A horas del inicio del segundo y último tramo de la campaña electoral, el semblante del Frente de Todos tiene otro color que el de las semanas posteriores a los resultados de las PASO. Aquietadas las aguas del turbulento océano interno, los cambios surgidos de la semana de la furia empiezan a mostrar resultados. Juan Manzur se junta con todos y se mueve por toda la cancha, arranca los partidos a las 7:00 am y lo muestra hacia afuera para que se note. Aníbal Fernández juega su rol de vocero y ya puede anotarse un primer movimiento en la papa más caliente de la seguridad argentina hoy, con el envío de fuerzas a Rosario. Julián Domínguez acerca posiciones con el campo y ya pudo anunciar un acuerdo en el conflicto por el precio y la exportación de la carne. Tan distinta parece la dinámica, que hasta le permite al Presidente cuidarse de una exposición excesiva que era condición de posibilidad para los errores no forzados que luego se lamentaban. CFK, por su parte, podrá estar anotándose los porotos tras el desenlace que forzó.

A este nuevo funcionamiento se le suman los anuncios económicos y el propio crecimiento de la actividad, que cada vez va teniendo más números para mostrar aunque a los bolsillos les cueste leerlos. En este contexto, el Frente de Todos hila fino, hace cuentas electorales y se ilusiona con una performance significativamente mejor en noviembre, sobre todo en el corazón de la disputa, la provincia de Buenos Aires. Y los números que entusiasman tienen que ver, en gran medida, con la comparación con 2019.

Por qué el Frente de Todos bonaerense se ilusiona para las generales

Un informe de Comunicaciones Sudamericanas, la consultora de Raúl Timerman y Juan Carlos Malagoli, cotejó los resultados de las primarias de hace dos años con el escrutinio provisorios del 12 de septiembre, y desde su lectura puede entenderse el diseño de la sintonía fina oficialista para la provincia. El ausentismo como una explicación de la pérdida de votos propios que puede revertirse, el voto huérfano de las opciones que no pasaron las primarias, el piso más bajo del voto peronista como un fondo del cual es difícil caer más bajo, y la Primera y la Tercera Sección electoral como los núcleos estratégicos son algunas de las claves.

COMPARATIVA 2019 – 2021: 2 MILLONES DE VOTOS PERONISTAS MENOS

La baja participación electoral de hace tres domingos ya fue resaltada como una característica fuerte de las primarias recientes. En la provincia, votaron 8.434.037 personas, un 66,20% del padrón habilitado, lo cual significó el porcentaje más bajo en mucho tiempo. En las PASO 2019 votaron 1.409.790 personas más que el 12 de septiembre, un total de 9.843.827 que representó un 78,71% del padrón.

Mientras el Frente de Todos perdió 1.993.532 votos efectivos, pasando de 4.782.574 (48,92% del total) a 2.789.022 (33,65%) y cayendo un 15,27%, el resto de las opciones crecieron. Juntos sacó 143.518 votos más que hace dos años, pasando de 3.006.471 a 3.149.989 sufragios, y del 30,75% al 38% (+7,25%).

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Además, hubo un incremento de votos a otras opciones que pasaron las PASO y estarán en noviembre, que en su conjunto sumaron 1.333.216 votos, un 3,45% más que llevó a la suma de esas opciones a un 13,80% del total del padrón. Pero también aumentaron, y en forma mucho más contundente, los votos hacia opciones que no pasaron las primarias. Si en 2019 esas opciones juntaron 164.272 sufragios, un 1,67%, este año fueron 668.626 votos más, llegando a los 832.898 y un 9,93% del total. De ese casi millón de “votos huérfanos” en las generales buscará alimentarse el oficialismo, recordando siempre el fantasma del macrismo y apelando al voto útil.

Por otro lado si bien hubo 77.524 votos nulos más que en 2019, la cantidad de votos en blanco fue de 4.39.122 sufragios menos que hace dos años, lo cual marca que el descontento con el gobierno no se expresó en esta categoría como sí en el ausentismo.

Otro aspecto resaltado por Comunicaciones Sudamericanas es la merma histórica del voto peronista. Tomando todas las distintas opciones sumadas del justicialismo de las elecciones generales de 2015, 2017 y 2019 para la categoría Diputados Nacionales, se puede establecer un promedio de 5 millones de votos peronistas. Fueron 5.2, 4.8 y 5.1 millones respectivamente, mientras que estas PASO los votos del FdT y Vamos con Vos de Florencio Randazzo suman un magro total 3.097.286. Allí toma cuerpo la calificación de “derrota sin precedentes” del peronismo esbozada por CFK en su carta, y desde ese fondo del cual parece difícil caer aún más es que el oficialismo espera levantarse, casi por inercia.

Por qué el Frente de Todos bonaerense se ilusiona para las generales

“El resultado el Provincia de Buenos Aires es perfectamente reversible. Se necesita planificar la campaña con un equipo profesional que contemple todos los elementos necesarios para una campaña exitosa, pero están todos los números a la vista, este resultado se puede revertir perfectamente” le expresó a Diagonales el consultor Raúl Timerman. Una mirada más detallada de los resultados en cada territorio apoya su mirada, de la que también se convencen cada vez más al interior del oficialismo.

DESGLOSE SECCIÓN POR SECCIÓN

La conducta electoral entre secciones esa calificada como homogénea en el informe de la consultora, pero por su peso específico poblacional la Primera y la Tercera quedan en el centro de la escena. En los 26 distritos de la Primera Sección votaron  2.955.865 electores, 508.153 menos que en 2019. Allí la pérdida oficialista entre ambos procesos electorales se contó en 717.877 sufragios, una caída del 15,73%. Juntos, por su parte, sumó 47.296 votos, un 7,23% más de lo que obtuvo hace dos años en las primarias, siempre hablando de la categoría Diputados Nacionales. Estos números ubican a la Primera en el segundo puesto del ranking tanto de caída de la participación general (-12,97%), como de pérdida de votos para el oficialismo.

El primer puesto de ese conteo se lo lleva, paradójicamente, el corazón del kirchnerismo: la Tercera Sección. Allí la merma en la participación fue del 13,19% y el oficialismo sacó 795.110 votos menos que en la misma instancia en 2019. A su vez, Juntos sumó 66.109 sufragios y creció un 6,88% sobre su performance en el mismo territorio hace dos años. Estos datos son los que hacen que las miradas y las estrategias del Gobierno, su sintonía fina electoral, se concentren en estos territorios en los que esperan movilizar a los votantes que no concurrieron a las urnas el 12 de septiembre pasado. Y también aquí pueden encontrarse motivos de los cambios en el gabinete bonaerense, que incorporaron a sus dos de sus áreas más relevantes a los Intendentes más fuertes políticamente de ambas secciones.

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En orden de pérdida de votos propios para el oficialismo siguen la Quinta Sección, con 140.186 votos menos que en 2019 (-12,15%); la Segunda, con 99.200 votos menos (-16,65%); la Sexta, con 74.941 votos menos (-12,55%); la Octava, con 65.649 votos menos (-11,38%); la Cuarta, con 65.301 votos menos (-12,61%); y la Séptima, con 31.916 votos menos (-11,83%). La sumatoria de estas seis secciones da un total de 477.013 sufragios perdidos por el oficialismo comparando estas PASO con las de 2019, menos de un tercio de los 1.512.987 que suman la Primera y la Tercera.

Otro punto que marca el informe de Comunicaciones Sudamericanas y que refuerza la estrategia del oficialismo, es que la Primera y la Tercera fueron también las secciones donde más creció el ausentismo. A partir de eso, se infiere la idea de que esa pérdida de votos se explica mayoritariamente por la cantidad de votantes que no concurrieron a las urnas, y surge la hipótesis de que a mayor participación electoral mejor será el escenario para el oficialismo, ya que en las secciones donde la participación fue mayor la pérdida de votos, tanto cuantitativa como porcentualmente, fue menor. Todos los cañones a la Primera y la Tercera.

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“El gran error en la campaña de las PASO fue estar convencidos de que se ganaba, hasta último momento. Incluso hasta hubo bocas de urna que a la tarde del domingo daban entre cinco y siete puntos de diferencia en la provincia, y se dieron cuenta que se perdía cuando empezaron a llegar los resultados oficiales. ¿qué nivel de información tenía el equipo de campaña con el que se trabajó si pensaba que ganaban la elección y se perdió por cuatro puntos y medio?” remata Timerman.

LA MIGRACIÓN DEL VOTO

Otro estudio, elaborado por la consultora Inteligencia Analítica de Marcelo Escolar, comparó las mismas 30 mil mesas entre todas las Secciones de las primarias de 2019 a  las de 2021. A partir de eso, estableció una tendencia de migración de votos que refuerza todo lo anterior, fundamentalmente la explicación del ausentismo. El estudio resalta que de los votos obtenidos por JxC en 2019 solo 172.000 (un 6,8%) migraron hacia el ausentismo. Ese mismo indicador es muy superior para el oficialismo, al cual dejaron de votar por no asistir a las urnas unas 896.000 personas que sí lo habían votado hace dos años (23%).

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Por otro lado, JxC logró retener el 81% de los sufragios obtenidos en 2019, mientras que el FdT sólo logró retener un 57%. Al 23% mencionado del voto peronista que se fugó al ausentismo, hay que sumarle además un 12% que migró hacia JxC, explicando en parte el pequeño crecimiento de este frente en las distintas secciones. Esta transferencia de votos del FdT a JxC se ubica, según el estudio, “en las zonas de clase media y clase media alta del gran Buenos Aires ubicadas en los centros urbanos y los principales corredores de urbanización y transporte”.

En cuanto a la migración de votos del FdT hacia el ausentismo, “se verifica un patrón geográfico periférico coincidente con zonas de clase media baja y baja, con fuerte concentración en asentamientos precarios”. Asimismo, en estas zonas es también donde más se explica la retención de votos del FdT, datos que permiten entender por qué el Gobierno se enfocará tanto en estos territorios: allí es donde más fidelidad muestra su voto, y al mismo tiempo donde más votos se perdieron por ausentismo.

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El estudio concluye con un par de ideas que pueden alimentar la ilusión del oficialismo: “Así como en las PASO el sesgo de participación favorecía a JxC, podría afirmarse que en la elección general dicho sesgo tenderá a favorecer al FdT”; y “Gran parte de los electores de fuerzas menores de corte peronista, a donde migraron votos del FdT de las PASO 2019, retornarían estratégicamente al FdT en función de los resultados negativos obtenidos por esta fuerza en las PASO 2021”. El Gobierno le prenden velas a estas hipótesis.

EL IMPACTO DE LA SEMANA DE LA FURIA Y LAS RUPTURAS DEL CONTRATO ELECTORAL

Más allá del optimismo inevitable para seguir adelante hasta el 14 N, las matemáticas y la ingeniería electoral que puedan alimentarlo, todavía sobrevuela para el oficialismo la incertidumbre de cuánto impactará en las urnas el terremoto interno de la semana post electoral. La consultora Trespuntozero, dirigida por Shila Vilker y que ostenta el título de haber sido la agencia que mejor pronosticó los resultados en 2019, realizó un estudio en donde se midió el impacto del conflicto del oficialismo en la opinión pública. Sus resultados deberían encender alarmas en el Gobierno.

La imagen positiva de Alberto Fernández cayó unos cinco puntos del 6 al 20 de septiembre, y la de CFK cayó otros seis puntos mientras que creció en siete su imagen negativa. La intención de voto del FdT descendió dos puntos en el mismo período, mientras que el techo electoral de JxC marcó un alza de unos nueve puntos. Y la explicación de estos movimientos estaría en el conflicto interno del Gobierno.

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Un 91,3% de los consultados respondió tener algún grado de conocimiento del conflicto, un porcentaje altísimo para cualquier tema. Las palabras más citadas para describir el asunto, tanto en votantes del FdT como de JxC fueron vergüenza, corrupción, asco, circo o irresponsables. Un 54,9% evaluó como muy mala la actitud de CFK, y un 49% eligió la misma calificación para la actitud de Alberto Fernández. Por último, un 43,7% manifestó tener “menos ganas de votar al FdT”, y ante la pregunta por si sentía más cercanía por CFK o por AF en la disputa entre ambos, un 62% respondió por “ninguno de los dos”.

Shila Vilker sintetizó en cinco hitos lo que denominó una ruptura electoral entre el Presidente y los decepcionados: el intento de expropiación de Vicentín, que mostró un indeseado avance sobre la propiedad privada; la quita de fondos al gobierno porteño, que descompuso la imagen dialoguista de AF; el vacunatorio VIP, que instauró la idea de falta de honestidad y la existencia de privilegios; la falta de clases presenciales, que se interpretó como desapego por parte de AF por lo que padecían las familias; y el Olivos Gate, que mostró falta de palabra (o mentira) y privilegios.

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A esa lista cabría preguntarse si no se le agregará el conflicto interno del oficialismo, como una ruptura con el mensaje exitoso en 2019 de unidad y amplitud, que permitió renovar la imagen del kirchnerismo y ampliar la base de sustentación para el experimento del Frente de Todos. Los datos de Trespuntozero aportan elementos a esa lectura, pero aún queda un mes y medio para las generales y con el oficialismo relanzado y aceitándose en su nueva dinámica hay distintos escenarios posibles. Lo que está claro es que el Gobierno tomó nota, ajustó tuercas y ahora afina el lápiz haciendo las cuentas de la esperanza. Algo que dos semanas atrás, todavía mareado por el golPASO y en pleno ojo de la tormenta, parecía muy poco probable.