Axel Kicillof protagonizó este miércoles un encuentro de discusión y formación política con decenas de jóvenes nucleados en el Centro de Jóvenes Políticos (CEJOP). En un formato al estilo clase magistral de las que suele brindar CFK, el gobernador bonaerense recorrió la historia reciente del país y el mundo para llegar a explicar la Argentina de Milei. Kicillof disertó y respondió preguntas durante más de una hora y media, con fuertes críticas al Gobierno nacional y referencias a la interna del peronismo.

El CEJOP es una organización de jóvenes interesados en la política que a lo largo del año generó estos espacios de debate y formación con múltiples referentes de distintos sectores de la política. En el caso de Kicillof, la temática del encuentro giró en torno al Poder Ejecutivo y Gobierno, pensados desde la coyuntura actual tanto nacional como internacional. El gobernador dedicó largos minutos a una recorrida histórica por las últimas décadas, tomando como punto de partida la crisis global del 2008, para explicar la mutación del capitalismo como sistema socio económico, la pérdida de capacidad de los Estados nación para dar respuesta a las expectativas de las poblaciones y las consecuentes crisis de representatividad política que llevan a elecciones como las que encumbraron a Milei.

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“Es una rareza, es algo bizarro lo que está pasando en la Argentina, que gane la presidencia alguien salido de la nada”, expresó Kicillof, que le asignó al fenómeno de Milei características tanto locales como internacionales. “Si uno tiene que explicar por qué ganó Milei mirado desde acá, lo primero que haría es hablar del gobierno fallido de Macri, luego el gobierno de Alberto que no cumple expectativas, un enojo con gobiernos de dos signos distintos”, afirmó el gobernador. “Se votó una novedad contra toda la política”, sintetizó Kicillof.

El bonaerense habló de un “efecto terapia alternativa o esotérica”, en una metáfora médica y haciendo referencia a la supuesta novedad que vendió Milei en campaña con relación al resto del sistema político. “Una novedad que no está siendo, si uno mira los números presupuestarios el ajuste lo están pagando los jubilados, las provincias, la obra pública, las políticas sociales… Es decir, es el ajuste más tradicional de la historia, el de siempre”.

Pero Kicillof no se quedó únicamente en el plano local para explicar a Milei. “En el mundo entero estamos observando mucha defraudación, malestar y enojo con la situación política, una disconformidad muy extendida con las formaciones políticas tradicionales en todo el planeta, y la aparición de nuevas figuras por fuera de lo convencional, pero no solamente de derecha”, continuó el gobernador, describiendo lo que llamó  “un fenómeno de época”.

A esto Kicillof sumó un proceso de fracasos electorales de los oficialismos, independientemente de su signo político. “Es muy difícil que los oficialismos ganen las elecciones, y esto está indicando que no está fácil gobernar, y que los electorados se ven defraudados y con expectativas incumplidas”, expresó. Profundizando esa idea, Kicillof agregó que “los gobiernos tienen muy poquitos instrumentos para dar las respuestas que se le piden en materia de bienestar”, en un contexto donde la globalización y las transformaciones del capitalismo llevaron a un mundo donde las empresas buscan los paraísos fiscales para evadir impuestos, la producción de bienes se traslada a los países que permiten a las compañías hacer cualquier cosa y las estructuras productivas y económicas de países con cierto grado de industrialización se van viendo cada vez más desmanteladas. 

“Cómo vamos a hacer, si cada vez ajustamos más los gastos, bajamos más la recaudación, así no se va a poder. Si para que vuelva Galperín de Uruguay no hay que cobrarle ni un impuesto, si no le cobramos a él que tiene una fortuna de seis mil palos, ¿a quién se la vamos a cobrar? si la hizo acá en Argentina”, ejemplificó Kicillof, y rápidamente planteó una discusión con el discurso de Milei: “Dice que un impuesto es un robo, pero robar es no pagar salarios, robar explotar a la gente, robar es no devolverle nada a la sociedad que te dio todo”.

En ese contexto de transición económica mundial, Kicillof resaltó que todos los gobiernos del mundo buscan proteger a sus industrias, sus fuentes de trabajo y sus recursos y que “Milei es raro también en eso”. “Están surgiendo por izquierda y por derecha nacionalismos, tipos que dicen a su electorado, a su pueblo, ´che, yo los voy a defender de esta tormenta´, sólo Milei dice ´los voy a entregar, sálvense como puedan, no va a haber Estado, olvídense, yo no hago nada”.

Kicillof destacó además la transferencia de recursos de los sectores medios y populares hacia los ricos que implica el programa económico de Milei: “le puso ganancias a los trabajadores y le sacó ganancias a los más ricos de la Argentina, es el plan, sacarle impuestos a la empresas y los ricos pensando que van a invertir por eso. La teoría más vieja del mundo, pedorra y fracasada que es la del derrame, mil veces refutada, tremendamente injusta y despiadada. Le cobro el IVA a todo el mundo pero le saco los impuestos a las grandes empresas para que hagan lo que quieran, que eso ya es lo de Sturzenegger”.

Las críticas hacia el Gobierno nacional de Kicillof no sólo fueron apuntadas a su modelo económico. El bonaerense también se refirió a la política del libertario, y afirmó: “Es un modelo muy dramático en términos de federalismo y que va a seguir peor el año que viene, que va a gobernar sin presupuesto, gasta y ajusta como quiere, con un endeudamiento sin las reglas habituales, o sea en materia de deuda también lo que quiere, por decreto, con una mayoría que en realidad es una minoría, un pequeño grupo que impide que esos decretos quede sin efecto y vetando las leyes que no le gustan. No sé para qué habla de la Constitución del 53 porque gobernar así no es ni democrático, ni republicano, ni federal. Y si a eso cada vez que hay un problema real dice que ‘no hay plata, arreglense con lo que tienen’, como me dijo a mí en Bahía Blanca después de un tornado, imagínense todo lo demás".

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El gobernador bonaerense no esquivó las preguntas de los jóvenes del CEJOP, algunas de ellas cargadas de picante como la que lo inquirió sobre el estado actual de su relación con CFK y si pensaba que era un buen momento para mostrar divisiones en lugar de unirse como oposición. “La mirada pública tiende a simplificar. Venimos de una derrota electoral importante a nivel nacional con la particularidad de que no es cualquier derrota porque ganó Milei, y otra particularidad que es que haya tanta contradicción entre el Gobierno nacional y el de la PBA. Cuando se pierde una elección se abre un período de discusión, de diagnóstico, de comprensión, de enojos, de pases de facturas, de diferencias, pero no con el objetivo de dividir sino de ponerse de acuerdo, curar algunas cosas y mejorar otras”.

Kicillof reflotó su frase de “mejorar para volver”, y agregó: “Por lo menos en mi caso, como se ganó la PBA, gobernar en un contexto difícil, y espero que lleguemos a la unidad más robusta posible y una unidad acompañada de la formación de una alternativa política que sea atractiva y genere confianza en un electrodo que la última vez nos dio la espalda”. En ese plano, el gobernador se diferenció de CFK al afirmar que “todas esas tareas tenemos que hacerlas juntas mientras estamos bajo la discusión permanente con Milei, en mi caso con las ventajas y las desventajas de que tengo muchas ocupaciones de gobierno y no puedo estar todo el tiempo en el proceso de discusión que estimo es razonable en tanto y en cuanto nos lleve a algo superador no de las personas sino de las propuestas, donde podamos estar todos con una propuesta superadora”.

Al gobernador le preguntaron también por su posible candidatura en 2027, y si bien no dejó una definición tajante sobre su futuro personal, sí lo hizo en relación a lo que debería ser el futuro del peronismo: “es recontra prematuro y además es algo colectivo, con lo cual primero hay que conseguir articular una fuerza política que no cometa errores y dificultades que tuvimos en nuestra última experiencia de gobierno. Ningún sentido tiene creo yo siquiera ganar las elecciones con un buen candidato, no hablo de nadie en particular, si después no tenemos en claro y no le ofrecemos a la sociedad hacer las cosas de una manera superadora con respecto a lo que pasó la última vez”. 

Palabras más, palabras menos, Kicillof dejó en claro que no está dispuesto a repetir errores. Dicho de otra manera, no aceptará ser un nuevo Alberto Fernández, un presidente sin el control total del poder y en comando de un gobierno loteado donde las posiciones de CFK le puedan trabar las propias. Si tal cosa es posible o si los caminos de ambos se bifurcarán definitivamente en los próximos turnos electorales es la gran cuestión que atraviesa hoy por hoy al peronismo, aún sin respuestas claras a la vista.