Lozano: “En la Argentina hay una verdadera rebelión fiscal de los ricos”
El Director del Banco Nación, Claudio Lozano, habló con Diagonales sobre el dólar, Vicentín, el impuesto a los ricos y la situación política del Gobierno
La economía desplazó a la pandemia del centro de la agenda pública en las últimas semanas, a pesar que los muertos siguen contándose de a cientos. El Gobierno, la oposición y la propia sociedad parecen haber puesto el foco en la salida a una situación que aún sigue resultando incierta en sus alcances. El tratamiento parlamentario del impuesto a los ricos, la presentación del presupuesto y las medidas restrictivas sobre el dólar coparon la discusión por la recuperación económica, y empiezan a prefigurar el año electoral que se acerca cada vez más rápido. Claudio Lozano viene hablando de estos temas mucho antes de haberse convertido en una de las principales referencias del intento de expropiación de Vicentín. En diálogo exclusivo con Diagonales, analizó a fondo la coyuntura económica, el “comportamiento lamentable” de la oposición, y la situación del Gobierno que aún no ha logrado constituirse en “una fuerza política que discuta el rumbo” del país, y que deberá hacerlo para sostener la unidad de cara a lo que viene.
Hace poco escribiste que en la Argentina no hay falta de dólares, a pesar que BCRA esté con los niveles de reservas más bajos en muchísimo tiempo, ¿cómo se explica esto?
-Tanto en 2019 como en lo que va de 2020 Argentina acumula dólares con un saldo comercial positivo, porque la economía está en recesión y parálisis productiva, y consecuentemente no importa vienes del exterior. El País tuvo 15.900 millones de dólares de saldo positivo en 2019 y en proyección en 2020 va a superar esa marca, con más de 17000 millones de dólares de saldo comercial. En los primeros 7 meses este año entraron 9000 millones, por lo tanto no es el problema que se suele señalar siempre de la falta de dólares asociada a la restricción estructural histórica en materia externa. Dólares hay, el problema es que el Banco Central no los tiene, no ha podido transformar esa acumulación de divisas comerciales en la acumulación de reservas. Y esto tiene que ver con las políticas aplicadas.
"Dólares hay, el problema es que el Banco Central no los tiene".
En 2019, los pagos de deuda de Macri más la fuga monumental de capitales se llevaron ese saldo comercial. La etapa actual es diferente y las razones son otras. No lo es el dólar ahorro, ya que en lo que va del año por ese concepto salieron solamente 1826 millones de dólares, y en el mismo período se fueron 9000 millones de dólares en pago de deuda: 3000 millones por el pago de la deuda pública en el marco de la decisión que el Gobierno tomó de pagar mientras negociaba, pero casi 6000 millones se fueron por cancelación de deuda privada, en muchos casos por empresas que son parte de corporaciones transnacionales y que implicaban pagos de la subsidiaria local a las casas matrices o a otra sucursales del exterior.
¿Se podría haber evitado entonces la restricción para el dólar ahorro?
-Si se hubiese establecido un control tanto para que los exportadores liquiden como para que las empresas no saquen dólares al exterior por cancelación de deuda privada, la coyuntura no sería la que es hoy. Y hoy no digo que no se establezcan restricciones, pero se podría haber sido mucho más preciso y firme en lo que hace a la restricción para futuras cancelaciones de deuda privada, que ahora se va a otorgar en un 40%. Yo creo que la situación obligaría a una revisión caso por caso y que se debería tender a no reconocerles nada, que tengan que utilizar sus fondos propios o que reesctruturen la deuda. Además quedan muy pocas empresas, que tienen vencimientos de acá a marzo, y son todas empresas muy importantes, no creo que ninguna de ellas necesite la asistencia del Estado con un dólar a un precio de $78-80 como está hoy el dólar comercial. Por otro lado es urgente obligar a que los exportadores liquiden. Sólo con el ingreso de esos 3300 millones de los exportadores ya resolverías el problema coyuntural, y además faltan ingresar unos 8000 millones más en lo que queda del año.
"Es urgente obligar a que los exportadores liquiden".
¿Deberíamos esperar una suba inflacionaria por estas medidas?
-Cuando hay una diferencia importante entre el dólar comercial y el dólar financiero es importante que el Gobierno refuerce el sistema de control de precios, porque las posibilidades de remarcaciones por expectativa de devaluación efectivamente existen. Pero la principal decisión es mostrar que el Gobierno va a ir a fondo para controlar el mercado cambiario, obligando a los exportadores y siendo mucho más firme con los que quieren cancelar deuda privada. Dar esa señal implicaría mostrar un Gobierno que tiene la decisión de administrar el tipo de cambio con mucha rigurosidad.
"La principal decisión es mostrar que el Gobierno va a ir a fondo para controlar el mercado cambiario".
En este contexto de necesidad de dólares para la reactivación industrial y económica, ¿en qué quedó el caso Vicentín?
-La verdad que en este contexto nos vendría muy bien que el Estado estuviera en Vicentín, porque tendríamos una fiscalización del ingreso de divisas mucho más firme. El mercado de exportación de granos hace mucho tiempo dejó de tener contralor por parte de la administración pública, porque están privatizados los puertos, porque no tenemos flota y porque además desapareció la junta de granos. Eso agiganta la capacidad que tienen las empresas exportadoras para subfacturar exportaciones y pagar menos retenciones. Y esa fue la razón por la cual la campaña opositora y de medios de comunicación hegemónicos frente a la decisión de expropiar fue tan importante. El tema no era solamente Vicentín, sino que las grandes empresas exportadoras de granos y derivados estaban preocupadas de que el Estado pudiera poner un ojo en un mercado en el que están acostumbradas a hacer lo que les plazca. Por eso el poder económico reaccionó con tanta fuerza y los medios hegemónicos construyeron una campaña de manipulación y de tergiversación de la información de niveles impresionantes.
Avanza el proyecto de aporte extraordinario para las grandes fortunas, en medio de permanentes embates de la oposición, los principales medios y sectores empresarios ¿Por qué pensás es tan difícil en la Argentina dar esa discusión, y eventualmente llevar adelante una medida como esa?
-Es lo mismo que pasó con Vicentín, hay un poder económico que resiste bajo todas las modalidades habidas y por haber cualquier intento de regulación que los obligue a tener un comportamiento económico y social compatible con una estrategia de desarrollo. En Argentina desde que se recuperó el proceso democrático se viene hablando de la necesidad de una reforma impositiva que implique mayor justicia tributaria, y pasan uno y otros gobiernos y esto nunca ocurre. La importancia del impuesto a las grandes fortunas es que comienza a visibilizar el tema de fondo de la discusión tributaria, y que es que en la Argentina hay una verdadera rebelión fiscal de los ricos, o sea, los ricos no quieren pagar.
"Los ricos no quieren pagar".
Cuando uno mira la estructura tributaria nacional y provincial, los impuestos al patrimonio y la riqueza son apenas el 1,22% del total del producto y representa poco más del 4% de la recaudación, mientras que los impuestos sobre el consumo y el trabajo representan el 70% de la recaudación. El impuesto a las rentas representa apenas el 21%. Argentina invierte en la práctica lo que es el esquema de recaudación de los países más desarrollados, donde los impuestos a la renta y al patrimonio representan más del 50% de la recaudación y los impuestos al consumo no pasan del 30%.
¿Ves posible que la post pandemia habilite una discusión profunda sobre la matriz tributaria argentina, y su posible modificación en un sentido progresivo?
-Yo creo que esa es la discusión que se está dando con este impuesto, y por eso lo discuten tanto. De hecho el impuesto es sumamente moderado, porque los millonarios en Argentina registrados por la AFIP son aproximadamente 32.000, y acá sólo se está cobrando a 12.000, se está dejando afuera 20.000 que tiene más de un palo verde de patrimonio y que no habría ninguna razón para dejarlos afuera.
"Se está dejando afuera 20 mil que tienen más de un palo verde de patrimonio y que no habría ninguna razón para dejarlos afuera".
Tampoco se hizo un contralor entre los registros que la AFIP tiene y las empresas que el BCR investigó y que fugaron divisas durante los últimos 4 años, cuando todos sabemos que el tema de la fuga incluye el ocultamiento de rentas y patrimonios para evitar el pago de impuestos por parte de las grandes empresas que son las que alimentan las grandes fortunas. Además, la información internacional disponible en las consultoras especializadas muestra que en la argentina hay prácticamente 114 mil personas que tienen más de un palo verde. Otro elemento, el informe del BCRA dice que el 1% de las personas físicas son las que fugaron la mayor cantidad de guita, unas 66 mil personas que tiene identificadas el BCRA como que sacaron dólares al exterior. El impuesto es moderado en cuánto a su alcance, pero lo resisten porque puede ser un paso en dirección al debate sobre la reforma tributaria que la Argentina necesita, y eso es lo que quieren evitar.
Se presentó el presupuesto 2021 con una perspectiva de caída del PBI este año del 12,1%, y un crecimiento 5,5% para el año que viene ¿Cómo ves la coyuntura económica actual y las perspectivas para los meses que vienen?
-El problema para hacer una perspectiva seria es la pandemia, que no está claro cuando termina y cuándo vamos a poder manejar en plenitud la recuperación de la capacidad económica. Habría que evaluar seriamente tener proyecciones que hacen de cuenta que estamos en la post pandemia cuando no lo estamos. El presupuesto que se está presentando tiene más que ver con una idea de posta pandemia que todavía no tenemos claro cuando comienza, para ser precisos. La pandemia tenía que transitarse con la puesta en marcha de un salario universal que garantizara a todos los trabajadores desocupados y en situación de informalidad un salario mínimo vital y móvil. El IFE en alguna medida se quedó corto. En magnitud, porque $ 10 mil es muy poco, y menos todavía si se lo otorga de manera bimensual, porque solo se entregaron tres IFES en seis meses. Y en tercer lugar, porque quedaron afuera entre 2 y 3 millones de personas que deberían haberlo recibido.
¿Cuáles son para vos los pilares por los que debería pasar la recuperación económica?
-Recomponer poder adquisitivo y consumo, la utilización de la capacidad ociosa, y financiamiento del capital de trabajo. El estímulo principal hoy para desarrollo de la actividad económica es más demanda, y consecuentemente hay que levantar el poder de compra de los distintos sectores. También necesitamos abordar el déficit habitacional con un plan de un millón de viviendas que es algo fácil de hacer y que tiene un impacto descomunal en términos de empleo. Y también salud pública y educación pública como prioridades. Hay que salir de la pandemia con una reactivación que privilegie los consumos colectivos, y atienda la situación de manera de contener la conflictividad social de un país que va a tener casi la mitad de su población bajo la línea de pobreza. Esta debería ser la orientación preponderante en materia presupuestaria.
"La oposición y el poder económico están tratando que el Gobierno siga el camino del ajuste".
Y no se nos escapa el hecho de que estamos en un escenario en el que buena parte del poder económico y la oposición política articulados están tratando de que el gobierno siga el camino del ajuste. La problemática del mercado cambiario que está mostrando con claridad que se pretende que la Argentina camine en dirección a un ajuste mayor vía una devaluación, que en el contexto actual sería un problema muy serio. Por eso me parece importante que el Gobierno refuerce la regulación para evitar esa devaluación brusca, que creo que ese es el objetivo de las medidas que se tomaron y creo que deben ser profundizadas y fortalecidas.
Fuiste diputado 12 años, conocés el paño. ¿Cómo ves la actitud JxC de judicializar las sesiones de ambas cámaras por cuestiones de protocolo, dificultando el funcionamiento de uno de los poderes de la República , en medio de la pandemia?
-Toda la actitud de oposición, desde un comienzo, fue boicotear la cuarentena temprana que puso en marcha el Gobierno Nacional y que fue la mejor iniciativa que se tomó, privilegiando la defensa de la salud por encima de cualquier otro interés sectorial. La oposición articulada además con la actitud del poder económico, materializada ni bien comenzó la pandemia en la decisión del grupo Techint de declararle la guerra al gobierno despidiendo a 1450 trabajadores en el sur de la Argentina. Los planteos sobre las sesiones que no tienen ni pies ni cabeza, no hay ninguna razón para poner en cuestión el funcionamiento de las sesiones virtuales. Es un verdadero disparate decir que no se puede discutir porque las sesiones son virtuales, y proponer como alternativa violentar todos los protocolos sanitarios exponiendo a los trabajadores del parlamento nacional en este contexto. Es un disparate total. Son excusas de forma, sin contenido, porque no pueden argumentar nada frente a los debates que está proponiendo el Gobierno.
"La oposición no puede argumentar nada frente a los debates que está proponiendo el Gobierno".
Fuiste siempre un defensor de la idea de las investigaciones sobre las deudas públicas asumidas y utilizadas de forma beneficiosa para el país. ¿Qué pensás del acuerdo con los acreedores externos?
-Pienso que el Gobierno se autolimitó, en primer lugar al tomar la decisión de pagar mientras negociaba. En segundo lugar, creo que también debilitó la negociación el hecho de no haber avanzado con una investigación en profundidad sobre el proceso de endeudamiento, básicamente partiendo de los cuatro años de Macri. Las irregularidades que tuvo el acuerdo con el fondo, tanto desde la perspectiva administrativa, jurídica y legal de la Argentina como desde la violación de los propios estatutos del Fondo brindaba los elementos para plantear esto. Todas estas cosas que no se hicieron debilitaron la capacidad de negociación, y en ese marco lo que se tuvo fue una negociación bastante parecida a las históricas, en donde lo único positivo que uno encuentra acá es que se despejaron los vencimientos inmediatos y eso brinda oxígeno para avanzar en la recuperación económica.
¿Cómo ves hacia adelante la negociación con el Fondo, después de que asumieron haber otorgado los préstamos al país para ayudar a Macri a ganar las elecciones?
-Me parece que el tema acá es que si la Argentina no fortalece la intervención estatal en el proceso de recuperación de la actividad económica, si el papel del Estado en la recomposición del poder de compra y en elfinanciamiento del capital de trabajo no es central no es central, lo que va a pasar es que la recuperación de la actividad no va a tener los contenidos de mayor igualdad y mayor democratización que debería tener. Y ahí se juega mucho la capacidad que tengamos de limitar la intervención del Fondo reclamando mayor ajuste de las cuentas públicas, el acelerar los términos y los tiempos del equilibrio fiscal y las consiguientes y ya conocidas propuestas de reforma estructural que han estado siempre en la boca del Fondo: la reforma previsional, la reforma laboral y la reforma fiscal, en todos los casos dirigidas a bajar el gasto en seguridad social, bajar el costo laboral, todas premisas que ya sabemos que no conducen a nada. Mi preocupación es que no sigamos los pasos del ajuste fiscal y la limitación monetaria, que son las que podrían limitar al Estado como herramienta de redistribución del ingreso para levantar el poder de compra y de financiamiento del capital de trabajo, imprescindible en el marco de la recuperación de la recuperación económica.
El Frente de Todos logró unificar a sectores muy amplios. Vos fuiste crítico de la última etapa del kirchnerismo. ¿Qué cambió para que se lograra la conformación de esta nueva alternativa política?
-Lo primero es Macri. El hecho de que Macri y todo lo que él representa como una expresión de las principales corporaciones de la Argentina apropiándose del Estado por el voto fue una señal de alarma para todas las organizaciones del movimiento popular en la Argentina, y un desafío de construcción de unidad para frenar un rumbo de ajuste y exclusión monumental. Eso obligó a una autocrítica de las organizaciones populares y a privilegiar un espacio de unidad que el FDT de alguna manera logró.
"Macri obligó a una autocrítica y a privilegiar un espacio de unidad que el FdT de alguna manera logró".
A partir de allí se abre otro desafío. Hoy se funciona sobre la base de las posiciones que cada uno tiene en el diseño institucional y el aparato estatal, pero no hemos logrado transformar al frente en una fuerza política que discuta el rumbo, y creo que es algo imprescindible por la presión explícita que tanto la oposición política como el poder económico, en el marco de apriete, desestabilización y corrida de mercado, viene haciendo para tratar de condicionar el rumbo del Gobierno. Y la única manera de evitar ese condicionamiento es que el FDT se fortalezca a sí mismo sobre la base del respaldo pleno del conjunto de los actores que efectivamente lo constituyen.
Si te nombro dos apellidos: Vicentín y Macri, ¿Cómo los vinculás?
-Ambos son parte de las 50 fortunas más grandes de la Argentina, que tienen que pagar el impuesto a las grandes fortunas, y son los que han venido resistiendo las mejores decisiones de este Gobierno, desde la cuarentena temprana y el ASPO, no olvidemos a uno de los dueños de Vicentín navegando en su Yate por el Paraná. Son los que se cagan en todo, y los que resisten todos los intentos que podamos priorizar la salud y el desarrollo de nuestra gente.
"Los Vicentín y Macri son los que se cagan en todos".