro de Economía y el presidente del Banco Central del nuevo gobierno consiguieron fondos para una mega obra en el estacionamiento del Hipódromo de Palermo, que recaudaría medio millón de dólares mensuales pagando un canon a la Ciudad de sólo el 13% y en pesos. Conseguir financistas y tomar deuda, su especialidad.
Luis “Toto” Caputo y Santiago Bausili son quizás dos los nombres más rutilantes de lo anunciado hasta ahora por Javier Milei para conformar su primer gabinete. Futuros ministro de Economía y presidente del Banco Central a partir de la semana que viene, tendrán la tarea determinante de encauzar el rumbo económico de un país sumido en un crisis importante. Sus antecedentes, tanto en la gestión pública como en el ámbito privado, no resultan muy auspiciosos en cuanto a sus resultados ni en torno a sus manejos. Un solo aspecto aparece como la única certeza: se dedican a conseguir financiamiento o, dicho de otra manera, a tomar deuda. Ese expertise les reportó grandes ganancias a sus socios, mucho más cuando el Estado les facilitó los negocios, e importantes perjuicios al conjunto de la población a la que endeudaron durante el gobierno de Macri.
Utilizar la gestión pública y los vínculos con la política para generar negocios privados es el gran sello de Caputo y Bausili. Lo hicieron en los albores de la gestión Cambiemos, cuando el ex presidente lanzó el “megacanje II”, una colocación de deuda con seis bancos privados de capitales internacionales. Uno de los favorecidos, el Deutsche Bank, era el empleador de Bausili hasta que entró a la función pública con el macrismo. Por la evidente conexión entre el ex secretario de Finanzas y el Deutsche Bank, Bausili fue procesado por negociaciones incompatibles con la función pública. En las horas previas a su nombramiento como presidente del Banco Central, la justicia le dictó la falta de méritos en la causa tras las gestiones de su abogado, Matías Cuneo Libarona, quien también es abogado de Caputo y hermano de quien será el nuevo ministro de Justicia, Mariano Cuneo Libarona. Todo queda en familia y entre amigos.
Responsables del brutal endeudamiento externo con bancos y fondos de inversión trasnacionales, que tuvo como frutilla del postre el famoso bono a 100 años y que llevó a la Argentina nuevamente a las fauces del FMI cuando sus amigos financistas le cerraron la canilla, Caputo y Bausili también hicieron grandes negocios desde afuera de la gestión pública pero en articulación con la política. Es el caso del Paseo Gigena, una mega obra multimillonaria asentada sobre tierras públicas de la Ciudad, que dejará ganancias una vez finalizada de más de medio millón de dólares mensuales y por la cual la CABA recibirá un canon de alrededor del 13% y en pesos.
El Paseo Gigena se está construyendo en lo que era el estacionamiento del Hipódromo de Palermo, sobre avenida Dorrego y Libertador. Contará con cinco pisos, 250 cocheras, restaurants, oficinas, locales, y hasta un “espacio público elevado”. Una especie de mega shopping combinado con un espacio empresarial, ubicado en una de las zonas más caras de la Capital. La obra fue licitada en 2018 y se terminaría en 2024. Larreta pensaba inaugurarla a medio terminar si ganaba las PASO y quedaba como el candidato presidencial de JxC, algo que no ocurrió.
En 2018 comenzó el proceso licitatorio de la obra, que se terminó de adjudicar a mediados de 2019 resultando ganador el BDS Grupo Asesor SA (BSD Investments). BDS se especializa en el desarrollo de torres de lujo, tiene proyectos además de en Buenos Aires en Nueva York, Georgia y Atlanta, y se quedó con la concesión del predio y su usufructo por un plazo de 15 años con una posible prórroga de 5 años más. En diciembre del 2018 la Legislatura porteña desafectó el ex estacionamiento del Hipódromo para adecuar el terreno a las obras planificadas.
La constructora del proyecto es Conisa, una firma dirigida por Martín Maccarone, también cercano a Caputo. Axix inversiones, la financiera que “Toto” dirigía antes de saltar a la función pública, alquilaba oficinas en un edificio de Conisa del barrio de Palermo.
Pero esa no es la conexión principal del caso. Si bien BDS se quedó con la licitación como desarrollador del proyecto y Conisa es la constructora del mismo, Caputo y Bausili jugaron un rol determinante en el financiamiento del mismo a través de una firma que comparten. Se trata de Anker Latinoamérica SA, una empresa que Luis Caputo creó en 2020 junto a su hermano Flavio, y a la que luego se sumó Bausili como su socio principal. Anker fue convocada por BDS para encargarse de conseguir los fondos para llevar adelante el proyecto, y a tal efecto creó el “Fideicomiso Dorrego y Libertador”, con el objetivo de recaudar unos 46 millones de dólares en los que consistiría la inversión proyectada.
A marzo de este año, Caputo y Bausili llevaban recaudados US$ 45,8 millones y $495.254.145, según informaron los desarrolladores del proyecto. Una vez terminada la obra, se proyecta un período de 7 años de cobros de alquiler para recuperar la inversión inicial y pagar a los inversores, y luego BDS se quedará con el 30% de lo que se recaude por alquileres y el 70% restante irá para los inversores. El plazo de la concesión es de 15 años, con una posible prórroga de 5 más. Anker Latinoamérica SA cobra comisiones sobre lo recaudado por su servicio de conseguir el financiamiento.
Con una superficie total de unos 40.000 metros cuadrados, el Pase Gigena tendrá unos 27.000 metros cuadrados cubiertos, 6.500 descubiertos y otros 4.000 que serán un parque público en una de las terrazas del complejo. De ese total, la empresa constructora publicó que al menos 15.000 metros cuadrados serán oficinas para alquilar y otros 1.700 metros cuadrados se destinarán a locales comerciales. Solamente tomando esos 16.700 metros cuadrados, y calculando el precio del alquiler al que ya se ofrecen, unos 30 dólares por m2, la cuenta da unos 501.000 dólares mensuales de recaudación. Al año, serían 6.012.000 dólares.
La Ciudad de Buenos Aires, dueña de los terrenos sobre los que se erige el mega proyecto inmobiliario, cobrará un canon irrisorio por el usufructo de los mismos, tal como sucede con otros predios como el de Costa Salguero. En la licitación pública, la CABA un canon de 200.892,34 unidades de compra, que deben transformarse en pesos a un valor establecido en la Ley de Presupuesto. Actualmente, ese valor está fijado en 120 pesos por unidad de compra. Es decir que, por el alquiler mensual de todo el predio, la CABA cobraría $24.107.080,8.
Llevado al dólar oficial de 379 pesos del 6 de diciembre, ese canon correspondería a 63.607,07 dólares, es decir, un 12,7% del total recaudado por los concesionarios. Y no solo eso, como la Ciudad no puede percibir alquileres en dólares, a medida que el peso se devalúe en el nuevo gobierno el ingreso para las arcas públicas será cada vez menor, y el alquiler para los privados que hacen negocios con esas tierras públicas será cada vez más barato. A partir del lunes, serán Caputo y Bausili los que vayan fijando la velocidad de esa devaluación, que significará un incremento en la tasa de ganancia de sus socios en el Paseo Gigena.
Caputo tiene varios casos en su haber en los que obtuvo ganancias para él y sus socios a partir de sus vínculos con la gestión pública. En 2017 el fiscal de la seguridad social, Gabriel De Vedia, denunció una maniobra de “Toto” a través del Comité Ejecutivo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del cual era parte como ministro de Finanzas. El FGS adquirió LEBACs a través del fondo de inversión Axis, donde Caputo trabajaba hasta saltar a la gestión pública, y le pagó comisiones por esa gestión cuando la compra de esos instrumentos financieros era gratuita y directa con el Banco central.
También Caputo fue objetado en la justicia por no declarar en su asunción como funcionario público que había participado como accionista de compañías offshore que gestionaban fortunas en paraísos fiscales, caso que explotó con los conocido Panamá Papers. Además, el nuevo ministro de Economía está imputado penalmente junto a otros ex funcionarios macristas por las irregularidades cometidas en la toma del préstamo del FMI en 218.
Todos estos elementos pintan de primera mano la personalidad y el perfil del hombre elegido por Milei para comandar la economía del país. Constantes negociados a partir de sus articulaciones con funcionarios de distintos gobiernos, o sus participaciones directas en ellos, siempre con el manejo de capitales como marca distintiva.
Allí surgen las preguntas, ¿por qué Milei, que saltó a la fama como economista, recurre a un financista experto en hacer negocios para privados con la toma de deuda? ¿Por qué, además, el nuevo presidente pasó de anunciar el cierre del Banco Central a ni siquiera respetar su independencia, nombrando para su conducción a un socio de negocios de Caputo?
La respuesta no puede ir por otro carril que no sea la del endeudamiento externo. Milei apunta a tomar deuda externa para cancelar deuda en pesos. Dólares del extranjero para pagarle la cancelación de Leliqs a los bancos locales. Con un país ya mega endeudado y en crisis económica, necesita un experto en lo que unos llaman conseguir financiamiento, y otros califican de endeudar a toda una sociedad para garantizar las ganancias de unos pocos. El “Messi de las finanzas” está listo para el que también será su segundo tiempo.