El tema de la semana para el oficialismo tuvo que ver con una supuesta mejora en la situación económica del país. El presidente Javier Milei sacó pecho en las redes en torno a que la actividad económica habría alcanzado los niveles de fines del gobierno anterior. “MANDRILES ABSTENERSE. Estamos bajando la inflación y hemos recuperado el nivel de actividad de inicio de la gestión mientras hicimos el ajuste fiscal (15% del PIB; 5 Tesoro y 10 BCRA) de la historia de la humanidad”, tuiteó este viernes el presidente, utilizando datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del Indec). 

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X de Javier Milei

El operativo para instalar esa idea en la opinión pública continuó con una amplio despliegue en redes utilizando el hashtag #SeTerminoLaRecesion, y tuvo la frutilla del postre de una visita de Milei al Palacio de Hacienda a modo de felicitaciones y respaldo a su equipo económico. “El mejor presidente del mundo”, devolvió gentilezas el ministro de economía, Luis “Toto” Caputo.

Hilando fino, la euforia libertaria en torno a la situación económica del país es, al menos, forzada. La inflación creciendo a un ritmo menor mes a mes es sin dudas uno de los datos más fuertes que el Gobierno tiene para mostrar, acompañado por la estabilidad del dólar generada por la entrada de unos U$S 20 mil millones en la primera etapa del blanqueo, tal como confirmó Manuel Adorni. Sin embargo, el clima soleado en el mundo financiero, que se refleja a su vez en una baja sostenida del Riesgo País, no se traduce necesariamente en la recuperación económica que el oficialismo intenta vender.

UNA ARGENTINA PARA AFUERA Y ATADA CON ALAMBRES

Desglosado, el último informe del EMAE revela que la mejora en la actividad económica está muy restringida a sectores determinados que, por otro lado, no son los que más impacto tienen en la economía doméstica, los niveles de empleo y de consumo. En principio hay que decir que la actividad tuvo una variación a nivel general sólo del 0,2% entre julio y agosto (último informe disponible), pero que en términos interanuales, es decir, contra el mismo mes del 2023, registró una caída del 3,8%. En el acumulado del año respecto al acumulado de igual período del año anterior, el retroceso es de 3,1%. Traducido, en 2023, año electoral y de la peor disparada inflacionaria en décadas, la actividad económica se movía 3% más arriba que en el año en curso. 

Yendo más a fondo se observan otros datos que permiten matizar el triunfalismo de Milei y los suyos. En agosto y siempre según el EMAE del Indec, sólo cinco sectores de la economía registraron subas en su actividad con relación a la que tenían en el mismo mes del año pasado. Como contracara, otros diez sectores continúan registrando caídas interanuales. Entre los positivos destaca la pesca (+17,1%), la explotación de minas y canteras (+6%) y la agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+4,5%). Dos particularidades de estos sectores: no son de los que más empleo generan y, a su vez, su producción está en gran medida relacionada con las exportaciones, es decir, su impacto en el mercado interno es limitado.

Por su parte, los sectores de la economía que siguen cayendo son los que más actividad generan en la economía local, y generalmente funcionan como termómetros de los niveles generales de actividad. Es el caso de la construcción, un sector que es un importante indicador de cuánto se está moviendo la economía y que en agosto cayó 18% contra el mismo mes del año pasado. En la misma línea, el comercio mayorista y minorista cayó un 7,9%, la industria manufacturera un 6,7%, los impuestos netos de subsidios un 5,2% y los hoteles y restaurantes un 4,1%. 

Que el pensamiento económico de Milei es el de una Argentina para afuera no es ninguna novedad. Un país reprimarizado, que venda sus recursos al exterior (allí el crecimiento de la pesca, la minería, el agro) para obtener divisas que le permitan sostener un equilibrio macroeconómico, siempre muy proclive para la bicicleta financiera. Las ganancias de más del 30% en dólares de los sectores que aprovechan el tipo de cambio planchado con inversiones que de ninguna manera repercuten en lo productivo, son una foto del momento actual que remite otros en los que estas mismas recetas económicas se aplicaron en el país. Bien harían el Presidente y su ministro rockstar en mirar lo que pasa en la economía interna, porque ya es harto sabido que lo números generales pueden cerrar pero que si no hay trabajo, producción, salario y consumo fronteras adentro, todo sigue atado con alambres.

NO LA “V”, SI LA “L”

La Asociación Argentina de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC) es un conglomerado de empresarios PyME que realiza sistemáticamente una encuesta de actividad que denominan “Radar Pyme”. Recientemente se conocieron los resultados del estudio realizado sobre el tercer trimestre del 2024, que si bien reflejan una cierta estabilización en la caída general, quedan muy lejos de la euforia oficialista y del #SeTerminoLaRecesion libertario. Más bien todo lo contrario.

Unas 400 empresas PyMEs de 22 provincias argentinas participaron del relevamiento, cuyo dato central es que el 82,4% de esos empresarios considera que la economía se encuentra entre una recesión y una depresión. En detalle, sólo un 4,7% de los consultados consideró que la economía se encuentra en crecimiento, como vociferan en redes Milei y Caputo, mientras que el 11% opinó que se encuentra estabilizada. Del otro lado, un 57,5% de los empresarios PyMEs que vertieron su mirada opinó que la economía se encuentra en recesión, y el 26,8% que la situación es la de una depresión económica.

Esta situación, sin embargo, se monta sobre lo que venía siendo una caída permanente de la actividad y, en ese plano, ofrece indicios de estabilización. El dato para este punto es el nivel de capacidad industrial utilizada, que pasó en promedio de un 52,3% en el segundo trimestre del año a un 57,1% en el tercero, alcanzando niveles que son considerados “normales” por el sector. El indicador muestra una sensible mejoría los dos primeros trimestres del año, en los que se ubicada en torno al 50%, pero aún queda lejos del 59,4%, el 63,4% y el 61,9% del primer, segundo y tercer trimestre del 2023, respectivamente.

Otro dato que muestra mejoría pero que hay que mirar con lupa es el de las ventas. En el tercer trimestre del año, 6 de cada 10 empresas tuvo “ventas razonables” según el informe de ENAC, lo que significa un incremento del 49,4% de empresas en esa situación en el segundo trimestre, al 63,6% en el tercero. “En términos sectoriales, las empresas industriales con ventas razonables se incrementaron un 23%, las comerciales un 13,9% y las de servicios un 7,21% respecto del 2° trimestre del 2023”, informaron desde ENAC. A su vez, “un 38% de las empresas continúa con caídas de ventas en el 3° trimestre del 2024, sin embargo se estabilizó respecto del primer semestre del año y parece haber encontrado un piso”.

El informe también verificó un incremento del 6% en las empresas que manifestaron tener una rentabilidad positiva, que pasaron del 34,1% en el segundo trimestre al 40,3% en el tercero. Mientras que alrededor de un 30% sostuvo que se mantiene en un punto de equilibrio, sin aumentar rentabilidad pero sin perderla tampoco, cerca de un 17% afirmó tener rentabilidad negativa.

En términos de empleo, desde ENAC marcaron que “en el 3° trimestre del año 2024, un 19,4% de las empresas redujo personal mientras que un 17,9% incorporó, frenándose la situación de despidos generalizados que veníamos arrastrando desde el primer semestre”. Entre las empresas consultadas, el 62,53% dijo que su planta de empleados se mantuvo estable, un 66% que la mantendrá igual de acá a fin de año y un 20% que planea incrementarla. “Se frenó la destrucción generalizada de puestos de trabajo en el sector aunque siguen reduciéndose las horas extras”, sintetizaron desde ENAC.

Estos datos y opiniones marcan una realidad compleja del sector. Si bien se registra cierta estabilización en lo que venía siendo una caída permanente, la recuperación y el rebote de la actividad aún no aparecen con claridad en el horizonte. Si bien para los empresarios PyMEs “la actividad económica encontró un piso debido a la estabilización fundamentalmente del tipo de cambio paralelo y de la inflación”, esas cuestiones se encuentran “temporalmente concatenadas al ingreso de dólares por el blanqueo de capitales”, marcando cierta inestabilidad general. En ese sentido, un 73,7% del empresariado pyme sigue opinando que el ajuste lo están pagando ellos con sus empresas y sus trabajadores.

“Si bien la recesión económica del primer semestre parece haber encontrado un piso, al cual el sector industrial pudo acomodarse, pasados ya 10 meses de gestión la “V corta” no se dió, y la “L” empieza a alargarse hasta el 2025. Si no hay inestabilidades macroeconómicas es probable que el escenario recesivo se aleje y se consolide un estancamiento de la economía en este nivel, mientras que con turbulencias, el piso podría perforarse nuevamente y retomaríamos un esquema crítico para las PyMEs argentinas”, concluyeron desde ENAC.