Lo único cierto es la incertidumbre
El proceso electoral permitirá saber si se trata de una expresión coyuntural de malestar social o de una profunda crítica al conjunto de la clase política
El politólogo Adam Przeworski ha señalado en diferentes oportunidades que una característica de los procesos de transición a la democracia es su certeza en los procedimientos de decisión política como así también la incertidumbre en sus resultados.
Certeza en los procedimientos, incertidumbre en los resultados: probablemente esta sea una de las mejores definiciones del escenario electoral argentino en el presente año 2023. La Argentina vive una de sus elecciones de más incierto final desde aquellas llevadas a cabo en el año 2003, las primeras luego de la crisis social más grave de la historia nacional hasta el presente, entre finales de 2001 y comienzos de 2002. En aquella oportunidad, las preferencias electorales se dividieron entre las candidaturas de Carlos Menem, Néstor Kirchner, Ricardo López Murphy, Adolfo Rodríguez Saa y Elisa Carrió. Carlos Menem, ganador en la primera vuelta, decidió no participar en el ballotage motivo por el cual Néstor Kirchner quedo consagrado como nuevo presidente electo y asumió el 25 de mayo de 2003.
En esta oportunidad el resultado del proceso electoral puede arrojar a cualquiera de las tres principales candidaturas como ganadoras: el oficialismo de Unión por la Patria-UP representado por la fórmula presidencial Sergio Massa-Agustín Rossi, la oposición de Juntos por el Cambio-JXC encabezada por el binomio Patricia Bullrich-Luis Petri y la de La Libertad Avanza-LLA con el tándem Javier Milei-Victoria Villarruel. Efectivamente, cada una de las fórmulas puede resultar ganadora en primera vuelta, llegar al ballotage o quedar fuera del mismo.
El oficialismo encara una campaña electoral en un contexto de una gestión de escasos resultados y bajo nivel de aprobación, aunque con el impulso de un candidato-ministro de Economía, Sergio Massa, con gran vocación de poder y un conglomerado mediático, económico y judicial que patrocina su candidatura desde hace una década. El candidato del oficialismo recuerda a un legendario jugador del club de futbol Boca Juniors, Martín Palermo, definido como un optimista del gol: como el célebre Palermo, Massa aparece como un optimista del poder.
Juntos por el Cambio-JXC, ganador en los comicios legislativos del año 2021, ha llevado a cabo un proceso interno sumamente disputado que probablemente le ha impedido terminar de convencer a una significativa parte de la sociedad de su condición de alternativa electoral. En las últimas elecciones primarias, la resolución de la interna entre los candidatos de JXC, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, resultó en favor de esta última. La duda ahora se plantea sobre si Patricia Bullrich podrá empezar a “enamorar” a la sociedad, incluyendo a aquellos electores que en los comicios primarios votaron a favor de Horacio Rodríguez Larreta.
Por su parte, contra todos los pronósticos, en las PASO el precandidato (ahora candidato) presidencial de la agrupación La Libertad Avanza-LLA, Javier Milei, obtuvo 7.116.352 votos, lo que representa el 30,04 por ciento de los sufragios. Esto lo convirtió en el candidato más votado en los comicios primarios. Así también LLA ha obtenido el triunfo en 16 de los 24 distritos electorales de todo el país. Javier Milei ha recibido 7 de cada diez votantes del Frente de Todos (hoy Unión por la Patria), 2 de Juntos por el Cambio y 1 votante de la agrupación Compromiso Federal (hoy Hacemos) que eligieron estas opciones en las primarias de 2019.
El devenir del proceso electoral nos permitirá discernir si se trata de una expresión coyuntural de malestar social o de una profunda crítica al conjunto de la clase política, si nos encontramos frente a un profundo cambio de época o a un recambio dentro de la clase gobernante desde 2003.
Cabe destacar que es amplia la experiencia que tiene Argentina en cuanto al surgimiento de actores políticos no detectados por el radar de la política tradicional, que rápidamente lograron convertirse en referentes políticos nacionales. Tales han sido los casos de Raúl Alfonsín en 1983, Carlos Menem en 1989, Néstor Kirchner en 2003, Mauricio Macri en 2015 y Alberto Fernández en 2019. Las excepciones han sido Fernando De La Rúa en 1999 y Cristina Fernández en 2007 y 2011. El Cisne Negro se ha blanqueado en la Argentina tanto como el recordado cantante Michael Jackson.
¿Será Javier Milei el nuevo cisne negro/blanco de la política nacional? ¿Será Patricia Bullrich la sorpresa que permita el regreso de Juntos por el Cambio al poder? ¿Será Sergio Massa el garante de una suerte de continuidad dentro del cambio?
Muchos interrogantes, pocas respuestas: la Argentina resulta ser más entretenida que la previsible Suiza.