Por primera vez en la historia, este 8M, día de la mujer trabajadora, vamos a protagonizar un paro internacional de mujeres. Estamos impulsando esta jornada con toda fuerza y vamos a salir a las calles por todos nuestros derechos.

El 8 paramos y marchamos a Plaza de Mayo y en todo el país para gritar de nuevo Ni Una Menos. Aunque Macri en el Congreso haya dicho que hay un femicidio cada 37 horas, en realidad en 2016 hubo uno cada 30 horas y en lo que va de este año es peor un femicidio cada 18 horas. Hacen falta casas-refugio, asistencia jurídica y psicológica gratuita y subsidios para las mujeres que sufren violencia. Pero en vez de destinar presupuesto suficiente, el gobierno recortó los fondos para el plan nacional anti-violencia. ¡Basta! ¡Vivas Nos Queremos!

Paramos también por el derecho elemental a decidir libremente sobre nuestros propios cuerpos, incluido el derecho al aborto. Estamos hartas de la doble moral vigente que permite el negocio de las clínicas privadas, pero condena a unas 300 mujeres pobres a morir cada año como consecuencia de abortos sépticos. Y estamos hartas de que el Congreso mire para otro lado, siendo que el proyecto de ley de interrupción del embarazo no deseado ya se ha presentado por sexta vez.

Paramos por la igualdad salarial y de acceso a los cargos para las mujeres. No queremos seguir siendo las más precarizadas, las más desempleadas, las que ganamos en promedio un 27% menos que los varones y las más afectadas por la inflación y la crisis económica. Queremos plena igualdad de condiciones, guarderías en todos los lugares de trabajo y estudio, doble escolaridad para los chicos y ampliación de las licencias laborales por violencia de género.

El 8 de Marzo paramos para reclamar la separación de la Iglesia del Estado y la anulación de los subsidios a la educación religiosa. Respetamos la libertad de cultos, pero rechazamos de plano que se siga bancando con fondos públicos a un determinado credo, que además es enemigo de nuestros derechos. La Iglesia Católica recibe del Estado la enormidad de 26 mil millones de pesos al año para sus curas, obispos, seminaristas y colegios. ¡Basta! ¡Quien quiera un cura que se lo pague!

El 8M decimos también no al sistema capitalista y patriarcal. La desigualdad y la opresión hacia la mujer no nace de los genes masculinos nace de un sistema social injusto, que se beneficia del trabajo doméstico no remunerado de las mujeres, sin el cual no podría funcionar. Queremos una sociedad nueva y distinta, justa e igualitaria, sin explotación ni opresión. Por eso nosotras vamos por un cambio de fondo, junto a los varones, con una perspectiva antipatriarcal, anticapitalista y socialista.