La Argentina es uno de los países históricamente más ricos de la región, sin embargo sufre una detención crónica en su progreso.

Monopolios y favores

El desarrollo de un país está determinado por el acceso a la educación, la salud, la tecnología y la infraestructura, que impulsan el capital humano. Habiendo sido uno de los países más ricos del mundo, Argentina no tiene una historia de pobreza sino de relativa afluencia.

En su libro Por qué fracasan los países, James Robinson afirma que la pobreza no proviene de la pobreza, sino de instituciones cuyas reglas de incentivos y oportunidades no permiten prosperar . Y es que algunas instituciones económicas crean prosperidad y otras generan pobreza.

Las instituciones extractivas se caracterizan por ser clientelares, bloquean los incentivos y la innovación de la sociedad a través de monopolios y favores políticos. Son las que conviven entre élites conformando un capitalismo de amigos aumentan los niveles de corrupción, disminuyendo las posibilidades de progreso de la población y, por lo tanto, del país.

Extractivas por inclusivas

Daron Acemoglu, co-autor del libro, afirma que las naciones fracasan cuando concentran el poder en pocas manos . Casos como el súbito enriquecimiento del clan Baez o de la increíble prosperidad de Electroingeniería son ejemplos elocuentes de este fenómeno. El Papa Francisco afirma que La riqueza y el poder, si se experimentan como un privilegio, se convierten en instrumento de corrupción y muerte .

La razón por la cual hay muchos países que tienen instituciones económicas extractivas no es que comulguen con el comunismo o lo hagan con el capitalismo, sino que padecen dictaduras populistas en las que toda una nación está dirigida por un pequeño grupo que organiza la sociedad en beneficio propio, a expensas del ciudadano. En otras palabras, si hay altos niveles de corrupción no funcionan ni las teorías de Marx ni las de Milton Friedman, ni ninguna otra fórmula intermedia.

El desarrollo requiere instituciones inclusivas que promuevan la formación de capital humano, innovación e infraestructura, y reglas de juego claras y estables para todos bajo una Justicia independiente.

Las instituciones económicas inclusivas son fundamentales para generar prosperidad y requieren de una amplia distribución del poder político, y de un Estado central efectivo. Nuestro país ha carecido de ambos componentes en los últimos setenta años, con un agravamiento profundo en la última década.

Para crecer, Argentina necesita fomentar el surgimiento de nuevas empresas y nuevos procesos productivos que generen incentivos y oportunidades en base a capacidades y formación, y no a contactos con el poder. Sin ello no será posible generar fuentes de trabajo dignas, educación, vivienda y salud de calidad al alcance de todos y en forma sostenible.

La síntesis de este planteo se puede expresar en dos términos

Instituciones económicas extractivas = Pobreza

Instituciones económicas inclusivas= Prosperidad

Lo que inclina la balanza hacia uno u otro lado es el sistema político y jurídico. En la segunda parte de esta nota propondremos acciones concretas para generar instituciones inclusivas en la Argentina.