“Basta Javier, hasta acá llegaste”. Si Sergio Massa tenía la frase preparada o la sacó de la galera, ya que le soltó en en una réplica luego de de un ataque de Milei hacia Bregman, será una anécdota. Lo concreto es que la piña entró de lleno, descolocó al libertario en su postura corporal y en minutos se convirtió en tendencia en las redes. Fue el último pedido de réplica de Massa, posterior al último que había pedido Milei, que no pudo responder y sólo atinó a una sonrisa nerviosa que lo dejó expuesto.

El gesto vale como resumen de lo mejor que puede haberse llevado el ministro del segundo turno del debate, mucho más parejo que el de hace una semana y en el cual, en general, los candidatos no se sacaron claras diferencias.

Massa, que el domingo pasado había salido extrañamente ileso por no haber recibido golpes en los temas que escandalizaban a la sociedad por esas horas, esta vez tuvo que soportar ataques más duros. Por citar un ejemplo, Patricia Bullrich mencionó cinco veces el nombre de Insaurralde. La candidata de JxC fue con los tapones de punta contra el de UP, con un menú que incluyó liberación de presos, acusaciones de estar del lado de delincuentes, los bolsos de López, corrupción y todo el decálogo con el que el macrismo hizo política en los últimos 10 años. 

Segundo Debate Presidencial 2023

Massa salió bien del paso y acusó a Bullrich de haber liberado más presos durante su gestión y de haber quitado los inhibidores de señales en las cárceles de Rosario. Los números con los que respondió le dieron solidez a la posición frente a la que la ex ministra de Seguridad prefirió no responder. Cuando la candidata del macrismo le tiró con Insaurralde, Massa respondió con firmeza que le había pedido su renuncia y le replicó con su defensa a Milman.

Esos momentos fueron los más picantes del ministro candidato para con sus oponentes. En el mano a mano de las preguntas cruzadas ninguno se sacó demasiadas diferencias, y el no haber acusado ninguno de los muchos golpes que le tiraron dejó a Massa en una buena posición luego del debate. Sumado a eso, el haber metido al menos una buena puñalada a cada uno de sus dos competidores directos deja más que conforme al candidato del oficialismo, que volvió a festejar una buena performance a dos semanas de las urnas.

Massa volvió a ser el centro del debate, aunque con cruces picantes que se dieron también entre Milei y Bullrich. La candidata de JxC necesitaba levantar el perfil y su estrategia más agresiva tanto para con Milei como con Massa le dieron algunos buenos momentos. Sin embargo, el ministro de Economía fue el blanco más elegido por la totalidad de los contendientes, totalizando 36 menciones del resto de los candidatos frente a 29 de Milei y sólo 14 de Bullrich.

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Sin embargo, el candidato de UP no dedicó su tiempo a responder los múltiples ataques en su contra sino a lo que enunció en su minuto de presentación, desplegar sus propuestas. En términos de seguridad, Massa prometió un FBI argentino radicado en Rosario y con el objetivo de abordar delitos complejos. “Cámaras, móviles, sistemas satelitales de rastreo, botón de pánico en cada celular para cada una de las ciudades de la Argentina de más de 50.000 habitantes, financiada desde el Estado Nacional” prometió el candidato replicar su modelo tigrense en el resto del país. A su vez, Massa prometió cambiar las leyes “para que la justicia también tenga que rendir cuentas ante la sociedad”.

En el bloque de trabajo y producción, Massa enfocó en una recuperación del ingreso que ya se puso en marcha con la reducción en impuestos como el IVA o Ganancias. Mencionó medidas para personas con discapacidad, para que puedan ser contratados, y esbozó una ley para obligar a las empresas a pagar la misma remuneración a hombres que a mujeres por la misma tarea. El voto femenino fue uno de los apuntados por el candidato durante el debate. 

Para las PyMES y el empresariado, Massa recordó la baja en las cargas sociales y prometió una simplificación tributaria para que dejen de pagar “150 impuestos”. El modelo de la producción y exportador surgió en varios tramos del debate, en los que Massa hizo mucho hincapié en la eliminación de las retenciones a las economías regionales, un tema en el que polarizó con Schiaretti en búsqueda del voto del interior. 

En una réplica contra Javier Milei en este punto, Massa dejó otra de las definiciones de la noches:"plantea volver a un estado de esclavitud" disparó el candidato de UP, justo cuando el libertario se había quedado sin oportunidades de réplica y tuvo que tragar el golpe sin responder.

En el último bloque temático, Massa prometió enfocarse en la “casa común y casa propia, es el desafío de los próximos cuatro años”. La referencia a la casa común la tomó del Papa Francisco, a quien volvió a nombrar como el domingo pasado. Junto con el momento en el que afirmó “si Dios y ustedes me hacen presidente el 10 de diciembre”, fueron las dos instancias en las que el candidato de UP fue a buscar otro voto en el que espera hacer una diferencia: el ligado a la Iglesia Católica.

Massa habló de un sistema de crédito hipotecario donde las cuotas aumentarán sólo si aumentan los salarios, respondiendo a una demanda profunda de la sociedad como es la vivienda. Planteó un programa de dos millones de lotes con servicios a partir de la inversión pública, uno de los principales reclamos de las organizaciones sociales y particularmente de Juan Grabois, otro de los votos que Massa intentó fidelizar esta noche. 

También el candidato de UP mencionó una reforma del Código Penal para penar a quienes desmonten, destruyan humedales o ambientes naturales, abarcando una agenda muy cercana a sectores de la juventud, otro actor en el cual el oficialismo necesita levantar.

Massa le habló a una amplia red de sectores de la sociedad, con propuestas directas y concretas en base a las demandas de esos sectores. Mujeres, juventud, trabajadores y empresarios industriales, economías regionales y el campo, fieles de la Iglesia Católica. El menú de destinatarios de los mensajes de Massa muestran el esfuerzo del candidato de UP por ampliar su base de cara al 22-O y asegurarse un balotaje.

En esa línea, Massa profundizó en otra de las que vienen siendo sus principales líneas de campaña. “Convocar a los mejores, no a los partidos” sintetizó Massa para volver a reforzar su propuesta de un gobierno de unidad nacional, para el cual llamó a casi todos los sectores políticos, poniendo nombres concretos como el de la UCR. En ese sentido, el candidato de UP profundizó el perfil que mostró hace una semana: propositivo, con medidas concretas para plantear una mirada a futuro, con una amplia gama de sectores abarcados por las medidas que explicó y prometió, y una posición abierta a la convocatoria política a estructuras con las que pueda confluir de cara a una balotaje en el que dispute mano a mano con Milei. 

Sin grandes heridas, consolidando su centralidad y su perfil propositivo, habiendo mostrado firmeza y solidez en sus planteos, y logrando hacer trastabillar por momentos a sus oponentes, Massa podrá darse por satisfecho de haber atravesado dos turnos consecutivos de debate sin que le entraran golpes de knockout. Mucho más en un contexto de inflación imparable, desorden económico y escándalos que semana a semana le estallan al peronismo en la cara. Massa quedó parado y en el centro del ring, para encarar a todo o nada las últimas dos semanas de campaña, de cara a las urnas en las que confía meterse en el balotaje. Nada despreciable para un Gobierno que hace más de un año camina al filo del helicóptero y hoy por hoy parece tener la chance concreta de meterse en los penales de la segunda vuelta, en los que Massa sueña con convertirse en héroe.