El personaje principal de la película “Good Bye Lenin” cree seguir viviendo en tiempos del socialismo real cuando ya han pasado años de la caída del Muro de Berlín. Su entorno familiar construye una atmósfera soviética irreal para evitarle un shock a una persona no anoticiada de la unificación alemana producto de una enfermedad que lo ha postrado y le ha arrebatado la conciencia tras un largo período. La trama en clave de comedia demuestra lo imposible de camuflar el paso de la historia.

En Argentina el contundente resultado de las PASO parecería haber desmontado otra escenografía política, la de la denominada grieta. Ese ropaje ideológico, el esfuerzo del oficialismo por ahondar la tensión entre Mauricio Macri y Cristina Fernández, ya no parece surtir efecto como ordenador de la discusión política. Sin embargo, un sector de Juntos por el Cambio, aquel identificado con el Jefe de Gabinete Marcos Peña, ha movilizado sus espadas legislativas más talibanas –en Senadores a través de la parlamentaria pañuelo celeste Elías de Pérez, candidata a gobernadora en Tucumán; y en Diputados por el representante Fernando Iglesias- en pos de modificar el artículo 64 del Capítulo IV bis del Título III del Código Nacional Electoral y así declarar obligatorio el debate político entre los candidatos a Vicepresidente de la Nación, y así prologar la instancia que fuerza una ronda de discusión y presentación de ideas entre los aspirantes a ser Jefe de Estado.

Tamaño interés por sentar en la misma mesa a candidatos a un cargo, importante sí, pero no tanto en un sistema presidencialista como el argentino, devela un deseo político más hondo: darle sobrevida a la estrategia de Marcos Peña que buscó desde diciembre del 2015 focalizar la discusión contra la ex presidenta Cristina Fernández. ¿La mano derecha del presidente Mauricio Macri transcurre sus días en la irrealidad de un contexto acartonado como ocurre en el film citado?

El híper mediático diputado Iglesias así fundamentó en la Cámara Baja su iniciativa parlamentaria: “La sociedad argentina ha asistido, durante los últimos cuatro años, a una mejora sustantiva de las libertades cívicas y del debate público. El esfuerzo de estos años por apuntalar el componente republicano y liberal de nuestra democracia fue reconocido a en el plano internacional, según el prestigioso Índice de Democracia que anualmente elabora el diario británico The Economist. Vale destacar también que esta iniciativa encuentra antecedentes en muchos países de la región como Colombia, Estados Unidos, El Salvador y Panamá, donde la herramienta de debate es una práctica institucionalizada durante la campaña electoral tanto entre los candidatos a la Presidencia como a la Vicepresidencia. Esta inclusión permitirá difundir las plataformas electorales ya no solo por las intervenciones de los candidatos a presidente, sino también por los aspirantes a Vicepresidente, lo cual redundará en una mejor calidad de la información que los ciudadanos recibirán a la hora de formular sus preferencias electorales”.

Diagonales habló con el politólogo Pablo Touzon, coautor del interesante libro “La grieta desnuda”, para tratar de leer el interés político del llamativo proyecto oficialista. “De alguna manera quieren gastar la última bala de la grieta hasta el final. Toda la estrategia del Jefe de Gabinete estaba centrada en que Cristina Fernández ocupara la centralidad de la oposición. En ese sentido esa apuesta ha quedado desdibujada tras las elecciones de agosto porque el peronismo ha reforzado un estilo de conducción distinto al añorado por Peña. Cristina juega un rol importante pero no es la única protagonista principal del Frente de Todos. Por eso suena gracioso el intento voluntarista, ahora expresado en el proyecto de ley de Fernando Iglesias, de revivir la confrontación contra CFK. Y eso evidencia mucha tozudez porque el oficialismo insiste en dar vida a una polarización política impulsada por ellos y que no tuvo el aval del electorado en las PASO”, comienza diciendo Touzon.

Consultado sobre qué razón impulsa a Juntos por el Cambio a impulsar una estrategia derrotada en las urnas el editor de la revista on line Panamá precisa que la obstinación oficialista dista de ser original: “los modelos políticos aparecen muy consolidados en Argentina antes de eclosionar. Lo mismo pasa en el cosmos, las estrellas brillan más antes de morir. Le pasó al partido militar en 1982, se pensaron tan fuertes que promocionaron una guerra. Un año después ya estaban fuera del poder. Algo semejante le ocurrió al patrón de la convertibilidad. En el año 2001 la mayoría de la clase política defendía el 1 a 1, y a los meses explotó ese patrón cambiario. Y me parece que con la grieta, entendida como el modelo político inaugurado en el 2008, pasa lo mismo. Hace seis meses la agenda parecía subsumida a la tensión Macri- CFK, y al final esa polarización quedó sepia. Ahora no entiendo cuál puede ser el interés del votante macrista por seguir apoyando esa antinomia”.

Por último, Diagonales preguntó a Touzon cómo ve el otro lado del mostrador, cuál es la motivación de Alberto Fernández por desterrar o prologar el sistema político de la grieta. “A ver, hasta el momento Alberto Fernández no detenta ningún cargo, digo eso porque por ahora solo puede hacer gestos de carácter simbólico. Eso se vio cuando participó del evento organizado por el Grupo Clarín en el Malba. De alguna manera, el justicialismo pasó del Clarín miente a Héctor no me deja mentir, y no creo que Alberto lo haga porque desee reencauzar la relación con el multimedios a tiempos de cuando él era Jefe de Gabinete, si no que me parece que Alberto incorpora esa distención a un ciclo de acercamientos que también incluye por ejemplo a la Mesa de Enlace. Y creo que lo hace porque entiende que por ahí pasan las demandas políticas más fuertes de la sociedad civil”.