La popularidad y el interés que generó Javier Milei desde sus tiempos de panelista televisivo hasta sus primeros meses como presidente, pasando por su histriónica campaña motosierra en mano, fueron su principal activo y el único punto de contacto con sociedad que se ve, en su enorme mayoría, afectada por sus decisiones de política económica. O, por lo menos, así lo venía siendo hasta ahora. El dato más relevante quizás de las últimas horas es que, contra todo el esfuerzo del oficialismo por seguir montando un show con el presidente como rockstar, Milei parece estar perdiendo el encanto.

Al menos así lo reflejan mediciones en torno al alcance y las repercusiones del espectáculo montado este domingo en el Congreso de la Nación, con el que el presidente pretendió sentar una especie de piedra fundacional de la nueva Argentina que dice estar construyendo pero que, en los números, no suscitó la atención de la sociedad. A la fenomenal caída del rating televisivo durante su discurso, que marcó por primera vez en el año el prime time del domingo tocara el bajísimo registro de 3.5 puntos con todos los canales sumados, este lunes se le sumó el dato sobre las menciones en redes sociales.

Territorio predilecto para los libertarios, las redes sociales vienen siendo el principal sostén del Gobierno a la hora de medir su contacto con la sociedad. Más allá de las intervenciones de los ejércitos de trolls que maneja el oficialismo, no deja de ser cierto que la figura de Milei genera, como ninguna otra en la política, una altísima actividad y conversación digital en torno suyo. Pero, lamentablemente para quien se presenta como uno de los dos políticos más importantes del planeta Tierra, las menciones e interacciones sobre su figura vienen cayendo a la par que su gobierno empeora las condiciones de vida de los argentinos.

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X de Ad Hoc

La consultora Ad Hoc se especializa en relevar las conversaciones digitales a partir de las menciones en las redes sobre temas de agenda y personalidades públicas. Este domingo, Ad Hoc midió un total de 211 mil menciones a Milei en el día de la presentación del Presupuesto 2025. Para tener una dimensión de lo que esa cifra representa, cabe compararla con los otros dos shows del presidente frente al Congreso: en la apertura de sesiones del primero de marzo, fueron 750 mil; en su asunción del 10 de diciembre, fueron 1.6 millones.

La tendencia decreciente no es sólo relevante por el retroceso del interés alrededor de lo que el presidente tiene para decir, sino por la magnitud de ese retroceso. Las menciones de este domingo en las redes fueron menos de un tercio de las de la apertura de sesiones, y unas 8 veces menos que las del pico de popularidad del presidente recién asumido.

Ad Hoc viene registrando las menciones al presidente en redes también en forma mensual, y allí también se ve una importante pérdida de interés por parte de la sociedad. El pico de menciones se dio durante el mes de febrero, con 12,5 millones. Desde ese punto máximo, la popularidad de Milei medida en menciones en las redes cayó hasta el piso de agosto, donde se registraron 6,4 millones, prácticamente la mitad que las de seis meses atrás. “El escándalo por la denuncia contra Alberto, las internas libertarias y el tire y afloje con Macri quitaron protagonismo a su figura”, explicaron desde la consultora el piso de menciones mensuales para Milei.

El contexto también se explica desde otro estudio que se conoció este domingo. Zuban Córdoba publicó una trabajo en el que consultó a sus encuestados cuánto creían o descreían sobre 10 frases pronunciadas por Milei en relación al rumbo del país y su Gobierno. De las 10 frases, la que menos desconfianza generó fue “estamos arrasando con la inseguridad”, frente a la cual un 27,6% dijo que era verdad y un 62,7% que era mentira. De allí para abajo, el rechazo a los postulados del presidente fue in crescendo, hasta el piso del 70,6% que consideró una mentira que “el poder adquisitivo en dólares de los jubilados voló”, o el 76,2% que pensó lo mismo sobre que “las tarifas de la luz, el gas y el agua están regaladas”. Ninguna expresión de Milei alcanzó ni el 30% de credibilidad.

A la inversa, el estudio de Zuban Córdoba marcó la confianza de la sociedad argentina en instituciones que el Gobierno ataca persistentemente, tanto desde lo presupuestario como en lo simbólico. Las universidades públicas fueron las instituciones que más confianza generaron, con 71,5%, seguidas por la salud pública con el 71,2% y el CONICET con 64,3%. En ese sentido, la desaprobación del Gobierno nacional llegó en agosto al 57,3%, casi en el pico de abril del 55,8%, a la vez que un 43% de los encuestados opinó que la gestión de Milei no tiene ningún logro que mostrar.

El cruce entre la situación económica y la caída de la credibilidad, la confianza y el interés en el presidente es directa. Frente a la consulta de Zubán Córdoba por la dirección en la que va el país bajo el Gobierno libertario, sólo un 39,5% expresó que va en la dirección correcta, marcando una caída persistente desde el 47,1% que opinaba lo mismo en abril. A la inversa, la percepción de que Argentina va en un rumbo incorrecto pasó del 52% en abril al 55,1% en septiembre.

La explicación económica reside en el metro cuadrado de los argentinos. El 73,9% respondió que su situación no mejoró desde que asumió Milei, el 64,3% que está recurriendo a ahorros para llegar a fin de mes y el 53,9% que para llegar tiene que endeudarse. A su vez, el discurso de la desaceleración inflacionaria pierde efecto en un contexto en el que el 56,2% de los consultados respondió tener miedo a perder el trabajo, el 77,4%, que la pobreza está creciendo y el 53,9%, que estamos mal y vamos a estar peor.

Sin resultados económicos para mostrar, el “experto en crecimiento” que llevó al país a una tremenda recesión para dejar clavada la inflación en el 4% mensual, a costas de quemar reservas todos los días, parece estar perdiendo su encanto frente a la sociedad que dice representar enfrentando a la casta. Con todo el aparato libertario denostando a los medios de comunicación tradicionales, el dato de las mínimas menciones en las redes, su territorio por excelencia, suenan como una alarma sobre lo innegable: si la economía no levanta, la imagen del presidente y del Gobierno seguirán desplomándose como en los últimos meses.