La estrategia de Massa para lograr los votos del PRO que no convence a Guzmán
El punto de contacto entre el tigrense y la oposición que garantizaría una aprobación “a medias”. El rechazo del Ministro porque no cerraría con el Fondo
La novela del acuerdo entre la Argentina y el FMI para el refinanciamiento de la deuda tomada por el gobierno de Mauricio Macri se acerca a horas decisivas. Esta semana el oficialismo buscará la aprobación del entendimiento en el Congreso de la Nación y, mientras cada sector ya juega sus fichas en función de intereses políticos particulares, siguen apareciendo nuevos chispazos por todos lados.
Una nueva tensión habría surgido entre el mentor del acuerdo y quién tiene que garantizar los votos para su aprobación en la Cámara baja, la parada legislativa más difícil a partir de la posición de rechazo de La Cámpora y Máximo Kirchner y en la que la oposición puede hacer más daño. Y es que, mientras Martín Guzmán se juega el todo por el todo en una aprobación plena del acuerdo, ya que allí se justificaría su gestión en estos dos años, Sergio Massa diseñó una estrategia que cerraría para el poroteo pero no se ajusta a las necesidades del Ministro. La oposición, por su parte, aprovecha las diferencias para tensionar al oficialismo e intentar salir lo más “limpia” posible de una votación que le resulta inevitable.
“No se puede separar con el FMI el financiamiento que provee el Fondo del esquema de políticas económicas que acuerda un país con el Fondo. Los desembolsos del FMI, que en este caso van a ser utilizados para refinanciar la deuda que tomó el gobierno anterior, están asociados al cumplimiento de un programa económico” dijo Guzmán en una entrevista con El Destape Radio el viernes pasado, y sus palabras apuntaron directamente a la estrategia que el Presidente de la Cámara de Diputados estaría negociando con la oposición para conseguir los votos que no pueden volver a escapársele como sucedió con el tratamiento del presupuesto 2022.
La arquitectura parlamentaria que Massa diseña para evitar un rechazo al acuerdo en Diputados, lo que sería una catástrofe política y un nuevo bochorno para su lugar de Presidente de la Cámara, incluye a propios y extraños. A eso lo empujó movida de Máximo Kirchner y el número de 30 legisladores del oficialismo que podrían no votar a favor, y el tigrense no le escapa al juego de negociador al que lo llamaron y en el que siempre se sintió cómodo. “Tenemos que tener la madurez y la responsabilidad de entender que es un problema de la Argentina y no de un gobierno”, dijo el viernes pasado desde Tucumán apuntando a la oposición. “Quiero ser claro con ustedes, por responsabilidad y por convicción voy a trabajar muy fuerte para que este acuerdo salga” insistió el fin de semana en una reunión con los diputados del Frente de Todos que integran las comisiones de Finanzas y Presupuesto, de la cual también participó Guzmán.
La cuestión es que el Presidente de Diputados habría tenido la idea de separar en dos votaciones distintas lo que sería la aprobación del acuerdo en sí, por un lado, y los memorandos técnicos, es decir el plan económico, por el otro. De esa manera, los legisladores de la oposición y particularmente del PRO que vienen deslizando la posibilidad de votar en contra, argumentando que es un mal acuerdo en términos económicos, podrían votar a favor de la refinanciación pero en contra o abstenerse del programa económico planteado por el ejecutivo para cumplir con las exigencias del Fondo.
Así lo ratificó anoche la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, que reunida en uno de los varios Zooms que tendrán esta semana dejó trascender que “por responsabilidad institucional, no podemos ni vamos a empujar a la Argentina al default” pero que el espacio político “aprobará sólo el refinanciamiento y no el programa económico que está explicitado en los anexos que envió el ministro Guzmán al Congreso”. Así parecen saldadas las diferencias que habían surgido al inicio de esta discusión entre el ala dura del PRO, que manifestaba que no votaría un acuerdo que no fuera avalado por CFK, y la UCR y CC que impulsaban la línea que finalmente se impuso según la cual nada sería peor para la Argentina que caer en default y por eso había que acompañar el acuerdo.
“Mientras el Gobierno está dividido, Juntos por el Cambio se encuentra unido” expresó la coalición en un comunicado de prensa, mientras que en el radicalismo y la Coalición Cívica se interpretó como una victoria política haber logrado que el PRO se plegase a votar a favor del acuerdo. Sin embargo siguen las tensiones. Generó malestar que Patricia Bullrich abandonara la reunión para ir a los estudios de TN, algo que fue tomado como una “falta de respeto” por otros sectores de la coalición. Algo similar sucedió con el ex presidente Macri, quién abrió el encuentro pero se retiró del mismo a los 10 minutos cuando empezó a ver que su postura de un rechazo de plano al acuerdo no sería mayoritaria.
Además de Macri, participaron del encuentro los presidentes de los partidos que integran la coalición, Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (CC) y Patricia Bullrich (PRO) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal); Horacio Rodríguez Larreta, Alfredo Cornejo, Mario Negri, Cristian Ritondo, Martín Lousteau, María Eugenia Vidal, Ernesto Sanz, Ramón Puerta, Hernán Lacunza y Luciano Laspina entre otros.
Con la legitimidad que esa mesa la otorga a la postura de votar el nuevo endeudamiento para refinanciar el acuerdo del 2018, todo pareciera indicar que Massa podría anotarse un gol importante en el debate parlamentario más trascendental de los últimos años. Sin embargo, la tensión con Guzmán tiene que ver con el hecho que entre lo que el Ministro negoció con el staff del Fondo aparece una condición según la cual el país debe demostrar capacidad institucional para cumplir con las políticas acordadas. El planteo del titular de Economía es que ese condicionamiento se vería vulnerado si tanto un importante sector de la oposición, si no toda, como parte del propio oficialismo votan en contra del programa económico a pesar de votar a favor del refinanciamiento. Se correría el riesgo, según Guzmán, de que el acuerdo fuera rechazado por el Fondo luego de esa aprobación a medias que Massa negoció para conseguir los votos que él necesita como Presidente de la Cámara de Diputados y que al PRO le viene como anillo al dedo para no demostrar irresponsabilidad política votando en contra y seguir tensionando al oficialismo al mismo tiempo.
Así comenzó una semana en la que puede esperarse cualquier giro de esta historia, cualquier nuevo conflicto y cualquier desenlace. Por lo pronto, cada actor parece estar mirando el mapa general pero con mucho detalle en los intereses propios. Porque está claro que semejante discusión y la decisión a la que lleve dejará heridos en términos políticos, y nadie se olvida que en unos meses todos volverán a estar discutiendo lugares en listas.