Las primeras horas de la jornada del miércoles muestran las calles del epicentro porteño y los accesos desde los diferentes puntos del Conurbano bonaerense con raquítico movimiento, como si se tratara de un día feriado. El paro de transporte tuvo un considerable acatamiento, que incluyó a los gremios más “combativos” contra las políticas del gobierno de Javier Milei. Fueron de la partida los camioneros liderados por Pablo Moyano que, desde la madrugada, en cooperación con los trabajadores desocupados e informalizados de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) y otros movimientos sociales, se desplegaron para hacer ollas populares en las calles de la Ciudad de Buenos Aires.

A la medida de fuerza se sumaron los maquinistas de trenes de La Fraternidad, los señaleros ferroviarios, los pilotos de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), los aeronavegantes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), los tripulantes de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), el personal aeronáutico de mostradores (APA) y todas las federaciones y sindicatos de marinos y trabajadores portuarios, organizados en el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU). Por otra parte, se plegaron los sindicatos de taxistas (el de Peones y el de conductores), los Metrodelegados del subte y la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (ASINM). 

Pero esto no ocurrió solo en el territorio del AMBA. Desde temprano no funcionan trenes, subtes, camiones, aviones ni barcos en varios puntos de todo el país. A la huelga transportista se le suman paros de docentes, de universitarios y más de 500 cortes de calles y rutas convocados por movimientos sociales.

El Gobierno Nacional temía la contundencia del paro, y es por eso que en las horas previas del comienzo de la jornada de protestas comenzó a desplegar todas sus herramientas comunicacionalesque incluyeron desde avisos en la app Mi Argentina, pasando por anuncios en las estaciones de trenes y en las mismas formaciones contra Moyano y el titular de APLA Pablo Biro, hasta las ya conocidas campañas en las redes sociales por parte de las milicias digitales de La Libertad Avanza. El secretario de la cartera de Transporte Franco Mogetta arremetió contra los gremios y sus titulares, a quienes señaló como “jinetes del fracaso”.

A pesar de la fuerza de la medida, el acatamiento al paro no fue total y hay algunos nombres propios que sintetizan un recorrido dispar por parte de algunos líderes gremiales que tejen sus relaciones “propias” con el elenco “libertario”.

Uno de ellos es Roberto Fernández, el titular de la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) que incluye a los colectiveros. El pope sindical se bajó a mitad de camino en los acuerdos de la Mesa Nacional del Transporte y se “cortó solo”, estableciendo su propia fecha de paro este jueves 31.

Fernández había participado de la puesta en común con el resto de los sindicatos del sector para fijar como fecha del paro el 17 de octubre. Pero a mitad de camino, se bajaron. El argumento desde la UTA era que estaban desarrollando su propia negociación paritaria, y que todavía en ese día regía la conciliación obligatoria a ese gremio por parte de la Secretaria de Trabajo. La respuesta colectiva fue la de esperar al 30 de octubre para que la UTA se sumara. Finalmente, pegaron el portazo.

El trasfondo tiene que ver con las negociaciones subterráneas, que cada vez quedan más al descubierto entre algunos de los referentes de la CGT con el Gobierno. El oficialismo “pateó el hormiguero” cuando, de la mano del titular de Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) Gerardo Martínez, propició la reunión entre los popes sindicales, en un encuentro con el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el titular de la secretaria de Trabajo Julio Cordero y el asesor estrella-sin cargo Santiago Caputo

Fernández busca alcanzar otro peso y protagonismo dentro de la cúpula de la CGT. Y al mismo tiempo, eleva sus reclamos a los funcionarios por el diferendo salarial de los colectiveros. De esta forma busca abrir un período de colaboración con el Poder Ejecutivo. Históricamente reacio a las medidas de fuerza como en la gestión de Mauricio Macri, Fernández acuerda con la cosmovisión y con la posición de la reforma laboral que promueve el Gobierno.

Otro suceso de larga data es el enfrentamiento entre Fernandez y los Moyano. Los últimos sucesos de tumultos en las oficinas de la UTA, que el titular de los colectiveros presume que tiene que ver con la actividad de los líderes camioneros, se suman a una histórica disputa de Fernández que se libra desde que asumió en el sindicato hace 18 años. Hugo Moyano le declaró la guerra a Fernández cuando creó la agrupación “Juan Manuel Palacios” encabezada por Miguel Bustinduy, que perdió las elecciones para conducir la UTA.

Hay otros dos jugadores que no se sumaron a la medida de fuerza y que son los que mayor peso tienen por la cantidad de trabajadores nucleados en sus gremios. Una es la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), que junto a la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA), fueron de los dos sindicatos aeroportuarios que no siguieron a las restantes tres agrupaciones. También rechazaron la medida el Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTPA), por lo que se libra la disputa entre su extitular Facundo Moyano con Hugo y Pablo, y los Camioneros de Santa Fe.

Otro de los sindicatos numerosos que no se plegó a la jornada de paro es el del personal de la Unión Ferroviaria, con Sergio Sasia a la cabeza, que en los últimos días planteó al periodista Mauro Martín que podría ser “beneficioso” que el Belgrano Cargas se privatizara. Por debajo de la mesa se conocería luego que este sindicato sería retribuido con parte del paquete accionario de la empresa.