El segundo semestre está en pleno desarrollo y el resurgir económico prometido por el gobierno de Cambiemos sigue sin aparecer. No solo ha quedado empantanado uno de los ejes del ajuste, el tarifazo del gas, sino que los datos económicos muestran que estamos viviendo una cruda recesión. Primero fueron los datos del desempleo dados a conocer por el INDEC, alcanzando casi un 10% de la Población Económicamente Activa, y otro tanto de subocupados. Después vinieron los números del Estimador Mensual Industrial (EMI), que consignan que la actividad industrial de julio de 2016 descendió 7,9 % con respecto al mismo mes del año 2015. Se trata de la mayor caída en 14 años, desde agosto del 2002 cuando había sido de 8,5 %. Por su parte, la actividad industrial de los primeros siete meses de 2016 con respecto al mismo período del año anterior acumula una caída de 4%.

En lo que hace a la actividad de la construcción la baja en julio fue de 23,1 % frente a igual mes del año pasado. Es la baja más fuerte desde agosto de 2002 cuando había sido de 26,7 %.

De enero a julio el sector tuvo un retroceso de 14,1 % comparando con el mismo período de 2015, lo que provocó una caída del empleo registrado en el sector de 72.144 puestos laborales.

Esta creciente recesión, acompañada de la pérdida de nuevos puestos de trabajo, es lo que explica el relativo freno a la inflación. De ahí que a diferencia de lo que afirma el discurso gubernamental, nada que festejar tiene el pueblo trabajador por este hecho. Se entiende también por qué Macri vetó la ley antidespidos quería dejar las manos libres a los capitalistas para descargar la crisis sobre los trabajadores.

Ahora tanto el gobierno como los empresarios quieren valerse de esta situación crítica para impulsar nuevas leyes de flexibilización laboral , con la excusa de favorecer el empleo, como reclamaron en el Pre Coloquio de IDEA.

Más que nunca es necesaria la acción conjunta de la clase trabajadora para poner freno a estos ataques. Pero en vez de esto la conducción burocrática de la CGT sigue dándole tregua al gobierno ajustador. Y en el Congreso los opositores , del Frente Renovador al Bloque Justicialista o al Frente Para la Victoria (este último en el Senado, que es donde sus votos importan) siguen votando todas las leyes que pide Cambiemos, como la entrega a los fondos buitre o la ley de blanqueo de capitales.

Por el contrario, desde el PTS y el Frente de Izquierda nos oponemos con todas nuestras fuerzas al ajuste del gobierno nacional y los gobernadores (tanto de Cambiemos como del FPV) y exigimos a las centrales sindicales la convocatoria a un paro activo nacional que sea el inicio de un verdadero plan de lucha, para que la crisis la paguen los capitalistas.