Fuera abajo la imagen del presidente Javier Milei y su gestión, que en septiembre volvió a resquebrajarse ante los ojos de la sociedad y apuntó un derrumbe histórico y un nuevo piso récord de la última década de mandatos argentinos. La confianza en el Gobierno cayó casi 15 puntos y marcó el nivel mínimo en lo que va de la administración libertaria, que a esta altura inspira menos seguridad que los exmandatarios Alberto Fernández y Mauricio Macri lo hacían. Alerta en la Rosada.

No solo nadie le cree al Presidente, que obtuvo la puntuación más baja desde su asunción al poder en diciembre pasado, sino que la comparación histórica le da al rojo vivo a la gestión libertaria: tras nueve meses en el sillón de Rivadavia, Milei mide peor que sus predecesores Alberto Fernández y Mauricio Macri en su momento. Así surge del más reciente informe del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) relevado por la Universidad Torcuato Di Tella, que arrojó que la credibilidad de la Casa Rosada tocó su más bajo piso hasta ahora.

“El nivel de confianza actual es de 16,6% menor al de la medición de septiembre de 2016, al comienzo del Gobierno de Macri; y 4,6% menor al de la medición de septiembre de 2020, al comienzo de la gestión de Fernández”, precisó el estudio elaborado por la Escuela de Gobierno de la prestigiosa casa de estudios. El derrumbe fue motorizado principalmente por la pérdida de confianza en sectores sociodemográficos como el de las mujeres y el de los adultos mayores de 50 años.

De este modo, entre agosto y septiembre, la confianza en el Gobierno Nacional disminuyó un 14,6% – prácticamente 15 puntos. De hecho, de los cinco componentes que integran el relevamiento, ninguno le dio saldo positivo a Milei: la Preocupación por el interés general bajó un 15,7%; la Evaluación general del Gobierno, un 16,7%; la Eficiencia en la administración del gasto público, un 18%; la Honestidad de los funcionarios, un 15,7%; y la Capacidad para resolver los problemas del país, un 9,5%.

La variación fue la más importante en lo que va de la administración libertaria y compone un enorme signo de alerta para un oficialismo flanqueado por varios frentes. En la política, los traspiés legislativos y los sucesivos vetos del Ejecutivo solo empeoran la imagen del Gobierno; en la economía, la inflación volvió a rebotar y la Rosada pateó varias de las principales promesas de campaña; y en la sociedad, sondeos como el aquí mencionado redondean el perfil de un Presidente caracterizado por sus tres “I”: insensible, inestable e inútil.