Ex combatientes de Malvinas y un 9 de Julio atípico en La Plata: Langostinos en una olla popular
Ex Combatientes de Malvinas de La Plata consiguieron 2500 raciones del mejor langostino del mundo para un comedor popular. Le reclamaron a Garro por la falta de apoyo y de recursos en plena pandemia
Una vez más llega el 9 de Julio y la palabra soberanía sube su raiting en el discurso de los argentinos. Pero muchas veces esa palabra queda un poco lejos, cuesta ponerle rostros que no sean los de nuestros grandes próceres, acciones que no sean grandes gestas populares; cuesta sentirla cerca, propia. Tal vez, porque acostumbrados a la grandilocuencia asociada a esa palabra no solemos mirar con los mismos ojos acciones terrenales, cotidianas, de nuestro presente, que ladrillo a ladrillo construyen la soberanía hoy.
Este 9 de Julio no es uno más. Está signado por la pandemia, y será recordado como aquel que pasamos en cuarentena. Pero, además, es un 9 de Julio con pobreza y con hambre. Una fecha independentista y soberana en la que gran parte del pueblo argentino sufre. Y hoy, las gestas populares y los próceres que las encarnan tienen allí su gran batalla. Y la están dando.
“PARA QUÉ QUIERO RECUPERAR LAS ISLAS, SI ACÁ LOS PIBES SIGUEN COMIENDO SOLO HARINAS”
Hugo Robert combatió en Malvinas, y eso ya es mucho decir. Pero no sólo eso. Hoy preside el CECIM La Plata, centro de Ex Combatientes que desde 1985 sigue luchando por la soberanía, emplazado en la esquina de 21 y 40: “35 años ya en esa esquina” dice, sorprendido por el paso del tiempo. Y fue mucho lo que el CECIM hizo en esos años, constituyéndose en toda una institución platense. Fueron pioneros en la búsqueda de identificación de los caídos en las islas, en 2013 cocinaron y distribuyeron alimento durante todos los días que duró el drama de la inundación, y permanentemente realizan colectas y actividades solidarias. Desde que empezó la cuarentena el centro está cerrado, pero recibe donaciones de alimentos no perecederos y artículos de limpieza todos los viernes de 12 a 16 hs., para repartirlo entre los comedores populares. “Esta vez se hizo visible porque lo que conseguimos son langostinos que son caros no acá, sino en Europa” dice Robert, y a través del teléfono se le siente la sonrisa orgullosa dibujada en el rostro.
Se refiere a los L2, langostinos de gran tamaño y calidad que cotizan en Euros. “La mejor carne argentina”, le gusta decir a Hugo, afirmación que defiende con sobrados argumentos nutricionales. El CECIM consiguió una primera donación de 2500 raciones que este martes llegó a diez comedores populares de La Plata, y esperan conseguir otras 2500 o más para el fin de semana, a través de la empresa CONARPESA. “El recurso pesquero es del Estado, es de todos, sin embargo Argentina tiene un consumo muy bajo de pescado. Con el latiguillo ´a los argentinos no les gusta el pescado´ se suele justificar esta situación, pero basta ver los modelos de autos que estacionan afuera de las pescaderías para entender el verdadero motivo: un costo prohibitivo. Y si el recurso es de todos, ¿por qué permitimos que sea prohibitivo?” reflexiona el Ex Combatiente desde el más lógico sentido común, que suele estar ausente en quienes se benefician de esa situación prohibitiva. “Nuestros compañeros no cayeron defendiendo Las Malvinas, cayeron defendiendo la Soberanía. Y desde esa idea, ¿para qué quiero recuperar las Islas si los acá pibes siguen comiendo solo harinas?”, frase contundente, dicha desde una legitimidad incuestionable, que pone los puntos sobre las íes de los problemas argentinos y traza un horizonte hacia el cual dirigirnos. Los barrios populares de La Plata comiendo los mejores alimentos argentinos... háblenme de soberanía.
PESCADO, UNA VEZ CADA TANTO... LANGOSTINOS NUNCA
Lara Vera tiene 20 años y dice estar nerviosa cuando responde. No es la primera vez que habla con un medio, pero sí la primera que cocina langostinos. Y también la primera vez que va a probarlos. Lara cocina todos los martes y jueves en el comedor que el club Corazones de El Retiro puso en funcionamiento ante la emergencia alimentaria, y que da de comer a entre 200 y 240 personas, que el resto de los días recurren a los otros comedores del barrio. “Mis compañeras y yo dejamos mucho para venir acá, yo por ejemplo muchas veces dejo de estudiar”, cuenta sobre sus estudios para ser maestra jardinera. “Pero cuando terminamos me voy tranquila, satisfecha, siento empatía y es muy lindo ayudar”. Lara duda cuando se le pide que explique qué es para ella la soberanía, al mismo tiempo que la construye todas las semanas en el Corazones. “Estoy muy contenta por la donación, es algo muy caro y muchos y muchas lo vamos a conocer por primera vez” dice, mientras espera que lleguen las primeras familias.
Una de esas que llega es Ana, que tiene 57 años y tuppers para llevarse diez porciones del arroz con langostinos que Lara y sus compañeros cocinaron hace un rato. “Me dijeron que es muy rico, yo nunca comí. En mi casa somos diez, el único que probó es mi marido. No solemos comer pescado, una vez cada tanto”. Ana dice que la cosa está crítica en el barrio, ella no puede salir a trabajar porque es trabajadora doméstica, y los días que no van al Corazones buscan sus raciones en los colegios de los chicos que también reparten alimentos. En su casa aguantan todos los meses con $17000 y “hay veces que no tenés ni una alita para cocinar. La realidad es que estamos pasando hambre, y que nos den una comida así es excepcional. Espero que se repita”.
El Club “Corazones de El Retiro”, vio y ve pasar muchas cosas a lo largo de su historia, que empieza en los albores de los 90: una comparsa, club de fútbol, club del trueque, biblioteca popular y sede educativa; hoy, está abocado a darle una copa de leche a 160 chicos y una comida a más de 200 personas cada martes y jueves. Junto con otros cuatro comedores del barrio organizan la semana para que las familias puedan alimentarse. Néstor Tozonotti, uno de sus referentes, es militante del Frente Carlos Cajade y miembro del CECIM La Plata. También estuvo en Malvinas, y hoy defiende la soberanía del pueblo argentino en la primera línea de combate: la asistencia a los más necesitados, los más golpeados por la pandemia. Y en ese pelea, reclama mayor apoyo al Municipio de Garro, como todos los que la están dando: “Los comedores estamos provistos, pero por fuera de la Municipalidad, ellos mandaron alimentos recién después de 80 días, y muy poco”, afirma para luego sentenciar “los que estamos garantizando la paz social somos los comedores y las ollas populares con el esfuerzo de los compañeros”. En esta idea también coincide Hugo Robert: “es el Municipio el que tendría que conseguir estas cosas para los comedores, no el CECIM”. Frente a un Estado municipal ausente, son las organizaciones las que encabezan hoy la gran gesta de resistir la pandemia en los contextos más postergados. La soberanía la construyen los pueblos.
SIN UNA PESCA ESTRATÉGICA Y SOBERANA NO HAY RECUPERACIÓN DE LAS MALVINAS
La donación de langostinos conseguida por el CECIM se enmarca en una mirada muy clara de los ex combatientes: “cuando nos llamaron del equipo de Alberto Fernández para preguntarnos por las Malvinas, les contestamos que lo que había que desarrollar era la pesca”, recuerda Robert. Según sus planteos, la Argentina tiene un consumo anual per cápita promedio de 5 kg de pescado, cuando el promedio en el mundo es de 18 kg, y hay países que llegan a 60 kg. “Argentina es el único país que desafía la historia de la humanidad y la pesca. El ser humano se metió al mar para pescar y alimentarse, Argentina es uno de los 20 países más pesqueros del mundo, y es el único que pesca para exportar”. Robert afirma que el 90% del recurso pesquero se destina a la exportación, y no solo eso “se descartan 300 mil toneladas de especies que no tienen el mayor valor comercial. Si eso se trajera a puerto podría alimentar a millones de argentinos, y generaría miles de puestos de trabajo”. Su planteo es irrefutable: “el Estado se fue retirando y se convirtió a la pesca en un comoditie en vez de un recurso soberano. Hoy mucho de lo que se pesca ni toca puerto, se congela en buques factoría y se exporta. La pesca es un recurso limitado, y si no lo tomamos otros seguirán viniendo por él”. Apasionado por el tema, conecta la soberanía alimentaria con la recuperación de las islas a partir de la idea de la ocupación del Mar Argentino. Es allí donde el CECIM plantea que está el primer paso a dar: ocupar el mar para reclamarlo.
Para esto, imaginan y sueñan la creación de un Ministerio del Atlántico Sur, que aborde como totalidad los distintos planos de acciones posibles. “No hay que caer en la tentación de armar el Mar Argentino. En 2018 se exportaron 2200 millones de dólares, y estamos hablando de un recurso que pertenece al Estado por Ley. A la Argentina se la conoce en el mundo por tener la mejor proteína animal en un mar no contaminado. Sin una ocupación del Mar Argentino no hay posibilidad de disputarle la soberanía de las Islas a Inglaterra. Entonces, el desarrollo de una pesca estratégica y soberana es en lo que debemos avanzar”. Una voz para escuchar con mucha atención, proyectos que deberían tener una visibilidad mucho mayor a la que tienen.
Langostinos, 9 de Julio, ex combatientes, Malvinas, comedores y ollas populares parecen elementos difíciles de conectar. En un momento crítico de un país con muchas necesidades, la soberanía es la respuesta.