Hasta los propios se resisten bajar impuestos de las tarifas: “Si sacamos las tasas dejamos de tener el servicio”
El jefe comunal de Junín pidió "no hacer demagogia". Y en Mar del Plata, el hijo de Arroyo planteó que le “cuesta dar la cara con los vecinos”
El pedido de Mauricio Macri a los gobernadores e intendentes para que bajen los impuestos de las boletas de servicios está provocando dolores de cabeza en propios y ajenos. Entre los intendentes bonaerenses Héctor Gay (Bahía Blanca), Cecilio Salazar (San Pedro) y Vicente Gatica (Bragado) fueron los primeros en mostrarse en línea con el pedido oficial, pero en otros distritos los oficialistas comenzaron a oponer resistencia.
En Junín, el “soldado” de la gobernadora María Eugenia Vidal, Pablo Petrecca, planteó que los impuestos que tienen en el municipio en las tarifas son tasas por lo que su eventual eliminación implicaría que “dejamos de tener el servicio”. Por eso consideró que “si las sacamos, hay que ponerlas en otro lugar”.
Según explicó Petrecca, en Junín la boleta de luz incluye impuestos por el alumbrado público y la tasa de seguridad; mientras que en la factura del gas el 10% del consumo se destina a obra pública.
Y planteó que “ya las leyes que se sacan tienen repercusión en las arcas municipales, porque hay un ley que tiene un porcentaje que se distribuye entre los municipios que dejaremos de recibir tras el anuncio de la Gobernadora”.
En tanto, en Mar del Plata el concejal e hijo del intendente, Guillermo Arroyo, admitió ayer que le “cuesta” dar la cara por el aumento de tasas y tarifas. En medio de la discusión por tarifas, en “La Feliz” se prepara un aumento de tasas municipales que ya generó un encontronazo con el gobierno de Vidal y ahora deberá discutirse en el Concejo Deliberante.
El edil oficialista planteó que “a la gente le va a molestar que se vote este incremento” y reconoció: “A mí me cuesta dar la cara con el vecino. Hoy salí, pasé por la panadería para ir a la cochera y ya me pidieron que no aumente. Tuve que poner la cara porque lo conozco al panadero hace un montón de años y me puso una cara como diciendo ‘mejor no vengas más a comprar el pan acá’. Obvio, está recaliente”.