Gramajo: “Francisco nos pidió pelear espalda con espalda para defender la justicia social”
El Secretario General de la UTEP conversó en exclusiva con Diagonales a una semana de sus encuentros con el Papa. La represión y la corrupción del Gobierno de Milei. El ataque a la organización popular y el avance del narco en los barrios. Los pedidos de Francisco y sus ganas de venir a la Argentina.
La última semana estuvo marcada por muchos hechos en la Argentina, pero sin dudas uno resaltó entre todos. Las declaraciones del Papa Francisco en su encuentro con movimientos sociales de distintos países del mundo generaron un terremoto político fronteras adentro. Las críticas a la represión como respuesta a la falta de justicia social, y la denuncia de pedidos de coimas en el Gobierno que efectuó Francisco, pegaron bajo la línea de flotación de un oficialismo acorralado por su propia falta de resultados económicos.
¿Por qué el Papa decidió jugar tan fuerte como nunca antes en la política nacional? Diagonales se lo preguntó a Alejandro “peluca” Gramajo, un jóven dirigente social que el año pasado se convirtió en el Secretario General de la UTEP, luego de que la unión de trabajadores de la economía popular formalizara su herramienta gremial y se incorporara a la CGT. Protagonista tanto del encuentro de Francisco con la CGT como del que mantuvo con los movimientos sociales, Gramajo relató a Diagonales la mirada del Papa sobre la actualidad argentina y sus ganas de venir el año que viene al país. La problemática del hambre, la crueldad del oficialismo, el ataque a la organización popular y el avance del narco en los barrios en una charla exclusiva con uno de los protagonistas de las últimas semanas.
¿Qué significó para ustedes que Francisco los reciba en una situación tan crítica como la que atraviesa nuestro país, especialmente los sectores populares?
- Fue muy importante haberlo visitado con otros movimientos sociales y como parte de la delegación de la de la CGT. Para nosotros tiene un aspecto estratégico construir y discutir con el conjunto de los sectores sociales, políticos y sindicales, porque creemos que el proceso de institucionalización y reconocimiento de la economía popular es central. Por eso hicimos el proceso de formalización de nuestra herramienta gremial y apostamos a su incorporación a la CGT, abonando a la unidad de los trabajadores, que es algo que Franciasco valorizó mucho. También fue importante porque se daba en el marco de los 10 años del primer encuentro de los movimientos populares con el Papa, donde trazamos una hoja de ruta que tiene que ver con la agenda de tierra de techo y trabajo. Estamos en un momento político muy complejo, la situación económica, social y política en Argentina reviste de una crisis importante muy importante porque el Gobierno ha elegido encarar la conflictividad social a través de la represión y ha dinamitado todas las instancias de diálogo. Las críticas de Francisco a los modelos económicos que excluyen, que generan pobreza y marginalidad, aplican más que nunca para esta Argentina donde el Gobierno gasta millones de pesos en el aparato represivo, en gas pimienta para reprimir a jubilados y niños. Todo eso hizo que fueran encuentros muy importantes para nosotros.
En más de una década de papado Francisco nunca había sido tan directo y explícito en sus opiniones sobre la realidad Argentina. ¿Por qué sentís que eligió este momento para serlo y a los movimientos sociales como interlocutores para su mensaje?
- Hay que poner a Francisco la dimensión que corresponde, que es su carácter histórico por por su misión en el mundo que tiene que ver con la humanización, con señalar los problemas que va generando este capitalismo moderno con intolerables niveles de exclusión, marginalidad y pobreza. El Papa es una persona muy formada y permanentemente habla con diferentes sectores de todo el mundo y de la Argentina. Las dos cosas que señaló, que repriman a los obreros, a los ancianos, y el hecho de corrupción que alguien le transmitió, son hechos de alta gravedad y en temas que él siempre combate, como la corrupción y el uso de la violencia como resolución de los problemas sociales. Creo que eso lo motivó a hablar, y él siempre valoriza mucho lo que hacemos los movimientos populares, que somos quienes tratamos de meternos en los problemas más profundos del pueblo humilde. Francisco es una persona que permanentemente empuja a estar cerca de los de los más pobres.
¿Hablaron algo en particular sobre la situación argentina? ¿Cómo lo viste respecto a cómo está el país?
- Algo conversamos en la reunión con la CGT, que fue más privada. Ahí fue que nos instó a no bajar los brazos, a seguir peleando por la dignidad que genera el trabajo, a pelear espalda con espalda para defender la justicia social aunque el Gobierno no crea ella. Porque tanto la justicia social como el trabajo son centrales en términos de una comunidad organizada, de ordenar a las familias. También valorizó mucho lo que hacen las mujeres, sobre todo en los barrios populares y en las organizaciones gremiales, a eso le le dio una importancia muy fuerte. Él está muy preocupado por el avance del narco en las barriadas, porque si eso se consolida como parte del ordenamiento en el territorio puede ser muy difícil de desarmar. Nos dijo que no podemos permitirnos perder a pibes que van a volver a caer en el consumo, que los van a reclutar para mano de obra criminal, ni que los prestamistas populares en el barrio sean los narcos. También le preocupó mucho lo que le contamos sobre que la gente se endeuda para pagar el gas, el alquiler, para comprar comida. Y charlamos un poco de fútbol.
El Papa dijo “10 años atrás plantamos una bandera, Tierra, Techo y Trabajo” y pidió que no aflojen con eso. ¿Cómo está esa bandera en la Argentina actual?
- Todo se ha desplomado porque el Gobierno tuvo una decisión brutal de avanzar en un proceso de ajustes sobre cada una de las políticas que logramos conquistar en los últimos años, incluso en diferentes gobiernos. La decisión de paralizar las obras de urbanización e ingeniería en los barrios populares, de congelar el Potenciar Trabajo, de desfinanciar todas las políticas de de financiamiento a las unidades productivas de todos los sectores de las diferentes ramas de la economía popular, lo que están haciendo con el monotributo social. Y lo más grave es el desfinanciamiento de la política alimentaria, porque estamos hablando de millones de personas que no llegan a cubrir sus necesidades mínimas, y si bien hubo un aumento de la Tarjeta Alimentar, que nosotros reivindicamos, eso no resuelve los problemas generales porque la demanda es cada vez más grande. Ya solo son solo los sectores que están en situación de indigencia sino que se empiezan a caer todos los sectores trabajadores. La agenda de Tierra, Techo y Trabajo no es que quedó en segundo plano, pero hoy la pelea principal es por la subsistencia a través del alimento. La agenda principal de la UTEP y los movimientos populares está puesta en destrabar que los alimentos lleguen a los territorios para organizar las ollas populares.
¿El Gobierno sigue sin entregar alimentos?
- Lo único que entregaron fue mercadería que estaba estoqueada y a punto de vencer, y sólo porque saltó el escándalo y la justicia los intimó. Pero después de eso, nada. Es una gota en el océano. Por eso nosotros seguimos insistiendo en el debate público, en el canal judicial donde ya tuvimos creo que 8 fallos a favor, 12 jueces que nos dieron la razón sobre lo que nosotros venimos planteando del incumplimiento del Ministerio de Capital Humano en relación a los programas alimentarios. Vamos a hacer en los próximos días una fila del hambre para seguir visibilizando la problemática y estamos discutiendo con diferentes sectores también la necesidad de que el Congreso sancione una nueva ley de emergencia alimentaria.
Se conoció una pobreza récord en décadas, y el Gobierno pareció salir a festejar con Susana Gimenez, a la par que emitieron un comunicado hablando de “desaceleración”. ¿Cómo llegan esos mensajes y gestos del Gobierno a los barrios?
- Hay una actitud muy soberbia y despreciable que también expresa un poco el carácter de crueldad y lo inhumano que tiene el Gobierno. Pasó también con el apoyo del veto presidencial en Diputados al aumento a jubilados, que representaba 10 litros de leche, y lo terminaron festejando en Olivos. Adentro de la quinta un asado, afuera jubilados con mesas vacías. El día que se conocen los peores datos de la pobreza en los últimos años, terminan con Susana Jiménez en el balcón de la Rosada y una foto mostrando un perro. Es un nivel de burla, de subestimación que creo yo se equivoca. Después de los primeros meses muchos compañeros que con enojo, con bronca a la política, contra el sistema democrático que en muchos años no pudo resolver determinados problemas, votaron a Milei, esos compañeros fueron cambiando su posición porque vieron rápidamente que el Gobierno mentía. El click fue con el tema de los alimentos y las diferentes versiones que salieron a dar. La caída de la imagen del Gobierno se da porque que le ha mentido a la gente, se burla de la gente, y tiene un nivel de crueldad que ni lo oculta, lo ostenta. Muchos los acompañaron, pero hoy percibimos que hay enojo, malestar, bronca, decepción, porque hasta acá lo único que han hecho ha sido beneficiar a los ricos y empujar a la pobreza al 53% del país.
Francisco dijo que muchas veces los ricos, por avaricia, se oponen a la justicia social, y que el diablo entra por los bolsillos. ¿Cómo se vive la exaltación de la riqueza que hace el oficialismo, glorificando a personajes como Galperín, en los sectores cada vez más empobrecidos?
- En los barrios y la militancia popular no hay una idea anti empresarios. El tema cuando haces una ostentación y lo único que te importa simplemente es ganar a costa del sacrificio de los pobres. Y sobre todo con personajes como Galperín, que critican la política de subsidios y son tipos que se han beneficiado mucho con el Estado. El gobierno de Milei es eso, beneficiar al poder económico concentrado, a sus amigos empresarios, y aplastar la cabeza del trabajador, de los jubilados y de los pobres.
El papa dijo “los pobres no pueden esperar”. Hoy, una de las grandes preguntas pasa por la paciencia social frente a este contexto de ajuste. ¿Ves esperanza en los sectores populares? ¿Cuál puede ser el límite de la paciencia social?
- Creo que la conflictividad social en la Argentina ha sido muy alta en estos meses. Hay un enfoque errado de cómo se mide el conflicto social en la Argentina, que pareciera que solo pasa hay lío en la 9 de Julio. Pero es la primera vez que en la historia de nuestra democracia reciente hay dos paros generales tan rápido. Y el grado de articulación de los diferentes sectores ha sido muy alto.Hemos tenido provincias prácticamente tomadas, como fue en el caso de Misiones, sumado a una cantidad de paros sectoriales que hubo. Y después, creo que la sociedad ya le picó el boleto a Milei. Creo que este gobierno no tiene futuro político, más allá de que hay sectores que esperan que la bronca se exprese en estallidos. No veo que eso vaya a pasar por ahora, pero sí que es un Gobierno que está terminado en términos de futuro. Va a terminar sus cuatro años de mandato pero no tienen ningún tipo de posibilidad de reelegir, porque están generando la peor catástrofe social y eso se paga se paga. Es lo que uno percibe cuando habla con la gente de a pie, bronca, enojo, decepción.
El Papa habló de la “cultura del ganador” y la “meritocracia” como lo opuesto a la justicia social. ¿Permean en los sectores populares esos sentidos que el Gobierno empuja en su batalla cultural?
- Hoy hay una faceta de mucho individualismo en cómo funcionan las redes sociales y puede llegar a algún sector, pero mayoritariamente lo que uno ve es la idea de la comunidad, de lo comunitario. Cuando tenés un problema que no podés resolver solo, te vas encontrando con el vecino, la Parroquia, la cooperativa. Entonces vas reencontrando o rearmando los lazos de la comunidad, que hacen contrapeso a ese individualismo. Pero más allá de lo que intenta hacer el Gobierno, para mí lo importante es lo que tenemos que hacer nosotros como campo nacional y popular, que en definitiva es contraponer a ese modelo de la meritocracia, del individualismo, un modelo de país que ponga el centro en el protagonismo del pueblo. Ese es el gran debe que tuvimos, no pudimos comprender, interpretar, pensar política para las nuevas formas del trabajo. No tuvimos una planificación para fortalecer las economías regionales, para pensar qué vamos a hacer con los recursos naturales, para pensar qué vamos a producir. No tuvimos la capacidad de construir un programa que le dé perspectiva de futuro a un proyecto soberano, independiente, con protagonismo popular. Pensamos un modelo de país en este siglo con las características del siglo pasado, eso tenemos que revisar y repensar.
Francisco opuso la Economía Popular a la economía criminal. ¿Cómo afecta esta crisis a la economía popular, y cómo se relaciona eso con el avance de la economía criminal?
- Hoy las cooperativas, las unidades productivas, las obras de infraestructura están paradas en los barrios populares. Lo que hay es subsistencia. La apertura de importaciones destroza a sectores como cartoneros o textiles. En el barrio no hay plata entonces nadie vende nada. Se está volviendo al trueque. Los clubes de barrio no pueden pagar la luz, el gas, el agua y se hacen insostenibles. Cuando todo eso se detona, esos lugares los ocupa el narco. Hemos tenido testimonios de comedores a los que les bajaron camiones de comida, los que no pueden pagar las tarifas o los medicamentos recaen en ellos como prestamistas. Lamentablemente eso avanza, silenciosamente pero avanza.
El Papa también resaltó que una sociedad se debe medir por cómo cuida a sus niños y a sus viejos. ¿Cómo están hoy en día los niños y los adultos mayores de los sectores populares?
- Para la mierda. Porque antes tenías una combinación que se perdió. Entre la jubilación mínima, los medicamentos cubiertos y algún hijo que les daba una mano para llegar a fin de mes, tiraban. Todo eso no existe más, porque ahora el que te daba una mano no puede pagar el alquiler, tiene su sueldo hecho pelota y los mismos problemas que tiene cualquiera al pagar los servicios o al trasladarse al trabajo. Los jubilados no tienen quien los ayude y en el caso de los niños, al destruirse también todas las instancias comunitarias como comedores, clubes, centros de primera infancia, lugares en donde también ayudamos a los pibes con problemas de consumo, todo eso se ve absolutamente deteriorado.
¿Cuánto preocupa la represión y su exaltación por parte del Gobierno en este contexto que describís?
- Mucho, porque el Gobierno ha tenido una estrategia de solo reprimir y suprimir el diálogo. Lo pienso en 3 planos. Primero, el hostigado, la difamación a través de los medios de comunicación amigos y las redes sociales. Han atacado a un montón de dirigentes sociales diciendo barbaridades, con un esquema financiado por el Gobierno que lo que busca es amedrentar. Después, hay una persecución judicial creciente. Y para mí lo más grave es el aparato represivo que han instalado en la CABA, porque cuando hay conflictos por fuera de la Ciudad no tienen capacidad operativa, pero han montado un esquema para hacer creer que tienen controlado el conflicto social en la CABA. Es grave porque ningún gobierno puede intentar resolver el conflicto social con gas pimienta, con represión, con camiones hidrantes. Se resuelven con una política pública que no permita que la gente se caiga al fondo del mar, y con el diálogo con cada uno de los sectores. Creo que el peor camino que eligió el gobierno fue el de la violencia, porque no da salidas y en algún momento la paciencia se termina.
¿Hay un intento de atacar la organización social subiendo AUH y TA y desfinanciando el Potenciar Trabajo?
- Hay una declaración de Sturzenegger que para mí grafica la estrategia de Gobierno, en la que dijo que había que empobrecer a los diferentes sectores como la CGT y los movimientos populares, que había que empobrecerlos y destruirlos. Su estrategia es tratar de romper todo lo que se pueda organizar, porque saben que un modelo que genera injusticia sólo cierra con represión y rompiendo todo lo que esté organizado. Después, creo que hay una incomprensión de lo que es lo que son los movimientos populares, que surgen por modelos cómo el del Gobierno actual. Cientos de miles de pibes, cuando se genera tanta miseria y exclusión, se tiran de lleno a organizar los problemas de los barrios populares. Entonces creo que hay una estrategia equivocada, porque aunque el congelamiento del Potenciar Trajo complica y castiga a los compañeros, al mismo tiempo hay una incorporación de pibes que se acercan, estudiantes universitarios de sectores de clase media, de pibes de los sectores populares que vuelven a organizarse con mucha fuerza en el territorio. Porque hay un ejercicio de solidaridad muy fuerte y que siempre brota en momentos tan críticos como el que está viviendo la Argentina.
¿Cómo se ve la discusión en la oposición desde los movimientos sociales y qué lugar pretenden ocupar?
- Veo tres tareas centrales. La primera es construir unidad para resistir al gobierno de Milei, porque la gente la está pasando muy mal. Lo segundo es discutir un programa, discutir un modelo de país, porque hay que sacar conclusiones de por qué perdimos la elección en 2023. No se perdió producto de una mala maniobra electoral, se perdió porque se hizo muy mal gobierno, que fracasó al no cumplir con las expectativas que generó en el 2019, pero también porque hubo una ausencia de modelo de país. Nuestro próximo frente político tiene que tener muy claro cuál va a ser el modelo de país que le vamos a ofrecer a nuestro pueblo. Después vendrá el nombre del candidato o la candidata. Nuestra propuesta programática desde los movimientos populares, la economía popular, es la agenda de Tierra, Techo y Trabajo. Y vamos a ir porque esas ideas sean parte del próximo frente político. La gente no vota más candidatos, tenemos que expresar ideas fuerzas de verdad, expresar un modelo de país, no alcanza con los candidatos.
¿Cómo sentiste los ataques del Gobierno a Francisco tras sus declaraciones?
- La reacción del Gobierno producto de las declaraciones que hizo Francisco se deben a que dijo la verdad. Fue una reacción creo yo equivocada. No podés negar la realidad, y la realidad es que la gente se está cagando de hambre, que es un Gobierno que reprime y es corrupto, según lo que contó el Papa y lo que vimos con diputados cambiando sus votos con la fórmula jubilatoria y la Ley Bases. Esas verdades le dolieron fuerte al oficialismo, pero en definitiva reconocen que son verdades y por eso reaccionaron así.
¿Francisco sentó condiciones con sus declaraciones para venir el año que viene o dejó en claro que con un Gobierno de esta naturaleza no va a venir?
- Nosotros le planteamos lo que percibimos, que nuestro pueblo quiere que venga, que lo espera, porque en definitiva es la personalidad más importante que ha que ha sembrado el pueblo argentino a nivel mundial. Entonces le planteamos que venga y nos dijo que quería venir, que estaba estudiando alternativas, que lo tiene en sus planes. Él quiere venir y seguramente va a venir. Después, creo que el Gobierno tiene que recibir a Francisco como se merece. El presidente lo atacó fuertemente, dijo barbaridades del Papa y Francisco lo perdonó y lo recibió como presidente. Bueno, el Gobierno tiene que recibir al Papa como se merece porque es el Papa de todos los argentinos y argentinas, es argentino y merece ser recibido con todos los honores. Esperemos que el gobierno no entorpezca la posibilidad de su visita.