El presidente Javier Milei parece haberse convertido en un rockstar internacional. Saludos cercanos con el flamante presidente Donald Trump, conversaciones al oído con la premier italiana Giorgia Meloni, discursos en Davos señalando al wokismo como la nueva enfermedad mundial, y finalmente, en el mismo escenario internacional, algunas palabras contra el feminismo y su “búsqueda de privilegios”. Adicionalmente, debe mencionarse la relación estrecha con el magnate Ellon Musk.

¿Cuáles son las razones de este éxito internacional? Si consideramos el escenario latinoamericano rápidamente veremos que el nuevo presidente norteamericano dispone solamente de dos aliados ideológicamente afines: Nayim Bukele y Javier Milei. El primero está en el medio de  la delgada línea que separa un régimen competitivo y respeta las libertades de los ciudadanos y los autoritarismos competitivos. El presidente argentino está lejos de esa realidad. Al mismo tiempo, el peso regional de la Argentina es más relevante. Sobre todo si consideramos que Milei es el único presidente ideológicamente cercano en el Cono Sur.

Algo parecido sucede con respecto a la premier italiana. El continente tiene gobiernos ubicados a la derecha del espectro ideológico, pero no son los mejores ejemplos de líderes democráticos. La opción francesa, encarnada en Le Pen,  no está en el poder y tampoco goza de la mejor prensa. Posiblemente su mejor aliado europeo en términos ideológicos y de estilo sea la presidente de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Empero, Milei le ofrece dos puntos adicionales: la relevancia del puesto que ocupa y el fenómeno mediático detrás del presidente argentino.         

La popularidad internacional de Milei puede tener su causa en su estilo transgresor y políticamente incorrecto. Como suele decirse, es un político que dice lo que va hacer, sin rodeos ni eufemismos. Su sinceridad discursiva va más allá de la lógica política convencional. El presidente Milei parecería no medir electoralmente sus palabras. Paradójicamente, esta característica, hasta el momento, le ha sido redituable. Y eso constituye una novedad y un atractivo para otros políticos.

Finalmente hay una tercera explicación posible: el auge de las denominadas nuevas derechas a nivel internacional. Sin ahondar en detalles sobres los matices y diferencias que existen en este mundo, Javier Milei es un fiel exponente de este grupo. Su discurso en Davos contiene varios de los elementos que discursivamente caracterizan a las nuevas derechas. En este sentido, el ataque a la cultura woke y al feminismo no ha sido casual. Para la mayoría de estos grupos, la desigualdad, en cualquiera de sus variantes, no es algo malo. De aquí que los intentos del progresismo de intentar mejorar las condiciones de vida de la población y reducir distintas brechas sean vistos como negativos. Esto también incluye el tratamiento preferencial a los grupos y personas históricamente marginados o con menos recursos como así también la corrección política.

El regreso de Trump a la Casa Blanca puede eclipsar el brillo internacional del presidente argentino.  Su estilo es similar y ocupan casi el mismo espacio en el espectro ideológico. En sus primeros días de gestión captó la atención del mundo con una serie de medidas polémicas, como la suspensión del ingreso de refugiados y otras políticas migratorias.

No obstante, el presidente argentino sigue en el centro de la escena. Queda ver de aquí al año siguiente si se sostiene como estrella de rock o fue un one hit wonder como otras tantas bandas que han quedado en el camino.