A finales del 2012 en condición de turista y con alma viajera, por primera vez visitaba Holanda, en ese momento mi información era básica y escasa, solo conocía los emblemas que identificaban el país. Como los molinos, sus famosos canales, sus tulipanes y zuecos de madera, entre otras cosas.

Pensaba que Holanda era solo Ámsterdam... Pero, gratamente descubrí que es mucho más. Hoy mi mirada es más amplia sobre el país, que en general  me sigue sorprendiendo cada día. Sus ciudades impactan por su contraste entre la preservación de su patrimonio cultural y la modernidad; sus pueblos de ensueño, sus playas, sus flores, su historia y cultura encantan a cualquier visitante.

Elijo comentarles de su gente que poco se ahonda o menos información se encuentra ya que se necesita estar entre ellos, compartir hábitos y costumbres para conocerlos. También, la personalidad de los holandeses encuentra contrastes son conservadores o muy abiertos y modernos, desestructurados o sofisticados. Un holandés no te invitara rápidamente a tomar un café o drink en su casa, pero si te lloverán invitaciones para tomar una cerveza en alguno de los tantos bares de la ciudad, lugar donde les encanta vincularse.

En Holanda, en general lo más difícil para un extranjero es adaptarse al clima, ya que ya es modalidad que llueva un poco todos los días y por causa del viento ya muchos holandeses dejaron de usar paraguas, lo cuál para ellos no es motivo de postergar ni deportes al aire libre ni claudicar paseos.

En Ámsterdam como en toda Holanda, las personas se movilizan en bicicletas, es su medio de transporte diario, les encanta tunearlas, colocarles accesorios  y flores, son muy accesibles. Las bicicletas poseen absoluta prioridad en el tránsito, y los altos impuestos a los autos ayudan a que esta modalidad crezca, de hecho hay más bicicletas que habitantes, porque en general suelen tener dos cada persona.

Esta ciudad cautiva en su arquitectura, sus casas flotantes  y sus típicas casas de fachadas angostas de muchas ventanas con empinadas y larguísimas escaleras internas que contrastan con las construcciones de avance moderno.

Ámsterdam es un lugar de diversidades y libertades. Es reconocida por su barrio rojo (Rosse Buurt) que está ubicado en el centro de la ciudad, dónde la prostitución se reconoce como trabajo legal e independiente en el cual tienen derechos y obligaciones, pagan impuestos y tienen derecho a una jubilación. La mayoría de las mujeres son de toda Europa, los lugares que trabajan son pequeños pero muy caros su alquiler. En la zona está prohibido filmarlas o sacarles fotos, que generalmente se exhiben en vidrieras; además se les otorga el derecho de destruir o tirar al canal la cámara de la persona, si observan que son fotografiadas o filmadas.

Otro atractivo turístico de Ámsterdam son los coffee shop donde las drogas blandas son legales. No se toma ni café ni se fuma cigarrillos de tabaco, pero se encuentra un menú de lo más variado, en su mayoría marihuana en distintos sabores de frutas y quesos con infinidades de opciones. La venta es prohibida a menores de 18 años. No se vende a personas que estén alcoholizadas y solo se venden los 5 gramos reglamentados por persona y las sugerencias necesarias de sus contraindicaciones. Los consumidores más activos en estos casos son turistas.

Ámsterdam es una capital sofisticada, cosmopolita y de libertades que inspira admirarla cada día más.