Es el fin de una novela: tras semanas de conflicto, este martes se confirmó que la famosa y disputada planta de GNL será instalada en Río Negro y no en Bahía Blanca como esperaba el gobernador Axel Kicillof. Es, también, el comienzo de otra: la definición recayó en última instancia en los sectores aliados a la provincia patagónica y, especialmente, en el presidente Javier Milei, quien inclinó la cancha a favor del sur argentino y con ello terminó de declararle la guerra a Buenos Aires.

Finalmente, la megainversión de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y Petronas tocará tierra en Punta Colorada, para el agrado del mandatario local Alberto Weretilneck y, al mismo tiempo, del jefe de Estado de la Nación Milei. Es que el presidente había apurado las negociaciones en los días recientes para torcer la balanza y beneficiar a Río Negro en la puja contra Buenos Aires con potentes gestos políticos como declaraciones a favor de la provincia sureña o, como trascendió esta semana, una eventual visita oficial a Vaca Muerta.

“Ya está tomada la decisión”, informaron fuentes oficiales a medios periodísticos en los últimos minutos. La confirmación llega después del apoyo de sectores aliados al distrito como el del gobernador de Santa Cruz Claudio Vidal, que este martes expresó que “entre Buenos Aires y Río Negro, que es parte de la Patagonia, preferiría que la planta de GNL se haga en la Patagonia”. A ello se le sumó la defensa de otras áreas clave como el sindicato de Petroleros Jerárquicos de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que también priorizó a Punta Colorada por sobre Bahía Blanca.

No obstante, tal vez la demostración de respaldo más fuerte -después de sus declaraciones a favor de la instalación de la obra en el sur en una entrevista brindada a Neura semanas atrás- fue la iniciativa de Milei de viajar a Vaca Muerta a principios de agosto para mostrarse junto al titular de YPF Horacio Marín en la Patagonia y, así, presionar en un importante gesto político a favor del distrito de Weretilneck. Asimismo, a la información sobre la eventual visita se le sumó la apresurada adhesión de Río Negro al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) libertario, en un claro guiño a la Casa Rosada.

Así dadas las cosas, Buenos Aires se queda con las manos vacías en el conflicto por una de las más grandes inversiones de la historia de la Argentina que prometía traer dólares frescos por montones para la provincia que ganara la carrera ante los ojos de YPF y Petronas. El triunfo confirmado en la tarde de hoy va para el frente conformado por Río Negro, sus aliados y, especialmente, el Gobierno Nacional, que se anota una doble victoria: asegurarse el mega negocio en una provincia “amiga” y, a la vez, denegárselo a Kicillof, probablemente la figura más fuerte de la oposición.