Mimoso y domado
El candidato libertario no se recupera del golpe del domingo. Sus primeras reacciones lo muestran mareado, con pedidos de auxilio a “la casta” y hasta a la izquierda. Largas semanas por delante, en las que se enfrenta a un profesional de la política en las que no podrá guardarse como tras las PASO.
En su cierre de campaña en el Movistar Arena, Javier Milei saltaba enfervorecido al grito de “en primera vuelta”. Su expresión de deseo, compartida con los miles de asistentes al acto, tenía fundamentos. La sorpresa que dio en las PASO y un par de buenas semanas posteriores lo habían ubicado al filo de los 40 puntos con los que un candidato puede aspirar a un triunfo sin la necesidad de ir al balotaje. Pero esas altas expectativas traicionaron al libertario a la hora de los resultados del domingo, para los cuales evidentemente no se preparó ni por las dudas. Sus movimientos posteriores no hacen más que mostrarlo errático, alejado de la línea discursiva que lo hizo llegar hasta donde está y sin encontrar aún una estrategia clara hacia el 19 de noviembre.
Los primeros signos de ello llegaron en las palabras de Milei desde el búnker de La Libertad Avanza. Sorprendentemente, el candidato anti casta lo primero que hizo tras perder contundentemente frente a la remontada de Sergio Massa fue buscar refugio en una casta de selección. “Quiero aprovechar para saludar a Jorge Macri, que hizo una gran elección en la Ciudad y tiene un balotaje con el kirchnerismo igual que el que tenemos nosotros” lanzó el libertario. Y agregó “aprovecho también para salidar a Rogelio Frigerio, que me dicen que sería el nuevo gobernador de Entre Ríos”. Macri, un ex intendente que apenas dos años después saltó la general paz y se convirtió en jefe de gobierno porteño. Frigerio, ex ministro Cambiemos que volvió a su provincia para ser gobernador. Los criterios de renovación de Milei perdieron la brújula en las urnas.
El candidato libertario insistió afirmando que “la campaña hizo que los que queremos un cambio nos viéramos enfrentados, por eso yo hoy vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y de ataques y estoy dispuesto a hacer tabula rasa, barajar y dar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”. De pronto y sin preámbulos, Milei se subió de lleno a la línea de anti kirchnerismo rabioso que intentó Patricia Bullrich hacia las generales y con la que quedó tercera cómoda. El libertario no habló de casta en su discurso del domingo, y mencionó más de una decena de veces en su discurso de unos minutos la palabra kirchnerismo.
Si bien el movimiento tiene cierta lógica electoralista en el objetivo de captar a los votantes de Bullrich, también corre un riesgo estratégico agravado por la forma en la que se tiró el piletazo antik. Sin apenas haber dado un respiro a su base electoral tras la derrota, Milei salió a abrazar a quienes fustigaba violentamente apenas unos días atrás, desorientando a propios y extraños. Si su cálculo fue sumar votos anti kirchneristas, tal vez se confió demasiado en la dureza de su propio núcleo al que alimentó durante años con ataques furibundos que también apuntaban al macrismo al que fue a buscar minutos después de la derrota.
Hasta ahí, todo podría haber sido producto de un error de cálculo y de no haber previsto la posibilidad de un resultado como el del domingo, algo que nadie tenía en el radar. Pero Milei no sólo insistió con su postura el lunes, sino que la profundizó hasta el paroxismo, sembrando dudas sobre cómo seguirá hasta el 19 de noviembre.
En distintas entrevistas del día posterior a las generales el candidato libertario lanzó ofrecimientos de ministerios en su eventual gobierno a diestra y zurda. Literalmente. Primero, sorprendió expresando que estaría “contento de la vida” de tener a Patricia Bullrich como ministra de seguridad. “Tabula rasa es tabula rasa” ensayó como argumentación Milei, al tiempo que agregó “nunca le critiqué su gestión en seguridad”. El gentil entrevistador de LN+ evitó devolverle la respuesta obvia, que hubiera sido recordarle las numerosas veces que en las que acusó a Bullrich de montonera tira bombas, incluso expresando que había puesto bombas en jardines de infantes, algo que no sucedió nunca en la Argentina y una acusación por la cual la es candidata macrista lo denunció penalmente.
Como si eso fuera poco, Milei propuso también sumar a su gabinete gente de izquierda. “Nosotros tenemos el Ministerio de Capital Humano. En algunos aspectos de las áreas que entran en Capital Humano las personas que más saben son de izquierda. ¿Y qué creés que hicimos con Sandra? Los llamamos igual. No nos importa” expresó en otra entrevista. Luego, agregó “Si la persona que más sabe sobre el tema te va a aportar una solución, qué me importa qué piensa, me importa tres rábanos”. Nuevamente, otro gentil entrevistador rabiosamente enfrentado al Gobierno obvió recordarle a Milei las decenas de veces en las que lanzó violentas calificaciones como “zurdos de mierda”, “dictadores”, “hijos de remilputas”, “fracasados”, “tiemblen zurdos de mierda” u “odiadores de la vida”.
Cómo pasó Milei de eso a decir que las personas de izquierda son las que más saben sobre temas relacionados al capital humano, léase educación, cultura, filosofía, sociedad, etc., es un misterio que desconcertó más a su propia base que a nadie. Sobre todo, porque estos movimientos fueron todos en un mismo día y a horas de los resultados, sin siquiera una mínima preparación del terreno para un giro tan brusco como difícil de argumentar.
Frente a esto surgen algunas preguntas. ¿Le suma o le resta a Milei correr su eje histórico de polarización con la casta, que lo llevó a donde hasta, a un eje anti k que parece muchos más desgastado? A este interrogante se le debe agregar la respuesta en espejo de Sergio Massa, que sentenció la muerte de la grieta como el principal resultado de las urnas del domingo al tiempo que insiste en su convocatoria a un gobierno de unidad nacional.
A su vez, una de las lecturas mayoritarias de los resultados de las PASO fue que una gran parte de los votos que sacó Milei se los sacó justamente al peronismo. Un votante que el 2019 se inclinó por el FdT para sacar a Macri, y que producto del descontento con la situación económica podría haber recalado en LLA como una novedad para buscar un resultado diferente. ¿Es la mejor receta hablarle a ese votante con el mismo lenguaje con el que intenta seducirlo infructuosamente el macrismo hace cuatro años?
Como sea, Milei parece haber elegido esa senda para transitar las semanas que quedan hasta el balotaje, apostando a su mirada tras las generales de que “dos tercios del país votó por un cambio”. El problema que le emergió al libertario es que, si él pudo representar ese cambio en las PASO, sus posturas extremas parecen haber tocado un techo mientras que Sergio Massa creció exponencialmente también proponiendo un cambio. Uno más racional, medido, amplio en su convocatoria que no está basada en la negatividad de terminar con nadie, sino en la positividad de saldar la grieta en una nueva unidad nacional.
La encerrona aleja a Milei de los muchos sectores a los que castigó con extrema violencia durante los últimos años. El radicalismo es el primer anotado en esa lista. Muchos dirigentes de primera línea ya salieron a manifestar que de ninguna manera votarán por el libertario, y otros más osados ya plantearon su postura de acompañar la candidatura de Massa. La UCR tendrá una convención nacional para tomar una definición de cara al balotaje, que difícilmente sea en algo favorable a LLA.
Otros actores se sumaron a las críticas contra el candidato libertario. Uno de ellos es Horario Rodríguez Larreta, a quien Milei insultó con dureza en muchas ocasiones y hasta dijo que podría aplastarlo incluso estando en silla de ruedas. Luego de las elecciones, Larreta hizo circular un video con recortes de una entrevista en la que le expresó a Alejandro Fantino que “rodos los Milei que han habido en el mundo fracasan porque las posiciones extremas no sacan el país adelante. No creo en la venta de armas, no creo en la venta de órganos, no creo en la dolarización, no creo en el sistema educativo de vouchers que termina expulsando a los más humildes. No creo cada una de las cosas que plantea, no creo en eso y lo digo claramente, Si tengo todos estos desacuerdos, ¿cómo lo voy a acompañar? es un tema de valores”. Rotunda toma de posición, sobre todo porque no se trató de una nueva entrevista sino en el evidente deseo del Jefe de Gobierno porteño de plantar su bandera en la coyuntura pre balotaje.
Roy Cortina también dijo lo suyo este martes. El legislador porteño de JxC y dirigente de primera línea del socialismo publicó en su cuenta de X “Ballotage: es obvio que Milei NO”. Por su parte, el lunes la Coalición Cívica emitió un comunicado expresando que tampoco acompañarían orgánicamente a Milei ni a Massa, dando lugar a una libertad de acción para sus militantes pero acotando la pecera para la pesca de nuevos votos que debe encarar el libertario.
En este contexto, el margen de acción de Milei parece achicarse si insiste en ir por la línea anti K. Massa se ocupó de representar otra cosa, y con CFK totalmente afuera de la campaña su prédica corre el riesgo de quedar pedaleando en el aire como le sucedió a Bullrich.
El libertario tiene, además, otra dificultad. Post PASO, sus picos fueron las primeras semanas en las que fue noticia por su relación con Fátima Flores y en las que volvió a su perfil mediático, el que más cómodo le sienta, y el período inmediatamente posterior en el que se llamó a silencio. Fueron los momentos en los que más alto estuvo en las mediciones y donde buena parte del sistema lo daba como presidente. Pero en algún momento debía reaparecer, y cuando lo hizo fue cometiendo una serie de errores no forzados como replicar a Massera en el debate presidencial y negar a los 30 mil desaparecidos o alentar una corrida bancaria. Esos errores se combinaron con una campaña puntillosa al extremo de Sergio Massa, y desde allí se explica la elección que se dio vuelta.
Ahora, con solo dos candidatos sobre la mesa, Milei no puede evitar la exposición. Las semanas que quedan hasta el 19 de noviembre estarán plagadas de preguntas filosas, y deberá responder también a la campaña de Unión por la Patria, que jugará a fondo para polarizar con sus rasgos autoritarios y anti democráticos desde el llamado a una nueva unidad nacional. La línea del anti un antikirchnerismo violento no pareciera ser la mejor respuesta a eso. Habrá que ver cómo continúa el camino del libertario.