Nueva etapa en el búnker de campaña UP: protagonismo massista con Malena a la cabeza y buena sintonía con La Cámpora
El oficialismo trabaja pensando en octubre. Malena Galmarini metida a full, “es la última que se va del búnker”. El cristinismo presente con Wado, Máximo y Recalde. Juan Manuel Olmos y Agustín Rossi, miembros permanentes. Presencias bonaerenses de Insaurralde y Katopodis. El consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, corrido del centro.
El terremoto de las PASO parece no haber pegado con tanta virulencia en el búnker oficialista de Mitre 363, el edificio donde funcionara un banco y que hoy aloja la campaña de Unión por la Patria a escasos metros de la Casa Rosada. Fuentes del equipo de comunicación de medios de la campaña de Massa describen un “clima de tranquilidad”, en el cual “no hubo un fuerte descontento por el resultado de las primarias”. La explicación que surge es que “Bullrich perdió feo y nosotros sacamos un buen piso”, aunque no deja de reconocerse la “preocupación por Milei”.
En ese clima se reconfigura la campaña oficialista, que de a poco va calentando motores con un ministro que, una vez despejado el panorama FMI tras el acuerdo, el desembolso del organismo y sin nuevas revisiones hasta noviembre, puede calzarse mejor el traje de candidato. En esa clave, en el búnker oficialista empieza a verse una cada vez mayor presencia de referentes massistas y el Frente Renovador parece lanzado a protagonizar mucho más la campaña que en la etapa previa a las primarias.
La primera en encabezar ese proceso es la propia Malena Galmarini. “Está a full, se queda hasta que todo termina y es la última que se va” dicen desde adentro del edificio de Mitre 363. Tras la derrota en la interna de Tigre contra Julio Zamora, Malena marca asistencia perfecta en el búnker donde día a día protagoniza reuniones con referentes de múltiples sectores para darle vigor a la nueva etapa de campaña que se abrirá oficialmente el 2 de septiembre.
Junto con Galmarini, otros referentes del massismo van pisando cada vez más fuerte en el armado y el día a día de la estrategia electoral. Uno de ellos es el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Rubén Eslaiman. El diputado por la Primera Sección electoral es uno de los hombres fuertes del Frente Renovador en la provincia y ya venía teniendo presencia antes de las PASO en el búnker de campaña, pero con el massismo ordenando más que antes la cotidianeidad del trabajo electoral su rol se potencia.
Otro importante dirigente massista de la Primera Sección que comenzó a frecuentar más el búnker de Mitre post PASO y tiene un lugar en la mesa de campaña es el intendente de San Fernando, Juan Andreotti. Permanentemente señalado desde el Frente Renovador como un ejemplo de gestión territorial, con el que durante la campaña incluso se buscó contrastar a la gestión de Zamora en Tigre, Andreotti es una voz relevante sobre todo teniendo en cuenta la necesidad de UP de lograr una mejor performance electoral en la Primera Sección, donde Javier Milei cosechó muchos más votos de los esperado, y el peronismo bastantes menos.
El equipo massista copó el quinto piso del edificio de Mitre y desde allí digita la nueva etapa de la campaña, pensando en llegar a un balotaje con Milei, un escenario que a priori parecía el más beneficioso para el oficialismo pero que hoy por hoy presenta ciertas dudas tras el tsunami que generó el 30% del libertario. “Es paso a paso, está todo abierto” dicen en el equipo de campaña tratando de bajar el dramatismo y apostando a que la confrontación con Milei pueda reposicionar a un oficialismo que recién empieza a tener algunas medidas para mostrar.
Pero no todo es letra M en el búnker, más bien hay un alto componente K que siempre estuvo y sigue firme. Eduardo Wado de Pedro sigue siendo un protagonista central en la campaña, aunque su título de “jefe” pueda haber quedado algo diluido en los reacomodos. Algunas voces plantean desde adentro que, en lo concreto, esa jefatura nunca terminó de ser un lugar en el que De Pedro estuviera sólo y dirigiendo todos los movimientos, sino que en realidad siempre hubo una articulación entre actores similar a la de esta nueva etapa.
Como sea, puertas adentro del búnker hay una perspectiva común y entre el massismo y La Cámpora no se miran con recelo, más bien lo contrario. La perspectiva es la de un destino común, para bien para mal, y el trabajo electoral encuentra a ambos sectores del oficialismo tirando para el mismo lado y sin disputas internas.
El cristinismo pisa fuerte en el edificio de la calle Mitre y Wado de Pedro no es su único emisario. El propio Máximo Kirchner es habitué de las reuniones y actividades que allí se suceden, junto con otro importante referente camporista como Mariano Recalde. Por su parte, aunque no suele visitar el búnker, el candidato a jefe de gobierno de UP, Leandro Santoro, tiene también jugadores propios en los equipos de diseño y comunicación de la campaña porteña trabajando en el nodo instalado en pleno microcentro.
Otro de los que pisan fuerte es el dirigente del peronismo porteño, Juan Manuel Olmos. Quizás como muy pocos o como ninguno, Olmos supo ubicarse siempre como un nexo entre las distintas patas del extinto Frente de Todos, y fue uno de los principales articuladores del nacimiento de Unión por la Patria. De buena relación con Massa, con llegada al kirchnerismo y a Alberto Fernández, Olmos tiene silla permanente en la mesa de campaña.
El candidato a vicepresidente y actual Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, también se va sumando con más fuerza al día a día del búnker. Ya en el lunes posterior a las PASO, el dirigente santafecino organizó allí una reunión con referentes de La Corriente Nacional de la Militancia, el espacio que lidera. Su llegada a distintos territorios y su larga trayectoria política lo ubican en un rol fundamental para el contacto con las provincias.
El peronismo bonaerense es otro de los actores que será determinante para la posibilidad de que Massa llegue fortalecido a octubre y con perspectivas a un eventual balotaje. Si bien Buenos Aires fue una de las pocas provincias en las que el candidato oficialista se impuso a Milei (las otras fueron Catamarca, Santiago del Estero y Formosa), los números de la boleta presidencial estuvieron lejos de los de la del gobernador Kicillof, y más aún de las candidaturas locales d elos intendentes. Allí UP tiene un importante trabajo por delante, y algunos dirigentes ya pasan por el búnker de Mitre para ajustar tuercas en el territorio del 37% del padrón electoral.
Uno de ellos es el Jefe de Gabinete de Kicillof, el intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora y candidato a primer concejal de ese distrito, Martín Insaurralde. Su presencia allí no es extraña considerando la alianza que lo une a Máximo Kirchner, incluso con ciertas rispideces con otros sectores del PJ provincial.
Por su parte, potro de los hombres fuertes del conurbano que empezó a frecuentar la sede central de la campaña oficialista es el ex albertista Gabriel Katopodis. El ministro de Obras Públicas, uno de los “funcionarios que sí funcionan” tal como lo catalogó la propia CFK, pegó la vuelta del albertismo que no fue para acercarse nuevamente con el núcleo K, y ahora empezará a concurrir al menos una vez por semana al búnker para ser parte de las decisiones de campaña.
Con los melones recién acomodándose en el carro peronista tras el choque de las PASO con el camión libertario, la campaña todavía está en pañales y carente de una veta propositiva que al oficialismo de la campaña del miedo como único recurso. “El gran problema que tenemos es la falta de una propuesta propia” reconocen puertas adentro de Mitre 363. En ese sentido, uno de los sectores que más activo estuvo antes de las PASO está llamado a ser un actor protagónico de cara a octubre.
Se trata del movimiento obrero organizado, que según armadores de la campaña “tiene la ventaja de que es un movimiento vertical, la línea baja de arriba para abajo y se cumple”. En la estrategia del massismo resaltan la importancia de unos 6.250.000 afiliados a los diferentes sindicatos y unos 50.000 delegados, hoy por hoy una de las estructuras en las que más expectativas hay depositadas. “Los sindicatos están organizados para ganar elecciones, cada cuatro años tienen la práctica de un proceso electoral, que funciona yendo a hablar operario por operario” destacan en el armado oficialista. Allí, el articulador con los trabajadores organizados designado por Massa es Julián Domínguez, ex ministro de Agricultura y hombre de la estructura del SMATA. Domínguez es otra de las presencias habituales en el búnker de UP.
Entre tantas presencias hay una ausencia que resalta en las últimas semanas en el edificio que aloja la campaña oficialista. Es la del consultor catalán, Antoni Gutiérrez Rubí, quien fuera el principal cerebro en la etapa hacia las PASO y que no aparece por el búnker tras el resultado del 13 de agosto. Sus contactos con Massa no se cortaron, pero al menos por ahora su lugar de asesor central de la campaña no fue revalidado y habrá que ver si vuelve a serlo en las próximas semanas.
Así está el panorama oficialista en el edificio del microcentro porteño que funciona como el núcleo de campaña. Es de esperarse que los trabajos allí se intensifiquen con el transcurso de los días, pensando en el objetivo intermedio de una elección en octubre que deposite a Sergio Massa en un balotaje. Si eso sucede, noviembre será otra historia y las ilusiones en el peronismo no son pocas.