Las inconsistencias de un relato económico
Durante la campaña presidencial el actual presidente de la nación ha realizado una serie de promesas que no ha llevado a cabo. Para establecerlas estableció un medio: el superávit fiscal. Sin embargo, ese deliberado resultado fiscal no ha ayudado (ni ayuda) a qué se cumplan sus promesas de campaña ni tampoco es factible que se sostenga a lo largo del tiempo.
Al momento de redactar el presente artículo, el gobierno nacional de La Libertad Avanza (LLA) llevan 110 días de gestión. En este tiempo no sólo ha reinado el incumplimiento de promesas hacia sus votantes, sino que además se ha caracterizado por un deterioro de los indicadores macroeconómicos. Por otro lado, un hecho particular ha sido el superávit fiscal conseguido durante el mes de febrero que es tomado desde el gobierno como su caballito de batalla, sin embargo, el relato económico del gobierno se encuentra repleto de inconsistencias que se explicarán en el presente artículo.
En primer lugar, hay que explicar por qué, para el gobierno, el superávit fiscal es tan importante (al menos desde lo discursivo). Para el equipo económico del poder ejecutivo la causa del incremento inflacionario se debe a la emisión monetaria, la cual es causada por el Estado que gasta más recursos de los que recauda (es decir, por el déficit fiscal). Pero ¿por qué esto generaría inflación? Según los supuestos de la escuela neoclásica que rigen a la perspectiva del gobierno nacional, el dinero es neutro en términos productivos y sólo incrementa el ingreso de los individuos y crea una especie de nivel de consumo ficticio. Entonces, dado que la demanda aumenta más que proporcional que la oferta entonces los productores deben incrementar los precios de los productos. En este sentido la solución no sólo sería reducir bruscamente la oferta monetaria, sino que además hay que ajustar el gasto que realiza el Estado para no tener que recurrir a dicha emisión monetaria y lograr el superávit fiscal que tantos beneficios generaría.
Explicado el razonamiento teórico del gobierno nacional, ya se está en condiciones de analizar las políticas llevadas a cabo. En primer lugar, ni bien el gobierno asumió en diciembre, el ministro Caputo anunció una devaluación del 118% y la ejecución de un programa monetario contractivo. A fines de diciembre del 2023, el poder ejecutivo ha enviado un proyecto de Ley “Bases Y Puntos De Partida Para La Libertad De Los Argentinos” (denominada “Ley Ómnibus”), el cual se complementa al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, ambos recursos concentran los lineamientos teóricos y políticos explicados anteriormente. Como es sabido, el tratamiento de la ley se cayó en el congreso y el DNU no tuvo la aprobación correspondiente en el senado. Sin embargo, esto no evitó que el gobierno nacional lleve a cabo un ajuste fiscal de gran magnitud, en el cual se bajó el gasto público y, por lo tanto, se terminó reduciendo la demanda agregada; pero se logró en febrero el tan buscado superávit fiscal. A todo esto, la inflación acumulada del 2024 es de 36,6% (sin contar el 25% de inflación de diciembre que contiene las dos semanas post devaluación). Al observar cuales son los sectores que más explican la inflación, tiene que ver con aquellos sectores en los cuales el gobierno ha retirado los subsidios (combustibles, por ejemplo), lo que ha generado un impacto en el resto de los sectores de la economía. A esto se le suma que, al desregular los precios, tal como lo permite el DNU aun vigente, aquellas corporaciones con poder de mercado han subido los precios a su antojo. Todo esto es acompañado por un programa monetario contractivo. Sin embargo, este programa monetario no cuenta con el tradicional incremento de la tasa de interés, sino que se la redujo. Pero dado el contexto de fuerte recesión económica, los pesos de la clase media (a la cual el programa económico no le ofrece herramientas de ahorro en pesos) no fueron a parar al dólar paralelo, esto es una de las explicaciones del porqué el dólar blue no se disparó. Por otro lado, también hay que considerar a los capitales foráneos que han ingresado a la economía a realizar carry trade (bicicleta financiera) y ya es sabido que sucede al final de estos períodos de endeudamiento cuando se corta el financiamiento externo, se da la fuga de capitales (aún la experiencia macrista es muy reciente en este punto).
Entonces con lo explicado hasta acá ¿Por qué es inconsistente el superávit fiscal logrado? En primer lugar, hay que afirmar que este gobierno recibió una economía con muchos problemas, pero con algunos aspectos macroeconómicos “aceptables”, entre ellos el bajo nivel de desempleo y los relativos niveles de actividad económica. Por ejemplo, en diciembre de 2023 el uso de la capacidad instalada fue de 67,9% pero en febrero de 2024 bajó a 54,6% (según datos oficiales) y respecto al Estimador mensual de actividad económica (EMAE) desde la salida de la pandemia, los niveles fueron aún superiores a las del gobierno de Juntos por el Cambio; pero este indicador ha caído 5,7% en lo que va del 2024 ¿Qué tiene que ver estos datos con el superávit fiscal conseguido en febrero? Que el gobierno heredó ciertos niveles de actividad económica que generaban ciertos niveles de recaudación, además de la actualización por inflación de los impuestos. Entonces dado ese casi mismo nivel de recaudación, pero con un fuerte recorte en el gasto es que el resultado momentáneo (por ahora) ha sido el superávit fiscal. Con lo explicado hasta acá, la inconsistencia tiene que ver que dado que no hay razones para considerar que la actividad económica se reactive ya que todas las variables de la demanda agregadas están reduciéndose (es decir, el consumo, la inversión privada y el gasto público) es por lo que se está ante una eminente reducción de los ingresos de las cuentas públicas (porque la caída de la actividad implica que se paguen menos impuestos, como ya se demostró). Entonces, es por esto por lo que el gobierno, si quiere mantener el superávit fiscal, deberá hacer un ajuste fiscal aún más fuerte que el anterior, lo que generará aún más recesión y así será mes a mes, según esta lógica.
Por otro lado la inconsistencia tiene que ver con los objetivos planteados entre sí: inflación vs atracción de capitales para dolarizar la economía. Ya explicado como se buscaría combatir erróneamente a la inflación por parte del gobierno (repetimos, desde lo discursivo) hay que mencionar que se llevó a cabo una brusca devaluación cuyo objetivo fue estimular las exportaciones al mismo tiempo que se espera que haga bajar la demanda de divisas (mejorar la cuenta capital); pero esto genera aún más inflación. A priori, lo que se puede decir es que las medidas económicas son contradictorias entre sí en el plano de los objetivos preestablecidos. Es decir, se fortalecen los flagelos que ya padecía la economía previamente al ascenso del gobierno de LLA. Cómo resultado se genera aún más recesión, deterioro de los ingresos reales, aumento del desempleo, los cuales son planteados por parte de los referentes de LLA como males necesarios para el reordenamiento de los precios relativos y generación de condiciones para el crecimiento eficiente de la economía. Pero la inconsistencia también tiene que ver con las promesas de campaña, en particular con la dolarización vs la atracción de dólares de las exportaciones. Esto tiene que ver con que la fuerte devaluación de diciembre y el retiro del Estado en lo que refiere subsidios y relativos controles de precios, han generado un incremento colosal de la inflación que ha hecho que el tipo de cambio en términos reales quede retrasado. De esto se desprenden dos cuestiones, el primero es que el sector exportador exige un tipo de cambio aún más devaluado (lo que les generaría aún más ventajas relativas) para liquidar las divisas; pero la segunda cuestión es que si el gobierno va a dolarizar en unos meses (como han explicado en reiteradas ocasiones) entonces ¿por qué estos sectores cambiarían sus dólares por pesos que en un inminente futuro no se van a utilizar más?
Cómo se ha verificado, la doctrina económica del gobierno nacional choca con la realidad. Aquí la cuestión es quien esta equivocado, o la teoría que sólo tiene valor de uso en un mundo hipotético creado en los manuales de economía convencional o es la realidad que no le hace caso a la teoría. En esta disyuntiva, se dan muchas irresponsabilidades que guían a las políticas económicas como, por ejemplo, quedarse sólo con el número del resultado fiscal sin contemplar los componentes de este, ni tomar noción que se entra en una dinámica de ajuste permanente para volver a encontrar ese superávit fiscal que poco tiene de virtuoso para la economía. Por otro lado, ha quedado demostrado (y hasta lo ha admitido el FMI) que la inflación es multicausal, así que no tiene sentido someter a la sociedad a un fuerte plan de ajuste que, además de generar recesión económica, reproduce las causas estructurales de la inflación. Por último, es un error aplicar un paradigma empresarial al Estado cómo si tuviera que maximizar beneficios en un cortísimo plazo (superávit fiscal) sino volcar recursos en la sociedad y tratar de generar un sendero económico que mejore las condiciones de vida de los residentes de manera sostenida y sustentable en el tiempo.