La disociación en la educación en Argentina
Una de cada dos familias considera que la educación en el país es regular o mala, mientras que la mayoría percibe a la educación de sus hijo/as como positiva
En Argentina las familias se suelen mostrar satisfechas con la calidad educativa que reciben sus hijos e hijas, pero se manifiestan disconformes respecto a la calidad del sistema educativo del país en general. Según los resultados de la Encuesta Nacional Escolar, realizada por el Observatorio Argentinos por la Educación, una de cada dos familias considera que la educación en el país es regular o mala, mientras que un 90% de las familias encuestadas percibe a la educación de sus hijo/as como buena o muy buena. Esta brecha o disociación no es un dato nuevo. La tendencia de valorar positivamente a la educación de lo/as propio/as hijo/as y, al mismo tiempo, negativamente a la del país en general, se sostiene hace, al menos, 10 años según lo demostraron distintas indagaciones.
El estudio del Observatorio Argentino por la Educación demuestra cómo a mayor nivel educativo de las madres encuestadas, la percepción respecto de la calidad de la educación en Argentina es peor. Mientras que un 61% de las madres con hasta secundario incompleto percibe que la educación argentina es muy buena, sólo un 10% de las encuestadas cuyo nivel educativo es terciario o universitario completo creen que el nivel educativo en Argentina alcanza ese nivel. Como contrapartida, esta tendencia se revierte al indagar por la percepción de las madres sobre la educación de sus propia/os hija/os. Entre las madres con mayor nivel educativo, el 93% considera que la educación que reciben en la escuela es al menos buena. Este porcentaje desciende al orden del 77% entre las madres de nivel educativo hasta secundario incompleto.
Esta disociación entre la visión de la calidad educativa en general, y la de la propia escuela en particular, se pone aún más en tensión al analizar los resultados de la última evaluación nacional de aprendizajes. Aprender 2021 evidenció un empobrecimiento en los niveles de aprendizaje alcanzados por estudiantes de 6to grado de todo el país, con un importante aumento en el porcentaje de estudiantes que se ubica en el nivel de desempeño más bajo entre 2018 y 2021 en el área de lengua, donde se triplicó esta proporción (7% al 22%). En otras palabras, 1 de cada 5 estudiantes de 6to grado de nivel primario no comprende lo que lee. Si bien persisten importantes brechas según el nivel socioeconómico de las familias, este fenómeno de pérdida de aprendizajes afecta a estudiantes de todos los niveles socioeconómicos. Lo que estos datos ponen sobre la mesa es que mientras la amplia mayoría de las familias cree que sus hijos se están salvando de la “catástrofe educativa”, y que este es un problema del “otro”, el sistema educativo argentino no está logrando que los y las estudiantes adquieran aprendizajes básicos en su tránsito por el mismo. Esto no sólo vulnera el derecho de millones de niños y niñas a una educación de calidad, sino que al mismo tiempo que compromete la capacidad de desarrollo y crecimiento de nuestro país en los próximos años.
Quizás parte del problema sea que como sociedad, y a pesar de los múltiples diagnósticos sombríos en torno a nuestra educación, aún no hemos logrado comprender y asumir la gravedad de la situación y, como consecuencia, no hemos demandado a nuestros políticos debates urgentes y respuestas eficaces para la mejora de la calidad educativa.