Es abrumador el cúmulo de información, de notas, artículos e editoriales mediáticas, que han puesto al elector común en una apatía manifiesta. Escribir y comentar sobre el próximo proceso electoral, las PASO del próximo domingo 11 de agosto, sería caer en más palabras y conceptos agobiantes para los lectores. Toda reflexión deberá basarse en el día después, en el lunes 12, con los resultados definitivos de la contienda cívica-electoral, dónde ya las encuestas mercenarias al servicio de los políticos en campaña, le permitan al ciudadano común, al profesional de la comunicación, al trabajador, a los dirigentes con responsabilidades sociales, enfrentar el próximo paso sufragante con la realidad frente a sus ojos.

Habrá ganadores y perdedores, pero todos, absolutamente todos se declararán ganadores. Habrá victorias legítimas y victorias pírricas, entre las que se deberán separar con cautela para encontrar el camino que le permita a los argentinos encausar la restauración de la identidad pérdida. Un triunfo electoral del oficialismo sectario y destructor, nos llevará indefectiblemente a la disolución definitiva de la argentinidad. Un triunfo del actual gobierno acelerará la desigualdad social, agrandará la brecha entre los muchos pobres y los pocos y grandes ricos, no permitirá tampoco entrar al nuevo paradigma que generalmente nos conduce un fin de ciclo. Los ciclos políticos y económicos, han entrado en una etapa terminal de nuestra historia.

Por el contrario, un triunfo primario de la oposición reunificada, tal cual marcan las tendencias actuales, permitirán al ciudadano auscultar las serías posibilidades del reinicio de los nuevos ciclos y que los lleven a la reconstrucción de lo destruido. Una victoria electoral opositora, dará lugar al análisis de los resultados y volcarlos con inteligencia y prudencia, a la consolidación de un octubre sin segunda vuelta electoral. La batalla final de la colisión cultural, generará el futuro de aquello que habrá de perdurar en el tiempo.

El día después, es el verdadero eje de la reflexión, es la etapa que permitirá separar la paja del trigo, de develar al ganador genuino y rechazar los vítores que darán los perdedores en una actitud culposa y negacionista. El día después, comienza antes, comienza hoy, sepamos aprovecharlo. Nos va en la reflexión y en su posterior accionar, el futuro de todas, de todos y de todes.

*Ciudadano ilustre de la ciudad de La Plata