Luego de cuatro días de angustia e incertidumbre, los 660 trabajadores y los familiares de los pacientes de salud mental internados en el Hospital Bonaparte respiran un poco más aliviados. Desde el gobierno nacional anunciaron la firma de un acuerdo con los gremios del Estado para crear una mesa de trabajo, y así garantizar los servicios y la continuidad del personal de la institución. Por estas horas llegan los contratos para mantener todas las fuentes laborales.  

Las autoridades nacionales indicaron la conformación de “un equipo interdisciplinario”, que será integrado por directivos del hospital, por profesionales y por funcionarios del propio ministerio encabezado por Mario Lugones. En los planes oficiales ahora está la “reestructuración” del nosocomio.

El Ministerio de Salud no dispuso la interrupción del funcionamiento del Hospital Laura Bonaparte”, aseguró Cecilia Loccisano, viceministra y secretaria de Gestión Administrativa de esa cartera. Luego de darse a conocer estas declaraciones, los trabajadores que se encontraban ocupando el edificio, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, levantaron la medida de fuerza.

El Gobierno, primero, había argumentado el posible cierre del Bonaparte por la “alta ineficiencia en la utilización de los recursos públicos”. Las cifras relevadas por el ministerio pasan por alto, según los trabajadores del hospital, que los abordajes en esta área implican “equipos interdisciplinarios, articulaciones con dispositivos y organizaciones comunitarias y territoriales, tiempo para realizar un diagnóstico integral, planificar objetivos y estrategias singulares, y recursos humanos y materiales para llevarlos a cabo”. Fueron al hueso: “Se habla de plan de reestructuración, pero no hay tal plan”.

Loccisano luego adujo que las investigaciones de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) arrojaron que existían pacientes “con tratamientos médicos prescritos sin intervención médica documentada” y que en las historias clínicas de los pacientes existía una “falta de antecedentes de los pacientes y de los profesionales que tomaban las decisiones sobre esos pacientes”.

Pero hasta hace algunas horas sólo habían dejado trascender los rumores de cierre de la entidad, con la información de la clausura de guardias y de los ingresos a internaciones. Esto trajo una fuerte resistencia de la comunidad del hospital y de otros centros de  salud que dependen de la Nación, que se vio reflejado en el abrazo simbólico a la única institución especializada en Salud Mental y Consumos Problemáticos, el lunes por la mañana.  

“Ante esta noticia, decidimos levantar la permanencia por el día de hoy (martes) que había sido mantenida ayer también. Estamos esperando que el ministerio mande el Sistema de Gestión Documental Electrónica (GDE), como notificación legal del Estado para avisarnos que se puede volver a internar a pacientes en el hospital. Si eso no sucede vamos a volver a las medidas”, planteó a Diagonales Javier Ríos, trabajador del área de prensa y comunicación del Bonaparte hace diez años.

El cuerpo de profesionales y no profesionales de la institución se mantendrá en estado de alerta y anunciaron asambleas semanales. Convocaron a marchar este jueves en defensa de la salud mental por el día mundial de su conmemoración.

Y agradecieron “toda la solidaridad recibida en estos días”, en los que se convirtieron en unos de los pocos sectores que lograron torcerle el brazo al ajuste del “león”.