Días atrás, el diputado nacional y autoridad del PJ José Luís Gioja realizó declaraciones rechazando el envío de 25 mil millones de pesos de la Nación a la provincia de Buenos Aires en carácter de reparación por el desactualizado Fondo del Conurbano. Con cierta ironía, el ex gobernador de San Juan sostenía que el presidente Macri se había llevado federalismo a marzo por entender -en forma simplista- que se perjudicaba al interior en beneficio de Buenos Aires.

La cosa es un poco más compleja para nosotros los bonaerenses, y para usar esta misma figura escolar del diputado y recordando el estado calamitoso en el que María Eugenia Vidal encontró la Provincia, deberíamos reprobar a Gioja y a todos sus compañeros de partido que gobernaron la Nación esta ultima década y a Buenos Aires por casi 30 años, y hacerlos volver a salita roja del jardín de infantes, ya que de mínima, demostraron en la mayoría de los casos no estar preparados para conducir los destinos del principal distrito del país.

Por otro lado, y sin ánimo de generalizar, para varios de ellos las salitas deberían tener barrotes no sólo gobernaron mal, sino que desviaron a Dragones y paraísos fiscales fondos saqueados al Estado.

La gobernadora Vidal y el vicegobernador Daniel Salvador asumieron la tarea de gestionar una provincia con 16 millones de habitantes -el 40 % del total de los argentinos- desactivando a su paso bombas a punto de estallar. Sin fondos para hacer frente a las paritarias y al pago de proveedores, con mafias enquistadas en sectores de la policía y el servicio penitenciario, con hospitales en estado de demolición, con una red de rutas y caminos rurales destruida. Pero lo que es peor aún, con los mayores niveles de pobreza del país.

Aun así, el balance del primer año es muy positivo, entendiendo que tanto en el orden nacional como provincial las gestiones de Cambiemos no cuentan con mayorías legislativas. Muestra de ello es que hoy la Gobernadora puede exhibir el pago en tiempo y forma a los docentes y demás miembros de la administración, dando comienzo en tiempo, como hace mucho no ocurría, a las clases. Se puso en marcha el Boleto Estudiantil, una conquista muy sentida. Se puso en marcha un plan de obra pública que empezara a verse más nítidamente en este año. Se dio inicio a una profunda reforma de la Policía y del servicio penitenciario combatiendo frontalmente a minorías mafiosas dentro de las fuerzas.

Respecto de los desafíos para este año es destacable el énfasis que pone nuestra Gobernadora, y que nosotros como diputados de esta provincia debemos acompañar, en procura de los fondos que permitan dar sostenibilidad a la tarea reparadora de nuestra castigada provincia en materia de Educación, Salud, saneamiento ambiental, producción, rutas, puertos y los temas urgentes ligados a la pobreza.

El federalismo está en deuda con nuestra provincia y la salida no es con populismo ni con actitudes feudales, sino con el compromiso democrático de discutir acuerdos razonables donde Nación y todas las provincias trabajen en pos del bien común.

La provincia tiene el desafío de atraer inversiones, porque eso significa más producción, más capacidad económica, y por lo tanto, más trabajo. Buenos Aires es un territorio que tiene extraordinarias tierras, buen clima, universidades, tecnología, profesionales. Es decir, tiene todo para crecer. Sólo hacen falta gobernantes con honestidad y vocación de trabajo que encaucen todas esas riquezas hacia el crecimiento sostenido y del desarrollo.