En su alocada dinámica de construcción de enemigos por todo el arco político y social, era cuestión de tiempo para que el presidente Javier Milei apuntara sus misiles a Axel Kicillof. Si la quita del Fondo Fiscal para el Fortalecimiento de la Provincia de Buenos Aires fue un primer paso en línea con la confrontación con las provincias, el llamado a una rebelión fiscal a los bonaerenses escaló un nivel en el ataque al gobernador, e incluyó un componente ideológico para señalarlo particularmente: la idea de que la provincia “despilfarra” recursos, lo cual legitimaría, en la mirada del presidente, que los ciudadanos dejen de pagar sus impuestos.

Justamente contra esa idea es que se plantó el gobernador esta mañana. Desde una dinámica opuesta a la de Milei, en la que sólo abundan los títulos amarillista e incendiarios pero vacíos de contenido, Kicillof detalló una serie de datos con los que expuso que la realidad de la PBA es más bien todo lo contrario al supuesto “despilfarro” agitado por Milei y Espert. “Dicho sintéticamente, tenemos al Estado más pequeño de la Argentina en la provincia de Buenos Aires, el Estado más austero”, resumió el gobernador.

Para argumentarlo, Kicillof se refirió a la estructura y el gasto público bonaerense y lo comparó con el resto de las provincias del país. Afirmó que Buenos Aires es la provincia que menos gasta por habitantes, que es junto a Córdoba la de menor planta de empleo estatal, y que todo eso se da en un marco de injusticia fiscal en el cual la PBA aporta a la Nación el doble de lo que recibe en coparticipación y transferencias del Ejecutivo.

NÚMERO MATA RELATO

Según números del 2022, el gasto total por habitante en la PBA llegó a los $228.467, ubicando a la provincia al fondo de la tabla nacional. En la otra punta se ubicó Tierra del Fuego, que destinó $941.011 por habitante, más de cuatro veces el gasto bonaerense per cápita. En la mitad de ese ranking quedó Entre Río, cuyo gasto por habitante ascendió a los $368.443, un 50% más que la PBA.

Con las provincias patagónicas y algunas del norte argentino al tope de la lista, mostrando la injerencia de los estados provinciales en distritos con menor nivel de actividad privada, otras provincias económicamente importantes del país también se ubicaron largamente por encima de Buenos Aires. Como ejemplos, la CABA destinó $385.896 por habitante y Santa Fe $302.195.

En cuanto al empleo público, también con números del 2022 la tasa de empleados estatales por cada mil habitantes de la PBA fue 34,7. Sólo la provincia de Córdoba se ubicó por debajo de ese nivel, con 31,5 empleados públicos cada mil habitantes. El promedio nacional fue de 66,2, y cerca de ese nivel se ubicó la CABA, que suele señalarse como ejemplo de la actividad privada, donde hubo 63,2 trabajadores públicos cada cien mil habitantes. El podio de la lista lo conformaron Catamarca, La Rioja y Canta Cruz, con 105,8, 103,9 y 103,5 respectivamente.

PROVINCIA PRODUCTIVA

Kicillof también volvió a insistir en un reclamo bonaerense que no reconoce banderas políticas y que esgrimieron con la misma potencia sus antecesores, María Eugenia Vidal y Daniel Scioli. La provincia aporta alrededor de un 40% de los impuestos que se coparticipan, y el año pasado, incluso con las transferencias no automáticas que el Gobierno Nacional calificó como de discrecionalidad política, la PBA recibió un 24% de los recursos distribuidos por la administración central.

El Gobernador bonaerense fue aún más a fondo, y explicó: “De todos los impuestos que se pagan en la Argentina, la PBA aporta 40%.De ese 100% el Gobierno Nacional se queda el 66% y las provincias el resto. Y de ese total la PBA recibe sólo el 7,5%”. Kicillof sintetizó esa situación con una definición política: “Más desigual, más injusto no se puede encontrar”.

Lo cierto es que la PBA no solo aporta mucho más de lo que recibe, sino que también representa una importantísima porción de la producción y la actividad económica nacional. Los datos consolidados del 2022 mostraron que con el 38% de la población nacional, la PBA produjo el 35% del PBI argentino. Desglosando ese dato, se observa que el 50% de la industria manufacturera surgió de fábricas bonaerenses, que 32% de las PyMES del país residen en la provincia y que el 35% de lo exportado por el país se produjo en la PBA. Lejos de ser solamente una provincia industrial, Buenos Aires explicó el 37% de la producción del agro y el 41% de la actividad de la construcción.

Por otro lado, Kicillof desmenuzó la idea de un supuesto “impuestazo” que se pretendió instalar desde el oficialismo nacional con el objetivo de fomentar el desacato fiscal. Luego de recordar que el año pasado la provincia decretó la emergencia en el sector del agro debido a la sequía, asistió desde ARBA con paquetes impositivos por casi 5 mil millones de pesos y desde el Banco Provincia con 90 mil millones a los productores, el gobernador señaló que el impuesto inmobiliario aumentó sólo para una minoría por encima de la inflación.

De los 300.000 propietarios que pagan el impuesto, indicó Kicillof, sólo a 2.000 se les aumentó la alícuota por encima de los niveles inflacionarios, mientras que a los 298.000 restantes el incremento fue menor al IPC. Esos 2.000 propiestarios cuentan con campos valuados en más de 3 millones de dólares. “Durante estos cuatro años de gobierno le dimos más progresividad a los impuestos patrimoniales” sintetizó Kicillof.

DEBATE DE MODELOS

Detrás del cruce Nación-Provincia se esconden algunas falacias y una discusión de fondo. En primer término, queda no sólo expuesta la falacia por parte del presidente de hablar de un despilfarro de recursos en la administración provincial, sino también la importancia del aporte de la PBA al conjunto de la nación. No solamente en términos impositivos sino, y fundamentalmente, en cuanto a los niveles de producción, de exportación y generación de divisas, y de los consecuentes niveles de empleo y consumo interno que eso a su vez genera. Con un gasto significativamente inferior a muchas de sus pares, la PBA produce, exporta y mueve la economía nacional como ninguna otra provincia del país.

Por otro lado, la discusión por la progresividad de la matriz impositiva es algo que poco a poco irá cobrando espacio en la agenda nacional y en lo que Kicillof expresa un modelo antagónico al de Milei. Mientras el Gobierno Nacional aumenta los impuestos y las tarifas que más impactan en las mayorías, fundamentalmente con el costo de los servicios públicos y el IVA que paga el consumo masivo a partir de la inflación descontrolada, el planteo bonaerense es el de avanzar en un esquema de mayor progresividad.

Kicillof no está solo en esa idea. En la misma línea de expresaron en las últimas semanas otros pesos pesados como el cordobés Martín Llaryora o el santafecino Maximiliano Pullaro. Un posible nuevo impuesto a los altos ingresos es lo que sobrevuela en la mirada fiscal que discuten algunas provincias. Frente a la disputa por una posible restitución de Ganancias, el planteo de los gobernadores de las provincias más productivas del país discurre por otro carril que, si bien aún no toma una forma definida, asoma como una alternativa que puede marcar la discusión política de los próximos meses.

Desde lo ideológico, desde lo político, desde la mirada fiscal y en torno la producción, Kicillof y Milei encarnan modelos opuestos. Con datos y estadísticas hoy el gobernador rebatió las declaraciones en modo twitter del presidente. Un capítulo más de una serie que promete nuevas temporadas al menos en los próximos cuatro años.