Postales de la crisis (I): El derrumbe del consumo de pan remonta a los comerciantes a la debacle del 2001
El acceso a uno de los consumos básicos de los argentinos cayó un 45 por ciento desde el 10 de diciembre, según las estimaciones del Centro de Panaderos de Merlo, que realizaron una protesta en el centro municipal en la que regalaron 500 kilos de pan. Los que aún no bajan sus persianas temen por los incrementos de los insumos y las tarifas que se avecinan.
Mientras el “mundo de los mercados” continúa de fiesta, a pesar de la leve suba de los distintos tipos de cambio del dólar esta semana, a luz de las ganancias especulativas con la bicicleta financiera que vienen acumulando, sumado al alza de las cotizaciones de los bonos y las acciones, el mundo de la economía real sigue en pleno desplome en la era Milei.
La debacle de las principales variables económicas marcan un escenario de hiperrecesión de la actividad, con salarios y jubilaciones pulverizadas y una megadevaluación que habilitó la transferencia de ingresos de forma exorbitante hacia los sectores más concentrados de la economía.
A esto se le suman los despidos en el sector público y el privado, y los tarifazos en los servicios públicos, algunos que todavía no impactan de lleno en las boletas, como sí se espera que pase en las próximas semanas. El combo letal para que los consumos masivos cotidianos caigan a niveles sin precedentes.
En medio de las especulaciones sobre si, luego del mazazo de los ingresos a base de la licuadora y de la motosierra de parte de la administración de La Libertad Avanza (LLA), llega la hora de que la suba de precios comience a desacelerarse, abundan las dudas de si la comida tendrá esa dinámica a la baja. Mientras tanto, la sangría en los comercios de alimentos es notoria.
EL PAN ¿NUESTRO? DE CADA DÍA
Además de la leche y la carne, otro alimento pilar de la mesa de los argentinos que se retacea es el pan. Este consumo básico muestra números alarmantes. Desde el Centro de Panaderos de Merlo, recalcan que hay “160 panaderías en todo el país” que ya debieron cerrar en estos cuatro meses de gestión de Javier Milei.
Los panaderos de la zona realizaron una protesta en el centro del municipio, regalando 500 kilos de pan, y buscando visibilizar la crisis que atraviesa el sector.
“En lo que es el pan, desde diciembre a la fecha, perdimos un 45 por ciento de ventas. En cuanto a las facturas, las tortas, pastelería y confitería casi un 80 por ciento”, afirmó a Diagonales el representante de la entidad Martín Pinto. .
“Lamentablemente en este periodo sufrimos la suba de toda la materia prima para panadería. Además nos dolarizaron todo: los repuestos para las maquinarias, para los vehículos, aumentaron el combustible. No es que hay un solo producto que haya afectado al sector, son todos juntos a la vez.”, planteó Pinto.
El titular del Centro de Panaderos sabe que la situación será peor a medida que lleguen los nuevos tarifazos que se especula que serán más fuertes que los de este mes. “Estamos pagando a precio dólar las tarifas. Así no se puede más”, sostuvo, mientras añadía que los números actuales de los cierres de comercios van a “quedar viejos” rápidamente si llega otra tanda de boletas “impagables”.
En otros distritos la situación no es terminal para los comercios pero saben que la mano “viene dura”. Esto plantea Roberto, histórico panadero de Berazategui, que hace casi treinta años que produce y distribuye pan para buena parte de la zona oeste del municipio.
“No sabemos cuánto puede ser lo que nos venga de luz más adelante, pero antes pagábamos 50 mil pesos y en el último mes ya nos llegó la factura de 150 mil. Lo mismo nos pasa con el gas: de 50 mil, calculamos que nos van a llegar 300 mil pesos”, aseguró a Diagonales.
Roberto se siente agradecido porque puede llegar a fin de mes y puede pagarle a sus trabajadores. “No nos podemos quejar”. Con el dólar más quieto tras la megadevaluacion de Caputo, Roberto afirmó que puede conseguir la harina hasta incluso “más barata que antes”, aduciendo que sus proveedores solo tienen que mantener el depósito sin gastar en gas ni luz.
“Los aditivos que se le ponen al pan, y la sal sí que no paran de aumentar. Un aditivo que hace cuatro o cinco meses estaba 4000 pesos ahora sale casi 30 mil”, remarcó.
Lo que subyace en estos relatos también es la situación de los trabajadores que se ven afectados por la merma en las ventas. Aunque Roberto sabe que es un afortunado por poder sortear la crisis en su panadería, sabe que los sueldos son los que más atrasados están.
“A la gente le puedo pagar bien, tengo a una persona más trabajando con nosotros, y les aumenté de nuevo el sueldo. Pero sé que la situación está mal. Como le digo a los muchachos: ‘aumente lo que les aumente no les va a alcanzar la plata’. Y eso es lamentable.
Ambos entrevistados coinciden en una cosa: la crisis que aflora es grande y no tienen optimismo para lo que se viene en los próximos meses. Este rasgo de “esperanza” que suelen mostrar las encuestas cuando se le pregunta a la población por la gestión de LLA, ya comienza a mostrar su lado más crudo con gente a la que no le alcanza ni para comprar pan.
“Yo creo que esta crisis supera a la del 2001”, sentenció Pinto.