Bonaerenses por el mundo Desde la lluviosa Dublín
Por Mavi Cubillos Álvarez de Punta Alta - BA
Mi nombre es Virginia, Mavi para los amigos, hace un año que decidí dejar mi hogar para cruzar el Océano hacia la encantadora "Isla Esmeralda" como algunos la llaman, o Irlanda.
Llegando a mis 30 decidí que quería vivir algo diferente y pedí una visa de trabajo para venir a Irlanda, específicamente a Dublín, irme de casa con 30ºC y una madre preocupada no fue fácil, tampoco lo fue llegar con -10ºC y lluvias torrenciales, pero finalmente ahí estaba yo, cumpliendo mis 30 en Irlanda en la fábrica de la cerveza Guinness, casi un sueño para una recién llegada.
Irlanda es un país con una cultura muy interesante, creo que todos sabemos algo de Irlanda, aunque sea un poquito. Antes de venir yo relacionaba a Irlanda con San Patricio, pubs tradicionales, Thin Lizzy, U2 y la cerveza. Apenas me mudé acá, aprendí que aunque sea un país muy antiguo (hay construcciones intactas más antiguas que la Gran Pirámide de Giza), a su vez, es un país muy joven, ya que se independizó del Reino Unido en 1922, luego de la guerra por la Independencia, dividiendo la Isla en Irlanda del Norte e Irlanda del sur, aunque no fue hasta 1949 cuando se declaró oficialmente la República de Irlanda.
Mi primera impresión de Irlanda fue... que es demasiado fría y húmeda, que el viento sopla más fuerte que en cualquier otro lugar, y que para los Irlandeses eso no es excusa para no salir o realizar sus actividades diarias. Los Irish (Irlandeses) no van a suspender su partido de fútbol semanal por lluvia y las Irlandesas, divinas, no van a dejar de usar minifalda con stilettos para salir a tomar un trago, solo porque afuera la temperatura es de -5º C, eso no es excusa.
Pero la lluvia trae también esa imagen típica de las calles de Temple Bar. Esta zona de callecitas empedradas, originalmente llamada Temple's Barr, lleva el nombre de Sir William Temple, quien adquirió el terreno a principios del año 1600. El término barr significa banco de arena , en referencia a lo que se veía por esa zona portuaria en aquellos años, pero no en relación a los bares como muchos creen. Hoy en día, esta zona acoge a los bares más famosos de Dublín, incluido el enigmático "Temple Bar".
El irlandés promedio es muy amigable y te va a ayudar en todo lo que pueda, como si fueses su mejor amigo, aunque recién te conozca. Acá la gente confía en los demás, es como un pueblo muy pequeño donde todos se conocen; yo me crié en una ciudad pequeña llamada Punta Alta, y debo reconocer que la vida en Irlanda me recuerda mucho a mi niñez y a los valores con los que me crié.
Algo destacable de su cultura es la utilización de su idioma oficial, el gaélico, esta era su lengua principal antes de que se produjese la conquista inglesa de Irlanda durante la Edad Media. Hoy en día, aunque el inglés también es la lengua oficial, hay radios, canales de TV y colegios dedicados a esta lengua, al igual que las señales de tránsito y demás. Los irlandeses mantienen vivo su idioma, y casi todos los veranos, los chicos del colegio viajan a la costa Oeste, a pueblos donde se habla gaélico, para aprenderlo con más fluidez.
Irlanda es una tierra de historias, no por nada acogió a grandes de la literatura como Oscar Wilde, James Joyce, Samuel Beckett o W. B. Yeats, acá todo tiene una historia, y si no la tiene, siempre hay un Irlandés dispuesto a inventarla en alguna charla en un típico pub, lugar donde la gente local pasa el 50% de su día y casi la totalidad del fin de semana, a diferencia de nuestro mate con amigos, acá lo popular son las rondas de pintas. A la hora de tomar, cerveza y sidra son las bebidas más populares, sin dejar de lado el Irish whisky que, según los locales, es el mejor del mundo.
Los bares cierran muy temprano en comparación con Argentina, a las 00 horas ya hay varios lugares cerrados, algunos se pueden estirar hasta las 2am. Al principio es raro juntarse con los amigos a las 19 horas a tomar algo (y que no sea "la previa"), pero luego el cuerpo se acostumbra, y no está tan mal. El fin de semana, se empieza temprano, al mediodía ya hay gente en el pub mirando deportes o escuchando jam sessions. Las jam sessions son como nuestras "zapadas" improvisadas, que suelen suceder en los bares típicos, y es algo que destaca su cultura. En Irlanda la música es sagrada, ellos aman su música tradicional y la comparten orgullosos con todo el que quiera disfrutarla.
La comida típica de Irlanda es bastante parecida a la nuestra en Argentina, el Irish Stew es muy parecido a nuestro guiso y el shepherd's pie es una versión del clásico pastel de papa, pero con carne de cordero, los "Fish and chips" o filetes de pescado frito con papas fritas, son muy populares, este plato surge en Inglaterra, pero fue traído a Irlanda por un Italiano, cuya intención era llevar la receta del plato del momento a Norteamérica, pero por suerte y desgracia, se bajó antes del barco y arribó a tierras Irlandesas, donde fue un éxito, los fish and chips se venden en locales llamados "Chippers" que casualmente llevan casi siempre nombres italianos como "Aldo's" o "Luigi's".
Por último pero no menos importante, destaco el desayuno Irlandés, imprescindible cada domingo, que consta de salchichas, huevo, panceta, hash browns (cuadraditos de papas fritas) y black o white pudding (lo más cercado a una morcilla en su versión negra o blanca); es bastante común acompañar el desayuno con una rica pinta de Guinness, yo personalmente lo acompaño con café.
Irlanda es un país que tiene mucho para ofrecer, montañas, playas, ríos, infinidad de castillos, historias de celtas y vikingos, gente amable, mucho verde, y sobre todo, buena onda o como dicen los locales, el "good craic", que se refiere a algo divertido o a pasar un buen momento, como todos los buenos momentos que estoy pasando al vivir acá. Ojalá esta isla nunca deje de sorprenderme.