El doble discurso PRO sobre la repitencia: lo que decían como gobierno vs. lo que dicen en campaña
La polémica por la repitencia es un ejemplo más de la falta de memoria o el oportunismo inescrupuloso del PRO. En el 2016, afirmaban que deteriora la autoestima de los alumnos, no es eficaz, aumenta el gasto educativo y es poco objetiva, y proponían una discusión como la que hoy propone la Provincia.
No es ni la primera ni será la última vez que desde las filas que conduce Mauricio Macri olvidan algunos de sus planteos pasados, lo que ellos mismos hicieron siendo gestión, o simplemente se montan sobre un tema de agenda en forma incendiaria, sin importarles el fondo de la cuestión y simplemente para sacar un rédito político de cara al proceso electoral que se viene. Esta vez le tocó a la repitencia escolar, un tema que requiere un serio debate en la dirigencia y la sociedad, debate que la Provincia de Buenos Aires puso sobre la mesa y desde el macrismo buscan capitalizar electoralmente sin sumarse a buscar soluciones.
No es de extrañarse. La educación fue uno de los principales caballitos de batalla del macrismo en el 2021 electoral, y les dio buenos resultados. Montados en un discurso sobre la eficiencia, el mérito y el progreso, y en el contexto de las restricciones que impuso la pandemia, Juntos por el Cambio le sacó el jugo a esa imagen de una fuerza política preocupada por el futuro que lograron construir. Hoy juegan a lo mismo, desconociendo lo que ellos mismos plantearon hace unos años cuando eran gobierno, con la calculadora electoral como único criterio.
El disparador fue el planteo del debate que hizo la Provincia de Buenos Aires sobre la necesidad de repensar el sistema académico, con un punto central en la promoción de grados. La oposición salió con los tapones de punta, con sus incontables pre candidatos haciendo fila para pegarle al Gobierno de Kicillof, a referentes sindicales de la educación y a cualquier otro “monstruo” que pudieran venderle a la sociedad.
LO QUE DICEN EN CAMPAÑA
Ningún aspirante amarillo al Sillón de Rivadavia quiso quedarse afuera, en plena competencia interna por la bendición de Macri. Patricia Bullrich expresó en sus redes “creen que regalar diplomas es educar, con la misma lógica con la que dicen que repartir plata es combatir la pobreza”. La “paloma” Larreta no podía quedar como tibio y se subió al tren afirmando “los chicos tienen que aprender. Ese tiene que ser el foco SIEMPRE y no lo que hace el kirchnerismo en las escuelas, condenándolos a un futuro con menos libertad”.
Pero sin dudas el caso más paradójico fue el de la ex gobernadora, María Eugenia Vidal, quien ostenta el tristemente célebre récord de haber dejado la Provincia con menos escuelas que las que recibió tras sus cuatro años de mandato. Desmemoriada, Vidal acusó al Gobierno bonaerense de “bajar la vara educativa” y fustigó: “En mi gestión más de un millón de adultos terminaron el secundario. Hoy Kicillof y Baradel masacran las oportunidades de los bonaerenses bajando la vara. ¿Cómo progresa la gente que no aprende? Sin educación de calidad no hay futuro”.
Desesperados por meter algún golpe que le entre a la gestión bonaerense, que hoy los aventaja en todas las encuestas, los precandidatos a gobernador del macrismo también se sumaron al show. “Kicillof y el "ministro" Baradel no van a parar hasta desterrar todo símbolo de meritocracia. ¿Esta es la educación que queremos para nuestros hijos? Tenemos que priorizar la excelencia ante la mediocridad” disparó Cristian Ritondo. “Con el modelo de educación de Kicillof y Baradel el futuro de nuestros hijos y nietos se va al tacho” se sumó el intendente de Lanús, Néstor Grindetti. “Otro fracaso del Kirchnerismo. Odian el esfuerzo, el estudio y el trabajo” aportó el bullrichista Joaquín de la Torre.
LO QUE DECÍAN SIENDO GOBIERNO
En el 2016, el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación que entonces conducía Esteban Bullrich, publicó un informe que llevó la firma de Mauricio Macri, Gabriela Michetti, Marcos Peña y el mencionado ministro, titulado “Los regímenes de promoción de grado. Repitencia y promoción pedagógica en la educación primaria”. El texto formaba parte de su Plan Estratégico Nacional 2016-2021 “Argentina enseña y aprende”, que tenía como objetivo central el “fortalecimiento de las trayectorias de los/las estudiantes” a lo largo de todo el período escolar. En su desarrollo, el informe aborda el origen histórico del sistema de repitencia, sus implicancias educativas y económicas, ejemplos en el mundo de distintos modelos y plantea un debate para la modificación del sistema actual en Argentina. Sus conclusiones fueron lapidarias con el sistema de repitencia que hoy la Provincia propone discutir.
“La mayor parte de la bibliografía coincide en señalar la poca efectividad y eficiencia de la retención de grado (…) La conclusión principal señala que la repitencia se encuentra en retroceso en los sistemas educativos del mundo pero que, si su supresión no va acompañada de medidas sistémicas de prevención y apoyo, esta acción no tendrá mayores consecuencias sobre el mejoramiento de la calidad de la educación” plantea el informe en su resumen inicial, en un fragmento que bien podría haber sido parte de la presentación del ministro bonaerense Alberto Sileoni.
Las críticas al modelo de repitencia que el gobierno macrista hacía a través de su Ministerio de Educación tenían un aspecto central en “una fuerte vinculación de la repitencia con la sobreedad y el abandono escolar”. A su vez, el texto resaltaba que “la práctica sistemática de la repetición aumenta el costo financiero del servicio educativo, impacta negativamente sobre la autoestima de los alumnos y sobre el manejo del aula, además de dejar una huella nociva en el rendimiento de los alumnos”. Y categorizaba a la repetición como “la ‘solución’ interna que ha encontrado el sistema escolar para lidiar con el problema del no-aprendizaje o de la mala calidad de dicho aprendiz”. Las coincidencias con el planteo de la provincia de Buenos Aires son llamativas, mal que le pese a falta de memoria de los candidatos PRO.
El cuarto punto del informe tiene un subtítulo que lo dice todo: “El dispositivo de la repitencia: un problema más que una solución”. El planteo crítico hacia la repitencia como forma de encarar el problema del aprendizaje en las aulas se estructuraba en el informe en cuatro ejes: ese dispositivo 1) Deteriora el autoestima de los alumnos; 2) No es eficaz, es decir, no mejora el rendimiento a largo plazo de los alumnos; 3) Aumenta el gasto educativo; y 4) Es poco objetivo. En esas líneas, el informe de Esteban Bullrich señalaba el impacto negativo en los estudiantes de repetir un años, que finalmente ese estudiante no aprendía mejor en su año de repitencia, que eso aumentaba significativamente el gasto del Estado y de las familias, y que finalmente la promoción no terminaba siendo objetiva, sino que quedaba en manos de las autoridades escolares generando una “ausencia real de equidad”.
Si todo ese marco conceptual todavía no es suficiente para mostrar los puntos de contacto entre lo que pensaba el PRO sobre la repitencia y el planteo que hizo la Provincia de Buenos Aires y por el cual salieron a fustigar a sus autoridades, la siguiente cita del informe podrá ser esclarecedora: “Esta situación (por la repitencia) podía resultar útil y efectiva en los siglos pasados, en los cuales los sistemas educativos homogeneizadores y en algunos casos elitistas no tendían mayormente a la inclusión universal. Pero la idea actual de Educación Para Todos, que llama a garantizar no solamente el acceso universal de todos los niños y niñas a la educación primaria sino también su conclusión a término, colisiona abiertamente con una práctica excluyente, selectiva y segregadora como la repitencia”.
Luego de señalar los ejemplos del Reino Unido e Islandia como modelos de una promoción pedagógica distinta (y muy en línea con el planteo de la PBA), el informe llamaba a que “desde el gobierno de la educación, es necesario emprender las acciones estratégicas necesarias para modificar las representaciones positivas de la repitencia”. Y culminaba con una cita que echa por tierra todos los planteos abstractos y vacíos de contenido que la dirigencia del PRO utiliza hoy para criticar al Gobierno bonaerense con este tema: “suprimir la reprobación no deteriorará la calidad, sino que eliminará al menos uno, entre otros, de los obstáculos que se oponen a ella (…) Suprimir la reprobación tendría el mérito enorme de obligar a que se hicieran importantes clarificaciones conceptuales. Rechazar las soluciones falsas es en sí mismo un progreso: en especial, lleva a aceptar replantear el problema en términos nuevos”.
Pareciera que, en algún momento, desde el PRO compartían los objetivos planteados por el Gobierno bonaerense de garantizar la inclusión, la permanencia y la finalización de las trayectorias escolares de los alumnos. Sin embargo, el clima electoralista se impone y los debates se simplifican, calculadora en mano. Está claro que el sistema educativo en el país requiere actitudes mucho más serias y responsables que las que mostraron en estos días los y las que compiten por estar una lista PRO en las próximas elecciones. Si la educación es una preocupación real, una discusión chata, vacía de contenido y oportunista como la que pretendieron dar esta semana no es el camino.