En una acalorada semana de protestas que tiene su plato fuerte el miércoles y jueves de esta semana, el Gobierno Nacional busca mitigar el golpe social que le significará la ola de reclamos y desactivar al menos el paro de colectivos de 24 horas convocado por la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) para el 31 de octubre venidero, si bien la organización sindical se muestra por el momento intransigente y el Ejecutivo ya no tiene entre sus cartas la conciliación obligatoria, por lo que todo se juega en una reunión el día previo.

A la amplia medida de fuerza encabezada por la Mesa Nacional del Transporte el miércoles próximo, a la que se plegarán trabajadores estatales y docentes universitarios, se le sumó en las últimas horas y con fecha para el jueves el importante paro de colectivos de la UTA, un reclamo que corre en simultáneo con el de los trenes y subtes pero que fue desplazado al día siguiente por el desdoblamiento de la protesta. Este punto puede costarle caro al Gobierno, que se enfrenta de repente a una semana con dos paros de 24 horas.

Es por eso que la Casa Rosada encendió las alarmas e, imposibilitada de dictar la conciliación obligatoria para que los servicios funcionen normalmente, pidió a las autoridades sindicales mantener un encuentro el miércoles para desactivar la jornada de cese de tareas. La posibilidad de llegar a un acuerdo le permitiría a la administración libertaria ahorrarse un duro golpe social y el descontento en las calles, aunque para ello deberá dar cumplimiento a los pedidos de la agrupación.

En concreto, la UTA pretende que el Gobierno Nacional otorgue el aumento demandado por los meses de agosto, septiembre y octubre, en busca de “una justa recomposición” que hasta el momento no se tradujo en “ningún ofrecimiento salarial” oficial. Si el Poder Ejecutivo accede al reclamo, el gremio levantará el paro de colectivos del jueves; aunque por el momento semejante resolución parece difícil. Todo se resolverá este miércoles, desde las 17, en la Secretaría de Trabajo de la Nación.