No queremos más un país centralista, sino que sea verdaderamente federal"
(Mauricio Macri, 22 de julio de 2016)

Desde la campaña electoral del último año, tanto Macri como los distintos referentes de Cambiemos han plantado la necesidad de impulsar un verdadero federalismo . Las recurrentes expresiones críticas a la etapa previa hacían suponer una drástica modificación de la relación con las provincias argentinas y sus gobernadores, expresado en la potenciación de las transferencias de recursos desde el orden nacional a los niveles subnacionales, acompañado por políticas que impulsaran el desarrollo. En este marco, se produjo el anuncio del Plan Belgrano, con diversos proyectos para las provincias del NOA y NEA.
Sin embargo, los indicadores muestran una realidad distinta a la prometida.

Promesas. Según el diario La Nación, el titular de la Unidad Plan Belgrano (UPB) creada a tal efecto, José Cano, indicó que en materia de infraestructura, el Plan Belgrano en su primer diseño prevé una inversión total de US$ 16.300 millones para los próximos cuatro años. Esto implica una inversión vial de US$ 10.500 millones, ferroviaria de US$ 5500 millones y aeroportuaria de US$ 300 millones [1], previendo además que el Plan percibirá fondos del Tesoro, de los ministerios y de créditos en el exterior [2] y de organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) [3]. Además, el Plan estima la creación del Fondo de Reparación Histórica, de $50.000 para los siguientes cuatro años[4], orientado a compensar las desigualdades actuales entre el norte y el resto del país.

Realidad. El reciente proyecto de Presupuesto 2017 prevé $ 94.825,20 millones para obras[5] del Plan Belgrano. Esto significa un incremento de 47% con relación a la inversión pública pautada por la anterior administración para el ejercicio 2016 [6]. Sin embargo, este aumento deja de ser relevante si se considera que la inflación interanual medida por el organismo de estadísticas de la CABA acumulada a junio de 2016 es de 46,90%, mientras que a julio de 2016 alcanza el 47,18%. Pero no sólo esto. Si consideramos que se preveía la inversión de US$ 16.300 millones, y considerando un dólar de $ 18 (el promedio de cotización según el Presupuesto 2017), esto significa una inversión de $ 293.400 millones para los próximos cuatro años, presumiendo el destino de unos $ 73.350 millones para cada año. Si se agregan los $ 50.000 millones del Fondo de Reparación para cuatro años, entonces la suma estimada para el próximo año debería ser del orden de los $ 85.850 millones. La inevitable comparación hace prever entonces que en el mejor de los casos se transferirá un monto equivalente al del año 2016 en términos reales para obras de infraestructura en las provincias del Plan, quedando pendiente los $ 85.850 millones anunciados.

Pobreza cero. Otro de los objetivos mencionados en el Plan ha sido la aplicación de políticas que ayuden a lograr pobreza cero en la Argentina y particularmente en las provincias incluidas en el Plan.
Sin embargo, la información que ha publicado en estos días el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) muestra 6,3% de la población por debajo de la línea de indigencia y 32,2% por debajo de la línea de pobreza a finales del segundo trimestre de 2016. En concreto, esto significa 8,7 millones de pobres si se considera el universo de la EPH, mientras que si se extrapola a toda la población resultan ser 14,2 millones. Si bien el dato resulta estremecedor, lo importante a la hora de analizar las cifras, es la evolución de dicho indicador desde la asunción del propio Macri a la presidencia. Desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) hemos medido la pobreza en el país desde noviembre 2015 y nuestras cifras indican que a nivel nacional la misma se incrementó 12,3 puntos porcentuales, pasando de 19,8% en noviembre de 2015 a 32,1% en junio, mientras que la indigencia aumentó 2 puntos porcentuales pasando de 5,7% en noviembre a 7,7% en el mes de junio. Esto significa un aumento de 5,38 millones de nuevos pobres en tan sólo 9 meses de gobierno.

Este sensible incremento de la pobreza e indigencia en la Argentina ha sido el resultado de las propias políticas impulsadas por el macrismo devaluación, quita de retenciones y tarifazo. El impacto de dichas medidas sobre el aumento de la canasta ha sido significativo si en noviembre de 2015 el valor de la Canasta Básica ascendía a $1.020, dicho valor se eleva bruscamente a $1.312 en enero (29% de aumento), para luego alcanzar $1.622 en junio (59% de aumento) para el adulto equivalente. Vale remarcar que la evolución de la canasta medida por CEPA es coincidente con la publicada por INDEC que en junio de 2016 estimó para el AMBA la canasta en $1.614.

Estos guarismos resultan más preocupantes aun para las regionales incluidas en el Plan Belgrano, ya que ostentan 40,1% de la población bajo la línea de pobreza en el caso del Noreste argentino y 35,8% de la población bajo la línea de pobreza en el caso del Noroeste.

La pobreza cero parece cada vez más lejana.

Transferencias a las provincias. Como tercer punto, resulta oportuno analizar que sucedió con las transferencias por coparticipación a las provincias en los primeros meses de la gestión de Cambiemos. La decisión de la Corte de devolver a las provincias el 15% de los recursos que retenía la Nación y destinaba a la Anses hacía prever un aumento en las arcas provinciales. Sin embargo, el decreto de Mauricio Macri derogando el anterior firmado por CFK que disponía el cese de la retención del 15% de los fondos coparticipables a todas las provincias, la inflación y la caída de la actividad económica derivaron en una evolución distinta de lo imaginado. El devenir que se detalla a continuación fue acompañado de la recurrente propuesta del ejecutivo nacional de apuntalar el endeudamiento provincial como mecanismo de respuesta a las necesidades financieras de las provincias.

En primer lugar, la decisión de Macri de anular el decreto de CFK implicó que sólo aquellas provincias que habían iniciado juicio (Córdoba, Santa Fe, San Luis) recibieran de inmediato el 15% mencionado. El resto se vio forzado a un acuerdo de devolución escalonado de 3% por año. Adicionalmente, los niveles de inflación mencionados anteriormente derivaron en una evolución real negativa de las transferencias por coparticipación en los primeros seis meses del año el aumento fue de sólo 31,37% en promedio. Finalmente, la caída de la actividad económica tuvo un importante impacto negativo en lo referido a la recaudación a nivel provincial.

Ahora bien, al analizar las provincias incluidas en el Plan Belgrano el panorama es todavía más sombrío.

Si se considera las distintas regiones de nuestro país, se observa que la Región Centro se ha visto particularmente beneficiada con un incremento del 36,47% (aunque de todas formas por debajo de los niveles de inflación), mientras que la Región Patagónica, Cuyo (sólo Mendoza y San Juan) y las Provincias incluidas en el Plan Belgrano (Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa; Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán) crecieron cerca de 27% en sus transferencias por coparticipación (cuadro I). Una importante caída en términos reales.Fuente CEPA en base a Mecon

incluidas en el Plan Belgrano cayeron de 37,03% a 35,80% (Cuadro II).

Lejos del federalismo enarbolado en sendos discursos, los números consignan una incontrastable radiografía del reparto de recursos en la era macrista.