La inflación se habrá aquietado con respecto a los primeros números de la era libertaria, mas en las cabezas argentinas ganan cada vez más peso otros indicadores en rojo. La licuación del poder adquisitivo, la pérdida de ahorros, la suba de tarifas y la depresión de los salarios provocan estragos en el día a día económico, pero una problemática central se anticipa en ciernes de un cataclismo: el desempleo, que, según lo reconoció el propio Gobierno Nacional, provocó la pérdida de 136 mil empleos privados desde la asunción del presidente Javier Milei.

Las cifras fueron informadas este lunes por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), una entidad perteneciente a la secretaría de Trabajo, que a su vez funciona bajo la órbita del ministerio de Economía de la Nación. Se trata, por tanto, de números oficiales que evidencian la debacle económica, producto del ajuste intempestivo instrumentado por la administración de La Libertad Avanza, y al mismo tiempo adelantan un peligro que parece ocupar, mes a mes, una porción más grande entre las preocupaciones de la población argentina.

Es que en el inicio de la gestión libertaria se contabilizaba un total de 6.361.300 trabajadores registrados en el sector privado. Viaje rápido hasta junio del corriente año, los empleados asalariados son ahora 6.236.000; esto es, unos 136.000 puestos laborales menos en apenas poco más de seis meses. La medición se torna aún más alarmante al tener en cuenta que, con este informe, el sector privado arroja diez meses consecutivos de caída libre: en junio, por caso, casi 12.000 personas se vieron sumergidas en la desocupación.

De acuerdo con la secretaría de Trabajo a cargo de Julio Cordero, el desempleo marcaría, pese a todo, cierto adormecimiento. “En el segundo trimestre de 2024 se advierte una desaceleración en la magnitud de la contracción del empleo asalariado registrado privado (promedio mensual de -0,2%) en comparación con las variaciones mensuales negativas observadas en el primer trimestre (promedio mensual de -0,5%)”, señala el relevamiento. El matiz no logra aquietar las sirenas: la desocupación en el privado se suma a los despidos en el sistema público y a tantos otros en el mercado informal y su impacto resulta insoslayable.