Cortar el hilo por lo más delgado
El gobierno trata todo el tiempo de resignificar el debate planteando la existencia de un enemigo interno violento que se niega a los cambios. De esta manera se evita tener que discutir lo incómodo del ajuste
El gobierno tiene la teoría de que hay un exceso de consumo, motivo por el cual tiene propuesto reducir el costo laboral y la presión impositiva. La tesis principal del gobierno es que para reacomodar la economía argentina y hacerla competitiva con el resto de los países de la región, lo que debe hacer es reducir el costo del salario, reducir la presión impositiva, aumentar la rentabilidad empresarial; y en todo caso, el ajuste sobre las jubilaciones es una consecuencia indirecta de esta decisión. La tesis central es que a partir de que se generen mejores condiciones de rentabilidad empresaria vendrían supuestamente las inversiones, cuestión que hasta acá no se corroboró, ni con la rebaja de las retenciones al campo y a las minerías, ni con la rebaja a bienes personales, ni con la rebaja a ganancias.
Esta reforma previsional le significa al gobierno un ahorro de casi 90 mil millones de pesos y las intenciones políticas del gobierno son básicamente tres: la primera es tratar de reducir el gasto para equilibrar el déficit, la segunda compensar con lo que se le enviará al fondo del conurbano bonaerense de 40 mil millones de pesos en el año 2018 y 60 mil en el 2019, más la compensación de ingresos brutos a las provincias a partir del pacto fiscal y en tercer lugar, como forma de mandarle un mensaje a los mercados, demostrando que de esta manera el gobierno tiene predisposición política de ajustar para garantizar los pagos de la deuda externa.
De todos modos, es muy difícil explicarle a la sociedad que para garantizar mayores fondos de inversión o para garantizar el equilibrio fiscal y de esta manera enviar al mercado señales de confianza, lo que hay que hacer es cortar el hilo por lo más delgado. El gobierno trata todo el tiempo de resignificar el debate planteando la existencia de un enemigo interno violento que se niega a los cambios, de esta manera se evita tener que discutir lo incómodo del ajuste y fundamentalmente, lo poco popular que significa reconocer que para llevar adelante un programa económico se necesita hacer un ajuste sobre la seguridad social. Entonces, resulta mucho más conveniente, a los efectos de construir consenso, trabajar sobre la teoría de que hay un enemigo interno sobre las reformas que el gobierno propone; así, desde la victimización puede desorientar el foco de interés.
Sin lugar a dudas, habrá una segunda y una tercera ola de reformas; de hecho, el jefe de gabinete ya anunció que estamos ante un proceso de reforma permanente. Está claro, por ejemplo, que la reforma laboral no fue todo lo profunda que le hubiese gustado al gobierno y está claro que la reforma tributaria tampoco y muy probablemente la reforma previsional tampoco llegue a cubrir las expectativas del gobierno, desde el punto de vista que han insistido con el argumento de que es insustentable incluso con esta reducción de los haberes jubilatorios.
Desde mi perspectiva, lo que el gobierno va a hacer es tratar de marcar una tendencia, generar una suerte de cambio de clima político, mostrarse preocupado con el equilibrio de las cuentas públicas, lograr construir consenso alrededor de la teoría de que el sistema así como está planteado es insustentable y probablemente después de los primeros logros en el marco político del parlamento, tratará de bajar un poco más la inflación para generar condiciones para continuar de esta manera esta profundización obteniendo de alguna manera la menor resistencia popular posible.