El primer tiro de Alberto Fernández a Mauricio Macri
Tras un prudencial período de tregua antigrieta, la presentación judicial de la AFI puso de manifiesto el hartazgo del Presidente hacia la beligerancia opositora
El llamado a indagatoria a Mauricio Macri por parte de la Agencia Federal de Investigación le habla a la Justicia, claro está, pero mucho más fuerte le habla a la política. Lejos de responder a una mera tarea institucional ante una posible causa de espionaje, la presentación de la AFI puso de manifiesto la primera gran ofensiva de Alberto Fernández contra una oposición que, a pesar de los intentos oficialistas por hacer las paces, decidió hacer la guerra incluso en medio de una inédita crisis sanitaria nacional.
Las constantes críticas del sector del Pro más férreo hacia las políticas de aislamiento, pasando el fogoneo de cacerolazos “contra el salario de los políticos” o el intento por manchar al oficialismo bonaerense con las polémicas prisiones domiciliarias otorgadas en contexto de cuarentena, fueron algunos de los dardos que se fueron sumando hacia el perfil de “unidad de los argentinos” que, a fuerza de paciencia, el Presidente ensayó durante sus primeros meses de gestión, en búsqueda de jubilar la grieta de una vez por todas.
En medio de ese desafío del Gobierno por mantener el escenario político en equilibrio, sumado a los “palos en la rueda” interpuestos por los sectores más rabiosos de Cambiemos, se suscita la aparición de un disco rígido inundado de información comprometedora, hallado en medio de una revisión técnica de rutina, y cuyo principal blanco apunta al símbolo máximo de la oposición: Mauricio Macri. En política, se sabe, nada es casualidad.
Como tampoco es casual la irrupción de Cristina Caamaño como flamante titular de la AFI, organismo que supo ser trinchera de operaciones judiciales durante la gestión macrista con Gustavo Arribas y Silvia Majdalani a la cabeza -hoy salpicada con la mentada “mega red de extorsión” investigada por Alejo Ramos Padilla, que puso a Carlos Stornelli en el centro de todas las miradas-.
Con un pasado reciente de protagonismo central en Justicia Legítima –asociación civil del ámbito judicial con fuerte anclaje en los DDHH, que no tardó en ser tildada de “militantes”-, Caamaño se ubica ahora en la AFI como una figura de íntima confianza de Fernández en un área de suma delicadeza política, y en un contexto donde todavía hay expectativa sobre el nacimiento de un eventual “albertismo” y, más importante, cuáles serán los nombres y apellidos que lo integren.
Según fuentes consultadas por Diagonales, hay información de sobra para sentar a figuras de alto mando en el banquillo de acusados. El propio Fernández confirmó -sin quererlo- que algunos de los descubrimientos de la Agencia Federal tienen larga data. “Yo esperaba el 24 de Marzo que no lo pudimos hacer por la pandemia, pero espero que lo podamos hacer algún día, entregarle a cada organización de Derechos Humanos, las cosas que Cristina (Caamaño) encontró de tiempos de la dictadura de espionaje sobre los miembros de las organizaciones”, reconoció el jefe de Estado en una reciente entrevista con C5N.
Mientras tanto, la propia oposición de Juntos por el Cambio debe lidiar contra las grietas que supo construir hacia adentro de sí misma. Lo que alguna vez se autoproclamó como “el equipo”, hoy es un territorio de fricciones entre un sector volcado de lleno a la moderación y el diálogo en plena crisis –corporizado en Horacio Rodríguez Larreta y los intendentes bonaerenses, hoy convertidos en interlocutores directos de Axel Kicillof- y el ala dura del “macrismo residual”, que busca resistir con aguante con figuras como Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo, el propio Mauricio Macri y un puñado de nombres decididos a reconstruir la patria cambiemita, así sea a fuerza de cacerola y tuiteo.
En ese aspecto, son varias la discusiones hacia adentro de Cambiemos sobre el estado actual de la oposición, donde algunos ya apuestan a dar por terminada la épica de Mauricio Macri y donde otros ven con preocupación “el vuelo propio” que tomaría a futuro la figura de Rodríguez Larreta, hoy instalado como único sobreviviente de la vieja cúpula macrista todavía en un cargo ejecutivo de peso fuerte, como lo es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Mientras tanto, los intentos del Pro por capitalizar la opinión pública todavía no logran acaparar el humor social que, a pesar de las consecuencias económicas, laborales y sanitarias de la pandemia, aún está dispuesto a darle espacio de decisión al Frente de Todos.
La avanzada contra el presunto aparato de inteligencia dirigido múltiples figuras del actual gobierno, es apenas la punta de iceberg de un Alberto Fernández que, así como ha intentado mostrarse tolerante, también estará dispuesto a golpear donde duele. El macrismo está advertido.