A casi un año del gobierno de La Libertad Avanza, las políticas de salud están teniendo un impacto devastador, golpeando a los asalariados, la clase media y los sectores más vulnerables de la sociedad. Marcadas por un drástico recorte presupuestario y la desregulación del sistema, estas medidas responden a un único objetivo: reducir el rol del Estado, incluso a costa de vidas humanas.

Entre las acciones más perjudiciales se encuentra la suspensión de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales, que dejó sin tratamiento a pacientes crónicos, incluidos muchos oncológicos, y la eliminación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos, responsable de producir vacunas, insumos y medicamentos esenciales que no son rentables para el mercado pero que son imprescindibles para la vida de los pacientes. Sin esta agencia, los riesgos de desabastecimiento y dependencia de importaciones son mayores, mientras que la paralización de la investigación científica sepulta el desarrollo de medicamentos innovadores.

La desregulación de los precios de medicamentos amplifica el desastre, los aumentos exorbitantes dificultan el acceso y la continuidad de los tratamientos. Según un informe del 15 de noviembre publicado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), entre noviembre de 2023 y agosto de 2024, los medicamentos con receta registraron una inflación acumulada del 202%, superando la ya alarmante inflación general del 153%. En el caso de los medicamentos cubiertos por el PAMI, que cubre al 60% de la población de adultos mayores del país, el aumento fue aún más desproporcionado, alcanzando el 300,6%. Para los jubilados, que consumen en promedio cinco medicamentos al mes, esto significa sacrificar gran parte de sus ingresos solo para sobrevivir. Como reveló el informe “Salud en agonía” del CELS, que analiza las políticas del primer semestre de este año, 55 medicamentos perdieron la cobertura total del PAMI, pasando a tener coberturas entre el 40% y el 80%.

El golpe no termina ahí: al reclasificar medicamentos como de venta libre, el gobierno los excluye de la cobertura de obras sociales y prepagas, dejando a los pacientes a merced del mercado. Esta medida no solo implica un gasto adicional para las familias, sino que también pone en riesgo la salud pública, al fomentar el consumo descontrolado y sin supervisión médica. El mensaje del gobierno es brutal: “el que puede, puede… y el que no, se muere”.

El deterioro se extiende al sistema público de salud. Con el despido de más de 247 mil trabajadores formales que pierden acceso a sus obras sociales, la sobrecarga del sistema público, combinado con menos presupuesto, lo coloca al borde del colapso.

En paralelo, las "pruebas piloto" de vouchers de salud —una de las propuestas de campaña de Milei en materia sanitaria—, como la implementada en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, bajo la gestión del intendente del PRO-JxC, desvían fondos estatales hacia el sector privado, en este caso, el principal beneficiario es el Grupo Oroño, marcando un precedente alarmante.

El recorte presupuestario también se refleja en las emergencias sanitarias, como en el avance del dengue, la estrategia se reduce al "sálvese quien pueda", dejando la responsabilidad exclusivamente en los ciudadanos. Esta indiferencia (criminal) ya se había reflejado en anteriores oportunidades cuando Milei era diputado nacional, y votó en contra de una ley para detectar cardiopatías congénitas en bebés, tratables con detección temprana. Al respecto, justificó su voto argumentando que el Estado no debe intervenir, reflejando una visión que privilegia el individualismo y el mérito, promoviendo una sociedad homogénea en la que cada uno, desde sus propias capacidades, sobrevive (o no) sin necesidad de intervención estatal, una visión que roza el darwinismo social.

No podemos resignarnos o mirar indiferentes esta nueva realidad, la salud es un derecho y no puede ser ni un privilegio ni un negocio. Es imprescindible frenar este retroceso que perpetúa las desigualdades sociales en un tema tan delicado como la salud.