La oposición perdió otra oportunidad para condenar el atentado a CFK en el Congreso
Cada vez queda más claro que condenar el intento de magnicidio que sufrió la vice es menos importante para la oposición que seguir con la polarización con el kirchnerismo. El PRO protagonizó otro paso de comedia en Diputados y hubo faltazo en el Senado.
Poco menos de la mitad de las bancas de la Cámara de Senadores estuvieron vacías esta tarde a la hora de repudiar nada menos que el atentado contra su vida que sufrió Cristina Kirchner hace ya una semana. El interbloque de Juntos por el Cambio optó por no dar quórum y dejar al Frente de Todos en soledad con su proyecto de repudio, al que tampoco acompañaron.
El argumento para justificar esa actitud político-partidaria fue que no se iban a prestar para “avalar el uso político partidario del Congreso”, según dijeron textualmente en un comunicado del interbloque cuanto menos curioso. Esa contradicción fue señalada oportunamente por el jefe del bloque del oficialismo, el formoseño José Mayans: “el parlamento es el lugar donde se habla de política", dijo.
"Es la Presidenta de este cuerpo, no es cualquier persona”, siguió Mayans en referencia a CFK, quien sigue sin reaparecer públicamente después del atentado. “Así hubiese sido un diputado de la oposición nosotros hubiésemos estado acá repudiando el hecho", aprovechó el formoseño para situarse desde una posición institucionalista, de la que la oposición curiosamente hace gala.
La negativa de la oposición de participar de los debates institucionales respecto del atentado sigue siendo el contenido de la interpretación que el Gobierno le imprime a los hechos, basada en los discursos de odio. El rechazo, dijeron, es a “la decisión del oficialismo de politizar los hechos e intentar responsabilizar a la Justicia, a los medios y la oposición como instigadores del hecho”.
La misma posición habían tomado los diputados del Pro este sábado, con el atentado aún más fresco: comandados por Diego Santilli y Cristian Ritondo, optaron por borrarse de la sesión especial, de la que sí participó la UCR aún expresando sus diferencias.
Finalmente, y ante la ausencia de la oposición, los 37 senadores presentes del Frente de Todos aprobaron un proyecto de repudio que señala que el atentado "puso en riesgo el orden constitucional democrático" y reclama un "pronto esclarecimiento del hecho".
"Esta casa fue atacada. No es Cristina Fernández de Kirchner, es la institucionalidad del país la que fue atacada y gracias a Dios ese tiro no llegó a destino", dijo la riojana Clara Vega, una de las autoras del proyecto.
EL RECURSO DEL “ADOCTRINAMIENTO”, SIEMPRE A MANO
En contraste con el silencio abrumador del Senado, en la Cámara baja los diputados del Pro hicieron bastante ruido. Con el recurso siempre a mano del “adoctrinamiento” en las escuelas, varios de ellos realizaron una conferencia de prensa de alto voltaje.
El presidente de la bancada de diputados nacionales del PRO, Cristian Ritondo, cruzó otra vez la línea de la polarización, en un momento más que delicado: “El kirchnerismo avanzó, una vez más, con el adoctrinamiento de los chicos en las aulas de la provincia de Buenos Aires”, dijo, citando un manual de lectura para las aulas que elaboraron los gremios docentes para algunos distritos del interior bonaerense, que condenaba los discursos de odio y problematiza la figura de magnicidio, sin mencionar a ningún dirigente de la oposición.
La posición sigue haciendo mella en la grieta y otra vez con la educación como excusa, rayando el ridículo. “Desde la oposición repudiamos toda acción que atente contra la libertad y es de suma importancia llamar la atención de la sociedad, la dirigencia política y la comunidad educativa en estos hechos”, dijo Ritondo, a quien no se le conocieron hasta ahora palabras de apoyo o condolencia con la verdadera víctima, Cristina Kirchner.
El siempre dispuesto a insultar a los docentes, Alejandro Finocchiaro, histórico candidato derrotado de la derecha en La Matanza, aseguró por su parte que “hace 20 años que CTERA, el brazo educativo del kirchnerismo, adoctrina. A esto tenemos que ponerle un límite y hay que hablar claro”.