En su momento, el Gobierno Nacional inclinó la cancha para propinarle un revés político al gobernador Axel Kicillof, en tiempos en los que se discutía el RIGI libertario y se añoraban gigantescos desembolsos que finalmente escasearon. Hoy, casi un año después de que la obra fuera arrebatada a la Provincia de Buenos Aires, YPF anunció que cancelará la planta de GNL en Río Negro. Y otra vez presa de los tironeos quedó la sociedad, que tras la intervención del presidente Javier Milei no podrá ver ni un solo centavo de lo que iba a ser una inversión histórica para PBA.

“Y el tiempo dijo”, ironizó el intendente de Bahía Blanca Federico Susbielles. A mediados de 2024, su ciudad estaba encaminada a recibir un elefantiásico desembolso para construir una mega planta de Gas Natural Licuado (GNL) que beneficiaría al municipio y a la Provincia entera; sin embargo, en medio de la guerra declarada del Gobierno Nacional contra Buenos Aires, el Presidente intentó asestarle un golpe mortal a Kicillof y a última hora mudó la obra a Punta Colorada, en Río Negro, un distrito más “amigo” de la Casa Rosada.

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X de Federico Susbielles

Nueve meses más tarde, el proyecto ya no existe. Su aterrizaje en la costa bonaerense había sido planificado por años, pero las demoras provocadas por la inestabilidad política y, especialmente, el volantazo de Milei para sacarle la planta a PBA terminaron forzando la suspensión total de la iniciativa. La noticia llegó de boca del CEO de YPF Horacio Marín, quien afirmó escuetamente que “no habrá planta onshore” en un reportaje al medio EnergíaOn y escribió, así, la página final de esta crónica de un desastre anunciado.

Las complicaciones ya habían empezado en septiembre pasado, cuando Petronas anticipó que estaría “un 95% afuera” del proyecto. Mientras tanto, el gobernador patagónico Alberto Weretilneck y sus legisladores nacionales acompañaron sin titubeos varias de las más polémicas aventuras parlamentarias de Milei, incluyendo la postulación del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema, hoy también caída. De este modo, Río Negro no consiguió su planta, el Gobierno no tuvo éxito en el Congreso, y los bonaerenses en general y los bahienses en particular fueron privados de una mega obra tan solo por los celos políticos del Presidente.