El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao volvió a quedar en el centro de la escena luego de una entrevista donde opinó que los estudios de historia medieval deberían estudiarse en la Universidad y no ser financiados por el Conicet. Para el funcionario, ese tipo de investigaciones no son funcionales a los intereses del país y el historiador Carlos Astarita le respondió que "la opinión es vulgar y trillada; lo insólito es escucharla en boca del ministro de Ciencia".

En tiempos en que se intenta "tecnologizar" al Conicet en desmedro de de las Ciencias Sociales, con limitaciones en el ingreso a Carrera por parte de investigadores recibidos de las diferentes universidades, los dichos del Ministro no cayeron bien en la comunidad educativa.

Astarita, que es integrante del Conicet dedicado a la historia del Medioevo y da clases en las Universidades de Buenos Aires y la Plata, en una nota escrita para Página12 respondió a los dichos de Barañao "del feudalismo se originaron el modo de producción capitalista, el régimen político moderno, la sociedad civil, el sistema parlamentario, las condiciones del racionalismo, las comunas, las luchas sociales (entre ellas las luchas antifeudales), la forma de familia que hoy se encuentra en crisis, la Iglesia, la religiosidad moderna, la discriminación de las minorías confesionales, el préstamo y los bancos, las primeras configuraciones nacionales y el colonialismo. Prácticamente todas las determinaciones cardinales de nuestro mundo derivan de la Edad Media".

Las palabras del ministro Barañao en la Revista Noticias fueron polémicas y dijo que "si quieren investigar en historia medieval que lo hagan, en las universidades. El Conicet no es una agencia de empleo, no puede ser que miles de becarios vean al Conicet como la única alternativa para una carrera estable".

Con altura académica, el historiador remarcó en su respuesta que "Hegel decía que el estudio del pasado se inicia en el presente. Indicaba así la íntima relación entre aquello que, en palabras de los lingüistas, se ha denominado análisis sincrónico y análisis diacrónico. Con esto se pretende decir que estudiar la situación actual argentina (que el ministro avala) presupone estudiar una historia que no se inició en 1810 sino que se remonta a mucho antes, a la conquista española, y más allá a la Edad Media. Ese estudio es indispensable si se pretende acceder a los fundamentos de la cuestión actual y con ellos a un pensamiento crítico que el gobierno ya condenó".