Finalmente, un día se lanzó formalmente el kicillofismo como un espacio político concreto y con aspiraciones de escribir sus propias páginas en la historia del peronismo y de la Argentina. La presentación en sociedad se dio a partir de la publicación de un documento fundacional en el que el gobernador exhibió un apoyo contundente:  Lo firmaron 43 intendentes, 7 diputados nacionales, 13 legisladores provinciales, 107 organizaciones políticas, la CGT, las 2 CTA y una infinidad de organizaciones sindicales que que ocuparon más de tres páginas y media con sus firmas. Músculo político para encarar la discusión interna en el peronismo y plantar su alternativa al modelo de país libertario.

“Abrazar al pueblo y encender la esperanza” se titula el texto que da nacimiento al movimiento que encabeza Kicillof, y que comienza con una potente sentencia que apunta hacia afuera pero fundamentalmente hacia adentro del justicialismo: “El peronismo enfrenta un desafío histórico: reconstruirse para liderar una alternativa al experimento de ajuste y crueldad que lleva adelante el Gobierno Nacional de Javier Milei”.

El nuevo movimiento político define al gobierno libertario como “modelo de especulación financiera, concentración de la riqueza y entrega a intereses extranjeros”, y se plantea “volver a edificar una fuerza social y política que defienda y represente al trabajo, la producción agropecuaria e industrial, a comerciantes, profesionales, estudiantes, artistas, científicos, jubilados: que asegure el desarrollo económico con justicia social”. En línea con los debates internos que atraviesan al peronismo, el armado del gobernador expresa que es ese sector el que “tiene la obligación y el desafío de ser el motor de esta construcción, recuperando su esencia de movimiento popular, amplio, nacional y federal”. La mirada traspasa explícitamente las fronteras bonaerenses y anuncia una propuesta nacional.

La clave de la renovación a partir de la última experiencia fallida del peronismo en el poder se presenta con fuerza: “Es momento de escuchar, de comprender las razones de nuestra derrota a nivel nacional, de recuperar la agenda de las mayorías, defendiendo los derechos de todos. Es hora de empezar a reinventar nuestro proyecto histórico, de un pueblo con igualdad, de un pueblo que pueda aspirar a ser feliz”. 

En un mensaje que será leído como una declaración de guerra por parte del cristinismo, que sigue apelando al recuerdo de los 12 años de gobierno Néstor Kirchner y CFK como su programa político, el kicillofismo lanza un desafío: “Es momento de actualizar nuestras ideas con una perspectiva de futuro, sin temor al debate interno”.

Ampliar contenido
X de Movimiento Derecho al Futuro

Sacando pecho de la experiencia de gestión en un contexto sumamente adverso, el Movimiento Derecho al Futuro se planta desde lo que el Gobierno bonaerense viene haciendo para sostener el entramado económico y social frente al brutal ajuste libertario: “el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, bajo la conducción de Axel Kicillof, se ha convertido en el escudo y la red que luchan por proteger los derechos de los bonaerenses ante un Estado desertor. Mientras el gobierno nacional abandona sus responsabilidades, la Provincia busca aliviar el daño social que provoca la apuesta por el mercado desregulado como única respuesta”.

Y también en clave de la discusión interna del peronismo, el armado del gobernador se planta desde su gestión para proponer desde allí una alternativa, poniendo en valor el lugar de Kicillof como principal representante institucional del peronismo: “Es en el gobierno de la Provincia donde se visualiza una alternativa y donde se enciende una esperanza concreta, real, que demuestra con hechos que hay otra forma de gobernar: con compromiso, con transparencia y con políticas públicas en favor del pueblo”.

Finalmente, el documento del Movimiento derecho al Futuro lanza una propuesta que en 2023 quedó trunca para el peronismo, en su fallido intento de conformar un gran frente nacional. Hoy, desde una posición de resistencia política, el kicillofismo convoca “a la construcción de una gran fuerza social y política para el desarrollo y la justicia social, que represente a trabajadores, sectores productivos, la ciencia, la educación y la cultura. Que defienda los intereses nacionales, promueva el desarrollo y se abra a la participación de todos. Solo con un peronismo fuerte, amplio, unido y con sus raíces en el pueblo podremos forjar un país más justo, solidario y con oportunidades para todos”.

El documento cierra poniendo el foco en lo que el nuevo actor político viene a intentar representar, una renovación en el peronismo: “El pueblo y la patria necesitan de un peronismo que abrace al pueblo y enfoque sus energías a reconstruir el sueño colectivo de una patria justa, libre y soberana. Hacia allá nos dirigimos, derecho a un futuro mejor”.

El próximo 5 de marzo el gobernador dará inicio formalmente al período de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense. Para esa instancia, el nuevo armado político prepara una potente convocatoria para respaldar a Kicillof, que terminaría de confirmar ese día lo que viene siendo una de las principales discusiones con las otras patas de UP y principalmente con el cristinismo: el desdoblamiento de las elecciones provinciales.

La fecha de los comicios que Kicillof señalaría en su confirmación del cronograma electoral provincial estaría entre la última semana de julio y la primera de agosto, más de dos meses antes que las elecciones nacionales. En ese esquema, las listas deberían cerrarse en el mes de abril, por lo que en las próximas semanas volverán a recalentarse los motores internos del peronismo bonaerense, en una discusión en la que deberán acordarse los cargos provinciales y municipales, con la posibilidad abierta de que en varios territorios el armado del gobernador y el de CFK y La Cámpora vayan con propuestas separadas.