Argentina y América Latina ¿Hacia una nueva “década perdida”?
Los gobiernos de América Latina están repitiendo una política que ha demostrado en el pasado sus efectos
En esta nota señalamos la inquietante similitud entre algunos hechos de la coyuntura reciente de América Latina con los dramáticos procesos de los años ’80.
LA CRISIS DE LOS '80
La crisis social y económica de los ‘80 en América Latina fue resultado directo de dos elementos. El primero fue el aumento del endeudamiento externo en la segunda mitad de la década de los ‘70 y su carácter parasitario. El segundo fue el sesgo de la intervención estatal que, cuando las condiciones financieras cambiaron en 1982, antepuso los intereses de los acreedores financieros externos y de los grandes deudores privados internos.
La “década perdida” (1982/93) refleja el costo de este ajuste prolongado y profundo, con una caída promedio de 3,1% anual del PBI per cápita de la región. Según datos de CEPAL, las transferencias netas de divisas (entrada neta de capitales menos pagos netos de rentas de la inversión) negativas alcanzaron un promedio anual de 2,9% del PBI o 19,5% de las exportaciones.
Jaime Estay (1996; p 183) afirma que las transferencias netas de recursos realizadas fueron comparables a las que pagó Francia a Alemania tras la derrota que sufrió en la guerra franco-prusiana de 1871 y superiores a las que abonó Alemania (hasta que fueron abolidas) después de la Primera Guerra Mundial.
Por otro lado, luego de varios años de recoger las elevadas ganancias que había generado el negocio del financiamiento internacional, tanto los bancos acreedores del exterior como las grandes empresas y bancos privados de la región lograron eludir la inevitable quiebra que prometían la suba de tasas y las devaluaciones desde 1982.
Pese al ajuste, los pagos y la masiva transferencia de divisas al exterior, no obstante, la deuda externa de la región se duplicó durante la década al pasar de u$s 220 mil millones en 1980 a u$s 448 mil millones en 1990 (Marichal, 2014, p 270).
Se pueden señalar varias similitudes entre esa etapa y la evolución económica y social reciente. Todos los datos empleados provienen del muy accesible portal de estadísticas de la CEPAL (https://statistics.cepal.org/portal/cepalstat/index.html).
DETERIORO DEL SECTOR EXTERNO
Aumento de la emisión de pasivos financieros desde 2006 en un contexto de tasas bajas, que tendieron luego a volverse impagables cuando cambiaron las condiciones internacionales comerciales (en especial desde 2012) y/o financieras (desde 2011). Se nota asimismo una fuerte desaceleración del crecimiento de las economías avanzadas y de China desde 2011, que impactó negativamente en el sector externo de América Latina. Estas fechas (2011/12) coinciden con el inicio de un deterioro económico general de la región.
RETROCESO PRODUCTIVO
Las sociedades latinoamericanas y del Caribe registraron el año pasado un ingreso per cápita 6% más bajo que el de 2014. Fue un lustro ininterrumpido de disminución hasta 2019, un colapso en 2020 por la pandemia y una mínima “recuperación” en 2021. El PBIpc del año pasado siguió por debajo del nivel pre-pandemia.
La larga debacle Argentina es apenas un episodio, precoz y exagerado, de esta tendencia regresiva general. Nuestro PBIpc fue en 2021 un 11% más bajo que en 2013 y es aún inferior al nivel previo a la pandemia.
AGRAVAMIENTO DE LA CRISIS SOCIAL
El porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza en América Latina y el Caribe se incrementó desde 27,8% en 2014 a 33,3% en 2021. Y el porcentaje de los habitantes en situación de indigencia saltó de 7,8% a 13,3%.
La pobreza urbana en Argentina pasó de 26,9% en el segundo semestre de 2006 a 35,5% en el último trimestre previo a la pandemia y a 36,5% en la primera mitad de 2022 (no hay datos para 2007/15). La indigencia, en cambio, osciló entre 8% y 10% de las personas, sin tendencia clara.
TRANSFERENCIA DE DIVISAS AL EXTERIOR
La región perdió divisas desde 2016 a 2021 por pagos netos de rentas por 3% del PIB y por salida de capitales es decir dolarización de ahorros de empresas y bancos por otros 2% del PIB.
Como la entrada de inversiones y capitales del exterior no alcanzó a esta cifra, la región terminó transfiriendo divisas netas al exterior por 1,1% del PIB (unos u$s 337.000 millones).
PESE A LAS TRANSFERENCIAS, AUMENTO DE LA DEUDA EXTERNA
Estas transferencias no implicaron una reducción neta de la deuda externa sino todo lo contrario. Entre 2016 y 2019 la deuda externa total de América Latina y el Caribe se incrementó en casi u$s 250.000 millones. Más impactante aún, la deuda se triplicó entre 2005 y 2019 al pasar de u$s 702.000 millones a 2.166.000 millones. En términos del PIB, el salto fue de 20% en 2008 a 48% en 2020 y en Argentina de 25% en 2013 a 70% en 2020.
CRECIENTE RECHAZO SOCIAL A LA POLÍTICA ESTATAL
Los gobiernos de América Latina están repitiendo una política que ha demostrado en el pasado sus efectos. La prioridad otorgada por los gobiernos a los pagos financieros y a la continuada dolarización de capitales privados en detrimento de las condiciones de vida de la mayoría de la población, es crecientemente percibida por la población afectada y previsiblemente seguirá contribuyendo a alimentar dislocaciones políticas profundas, como las que han estallado en varios países de la región en los últimos años.